lunes, 28 de diciembre de 2009

La historia humana está escrita en nuestros genes (I)


Steve Olson es el autor de la obra titulada ‘Mapping Human History’. Este periodista norteamericano ha trabajado para la ‘National Academy of Sciences’ y para el ‘Institute of Genomic Research’. También ha sido asesor de la Casa Blanca.

Olson se basa en el conocimiento que proviene del ADN mitocondrial para reconstruir el movimiento de la humanidad por el planeta Tierra, es decir, para hablar de nuestra historia. Todas las secuencias de ADN mitocondrial que existen actualmente en el mundo provienen del ADN mitocondrial de una única mujer (ese ADN se transmite exclusivamente por la madre). En esencia, los datos disponibles indican que todos los habitantes de la Tierra, en la actualidad, provienen de esa mujer, quien, por cierto, nació en la región este del continente africano. La ciencia concuerda con la Biblia, para desgracia de Dawkins: todos somos hermanos.

A partir de esta evidencia, Olson subraya la unidad del hombre moderno, aunque reconoce que “los seres humanos constituyen una de las especies de mamífero más variada físicamente que se puede encontrar sobre la superficie terrestre (…) la biomedicina se ha dado cuenta de que debe aprender sobre las diferencias genéticas que separan a los individuos si quiere comprender por qué algunas personas caen enfermas y otras no. Estas diferencias genéticas son una consecuencia de la historia humana –de los emparejamientos de ciertos hombres con determinadas mujeres durante miles de años. Estudiando estas diferencias, los científicos están reconstruyendo la historia de nuestra especie”.

Hace 100.000 años los humanos subieron al valle del Nilo y cruzaron la península del Sinaí para ubicarse en Oriente próximo. Hace 60.000 años colonizaron India y el sur de Asia, logrando pasar a Australia (Dios sabe cómo). Hace 40.000 años, el hombre moderno se desplazó al norte de África, cruzando a Europa; desde el sur de Asia pasó hacia el este de Asia. Hace 10.000 años, cruzaron hacia Alaska por Siberia, dispersándose por el continente americano.

A la unidad como especie del hombre moderno ha contribuido la tendencia, casi compulsiva, a que los miembros de determinados grupos se apareasen con miembros de otros grupos humanos. Esa fusión permanente del material genético ha fomentado que las líneas divisorias, que separan a unos grupos humanos de otros, se diluyan.

Cualquier humano moderno posee exactamente el mismo conjunto de genes. Pero muchos de esos genes presentan versiones ligeramente diferentes. Estas diferencias en las secuencias de ADN de nuestros genes son las responsables de nuestro carácter único. Constituyen el fundamento biológico sobre el que construimos nuestras vidas.

Olson señala que las diferencias genéticas separan a los individuos, no a los grupos humanos: “¿Por qué no somos todas las personas que pueblan la Tierra tan similares como los gemelos idénticos? Considero que esta es la pregunta más importante de la biología humana. Se relaciona con el origen del distinto aspecto de los grupos humanos, con el por qué ocurren los trastornos genéticos, y con cuál es el papel de los genes en lo que somos”.

Otro de los conceptos clave en la obra de Olson es el de haplotipo o haplogrupo. Estos haplotipos equivalen a pedigrís que los genetistas usan para saber quién está relacionado con quién. Cada acto de procreación produce mutaciones únicas en el ADN del cromosoma. Las secuencias de nucleótidos del ADN del cromosoma de un niño suele diferir en aprox. cien lugares de las secuencias del padre y de la madre. Eso hace que cada niño sea único. Cada generación añade nuevas mutaciones al ADN que hereda y el resultado es una elaborada genealogía. Las mutaciones ocurren únicamente en los individuos. Una determinada mutación no puede aparecer en un grupo humano simultáneamente. Las mutaciones de los humanos de hoy en día revelan dónde vivieron nuestros antepasados, con quiénes se emparejaron, y cómo se relacionan los individuos y los grupos. Las mutaciones son las palabras con las que se escribe nuestra historia genética.

(continuará…)

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