viernes, 4 de diciembre de 2009

Ricardo Moreno Castillo


Es el autor del ‘Panfleto antipedagógico’. Confieso que no lo he leído, aunque me llegan intensos rumores de que es muy famoso.

Este catedrático de matemáticas se ha puesto como uno de sus objetivos situar en la picota a las autoridades educativas de este país.

Sí he leído su segunda obra: ‘De la buena y la mala educación’. Algunas de sus declaraciones, pero solamente algunas, coinciden con la obra de un sociólogo americano, Charles Murray, sobre educación (‘Real Education’). Por ejemplo:

Nuestro sistema educativo no educa, es un sistema perverso porque ejerce la violencia y la tolera, La ejerce sobre los que quieren estudiar y no pueden por culpa de quienes boicotean la clase. La ejerce sobre los que quisieran aprender un oficio para llegar a la edad laboral profesionalmente cualificados y están encerrados en un aula escuchando cosas que ni entienden ni les interesan (…) si no aprenden, la culpa es del sistema, que no los motiva. Si son zafios y maleducados, es que están inadaptados. Si no estudian, algo les pasa, porque ya se sabe que los chicos nacen con una inclinación natural hacia el trabajo, y a la vagancia se la conoce a menudo como dificultades de aprendizaje”.

El autor propone la creación de una nueva ley de educación que considere los siguientes puntos:

1.- Proteger a los que quieren estudiar.

2.- Dejar que los chavales elijan si desean estudiar o formarse profesionalmente.

3.- Valorar el saber y la excelencia.

4.- Castigar las faltas de disciplina y darle al profesor la autoridad que necesita para hacer su trabajo.

Sin embargo, Moreno se equivoca gravemente en algunas de sus argumentaciones. Recogiendo su propia declaración sobre la necesidad de poder expresarse libremente en estas cuestiones de la educación, voy a hacer uso de esa libertad para, por ejemplo, corregir su tratamiento del problema de la diversidad en el aula.

Escribe que “las diferencias entre dos seres humanos, por muchas que sean, son menos que las semejanzas, y, lo que es más importante, las primeras son accidentales y las segundas esenciales”.

Llega al extremo de declarar que “si una práctica educativa es buena, es buena siempre y para cualquier alumno”.

Esta clase de afirmaciones carecen de base científica, pero, además, el autor se contradice a sí mismo. Antes enumeró una serie de puntos necesarios en una nueva ley educativa que, indiscutiblemente, llevan el sello de la relevancia del hecho de la variabilidad que separa a los alumnos que se sientan en el aula. Pero ahora se olvida. Enigma.

Como demuestra Murray en ‘Real Education’, la mitad de la población escolar no está capacitada para, según palabras del propio Moreno “obtener buenas notas a poco empeño que ponga”. Las disparidades en la capacidad de aprender no son accidentales, sino esenciales. Moreno debería documentarse sobre el fenómeno de la variabilidad de la conducta humana y confiar un poco menos en su sentido común. No siempre da en el clavo.

También se equivoca Moreno cuando habla, despectivamente, del grupo de iguales de los chavales (a los que califica de tribu). Escribe: “hay un dicho muy repetido, en mi opinión rigurosamente falso, que afirma que al niño lo educa toda la tribu. Es falso porque nuestra sociedad es familiar, no tribal, y al niño han de educarlo en primer lugar los padres, en segundo los profesores, y si unos y otros tienen escrúpulos en ejercer la autoridad, entonces es cuando el niño busca, inevitablemente, el apoyo de la tribu”.

Convendría que Moreno leyera las excelentes (y documentadas) obras de Judith Harris: ‘The nurture assumption’ y ‘No Two Alike’. En ambas se demuestra la extraordinaria relevancia de lo que Moreno califica de tribu. Su opinión es muy respetable, pero el diseño educativo no debería descansar en opiniones, sino en hecho verificados por el método más poderoso del que disponemos los humanos para conocer la naturaleza, incluyendo la naturaleza humana, es decir, el método científico.

En la misma línea de contradecirse a sí mismo, escribe: “la diversidad de las sabidurías y de las inteligencias es siempre pudorosamente silenciada”. ¿En qué quedamos? ¿Hay o no hay diversidad? ¿Es o no es relevante para comprender lo que sucede y puede llegar a ocurrir en el aula?

Concuerdo, sin embargo, con la siguiente declaración: “si mis alumnos no son algo menos ignorantes en matemáticas al terminar el curso que al comenzar, la única posible salida honrada sería la de pedir la excedencia como profesor y poner un puesto de chufas”.

En resumen, expresarse libremente es algo magnífico, una práctica a estimular sin reservas. Pero en materias relevantes para la sociedad, como es el caso de la educación, expresarse sirviéndose de conocimientos contrastados y no solo del sentido común y la experiencia personal, es realmente deseable (y necesario, a mi juicio).

2 comentarios:

  1. de verdad crees que el metodo cientifico es tan infalible?, no se ve distorsionado por el observador que a la postre es el accionador del experimento? el metodo cientifico se contradice en si mismo.
    desde luego tampoco yo estoy deacuerdo con este señor, de hecho yo menos que tu, mi duda es de mayor sentido comun y de mayor fundamento cientifico:
    desde cuando existen sistemas de enseñanza como los que conocemos ( granjas de niños seleccionados por edades, capacidades, intereses en materias o por actitudes-sic profesionales o que?-), ¿cuanto han influido en el desarrollo del "desarrollo del conocimiento" humano? flipaos apoltronados en vuestras butacas, irreverentes con vuestros propios conocimientos, corporativistas.
    abrid las puñeteras granjas y permitid que vuelvan las tribus, vosotros que vivis de este nefasto sistema de granjas de hormigas conocereis el dia del zangano, sereis innecesarios, no os conocera vuestra familia, porque habra sido educada por alguien mas alla de vosotros mismos.
    de nuevo prefiero ser avispa y morir en mi clan, en mi familia en mi tribu en el anonimato de una gran, viva y prolifica selva que en un oscuro, monotono, explotador ( in/out) hormiguero. ave pacha mama.

    ResponderEliminar
  2. El método científico no es infalible, pero es el mejor que tenemos para conocer la naturaleza, incluyendo la 'naturaleza humana'. Cuando se invente otro mejor, no tendré ningún problema en usarlo. Por ahora, nos ha rendido unos dividendos excelentes. El que Moreno pueda estar equivocado es algo que se puede demostrar, como puede mostrarse cuáles son los métodos pedagógicos más eficientes para estudiantes que son todo menos clones. Salu2, R

    ResponderEliminar