miércoles, 25 de marzo de 2009

Respuesta a la Pregunta 13

¿Se puede pegar a un niño?



-. Manolito, deja tranquilo al señor.
No lo duden, ese señor soy yo.
El tal Manolito me escudriña con su mirada desde una distancia prudencial. Comienzo a asustarme.
La mamá continúa leyendo el ‘Hola’ como si tal cosa.
Manolito se aproxima situando su excavadora CARTERPILAR sobre mi zapato. Oigo un ruido extraño que, según parece, brota de los pulmones de Manolito.
-. ¿Quieres venir, Manolito? –pregunta la progenitora del aludido sin levantar la vista de la revista.
Noto la presión de las ruedas de la CARTERPILAR en mi muslo. Evito mirar a Manolito, pero busco desesperadamente la mirada de su madre.
El que comienzo a calificar de diabólico juguete sigue haciéndose con mi anatomía, alcanzando rápidamente mis partes pudendas. No me atrevo a abrir la boca. El registro de onomatopeyas, por parte de Manolito, aumenta. La presión también.
La madre ya no está leyendo, sino que habla con la enfermera de recepción, lo que hace que Manolito, que está al quite, se envalentone descaradamente, cebándose conmigo.
La excavadora trepana mi cuello.
-. ¡¡¡¡Señora!!! Grito a voz en cuello con el que todavía no está masacrado por la CARTERPILAR.
Viene rápidamente hacia mí.
-. No grite así que mi Manolito es muy sensible.
Me demudo. Juro no volver al dentista sin una armadura medieval, por si acaso.

Niños como Manolito son el resultado de años y años en los que el principal ‘mantra’ educativo fue evitar ponerle la mano encima a tu retoño, pasara lo que pasase. Después de una larga historia en la que los progenitores se servían indiscriminadamente del castigo físico para educar a sus hijos, llegó la moda en la que lo suyo era razonar con ellos, con el ánimo de hacerles entender lo que está bien y lo que no está tan bien. ¿Razonar con Manolito? Pues si, eso decían algunos educadores de moda.

No cabe duda de que esa historia está plagada de barbaridades. El uso del castigo físico porque si es tanto una auténtica estupidez como el refugio del padre que no sabe qué hacer. Usar el castigo físico como método exclusivo para educar a un niño es inadmisible. De eso no hay duda.

Sin embargo, conviene considerar que (a) el castigo físico y un azote a tiempo son dos conceptos bastante diferentes y (b) el azote a tiempo puede ser necesario para determinados niños en ciertas circunstancias. Es decir, olvídese de las reglas. No existen. Todo depende de cómo sea su niño, así que aprenda a conocerle.

Si tuviera que usarse algún criterio para responder a esta pregunta, algo claramente deseable si deseamos ser pragmáticos, estaría basado en que el azote a tiempo debe aplicarse, cuando es pertinente, antes de que el niño alcance su adolescencia. Llegado ese momento, jamás debería usarse el azote o cualquier método disciplinar equivalente. Pero hasta ese momento la disciplina basada en la posibilidad, que el niño conozca, de recibir un azote (cuando otros métodos no funcionan) puede ser especialmente indicado.

Hay niños que se educan casi por sí mismos. Basta una mirada del padre o de la madre para que sepa que eso que está a punto de hacer no está bien. Y reacciona en consecuencia. Hay otros niños que, en cambio, interpretan esa mirada como un reto a la autoridad. Si, así es, hay niños que son más rebeldes, y que únicamente reaccionarán ante un eventual azote.

No hay, en principio, nada que diga que está contraindicado usar el azote, como un método de castigar las conductas inapropiadas del niño. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. En el caso de la disciplina, de la socialización del niño, ocasionalmente un azote ejerce las funciones de la imagen.

Como declaró un psicólogo al que admiro (Hans J. Eysenck) los humanos nos socializamos, aprendemos a vivir en colectividad, por miedo al castigo. Dejamos de hacer conductas que deseamos hacer porque tenemos miedo de un probable castigo. En los adultos puede valer imaginar el castigo, pero, en el caso de los niños, la inmediatez de ese castigo es fundamental. Una conducta inapropiada debe ir acompañada de un castigo inmediato. Y si, ese castigo puede ser un azote en el culo.

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