domingo, 19 de octubre de 2008

PODEMOS: MEJORAR ES POSIBLE

LA SITUACIÓN ACTUAL

En la actualidad, al menos tres de cada diez estudiantes no pueden con la ESO y entre los supervivientes aumenta el número de quienes abandonan el Bachillerato o la FP. Entre tres y cuatro de cada diez ciudadanos de entre 25 y 34 años de edad no posee el titulo ni de Bachillerato ni de FP, mientras que son siete de cada diez ciudadanos de entre 55 y 64 años de edad quienes no alcanzan ese nivel educativo. Las generaciones españolas más jóvenes están mejor educadas, pero el abandono escolar en la zona euro se sitúa entre uno y dos de cada diez estudiantes. España duplica las cifras de fracaso escolar presentes en la UE. Las acciones emprendidas para mejorar han funcionado en otros países, pero no en España. En Italia han pasado de un 30% de fracaso escolar en 1997 al 19,3% actual, mientras que en Grecia han pasado del 19,9% al 14,7% en ese mismo lapso de tiempo.

De las 75 universidades españolas ninguna está entre las 100 mejores del mundo y sólo la UB (Universidad de Barcelona) está entre las 100 primeras de la zona euro. España no es conocida en el mundo por sus aportaciones sistemáticas a la ciencia, aunque en los últimos años se ha logrado aumentar la producción científica situando el país en el puesto décimo de los rankings mundiales.

Capítulo aparte merece nuestro déficit en la producción de patentes, especialmente las vinculadas a la penetración en los mercados internacionales. Se ha ignorado sistemáticamente la necesaria vinculación entre la investigación básica desarrollada en los laboratorios de los centros superiores y los mercados. El flamante Ministerio de Ciencia e Innovación proyecta unir universidades, centros de investigación y empresas para crear un nuevo modelo económico. Una excelente noticia.

Hace una década un titulado en ingeniería, arquitectura o medicina salía al mercado con empleo asegurado. Ahora, el acceso a la Universidad es más universal. El 39% de los jóvenes de entre 25 y 34 años es titulado universitario. Más que en la media de la UE (30%) y de la OCDE (33%). Según el informe
Education at a Glance 2008, durante los últimos siete años se ha reducido en España la diferencia salarial del 73% al 47% entre quienes tienen un graduado escolar y un título universitario. El aumento de titulados se encuentra detrás de este llamativo hecho: el mercado tiene donde elegir y ajusta los salarios, naturalmente a la baja. Para empeorar las cosas, la oferta de titulaciones no se ajusta a las necesidades del mercado, incapaz de absorber a licenciados en áreas tecnológicas, sanitarias e informáticas, debido a que no se han potenciado esos sectores.

¿QUÉ SE PUEDE HACER?

A los científicos nos chirría la idea de implicarnos en las políticas sociales, mientras que a los políticos les tiembla el pulso debido a las presiones ejercidas, esencialmente, por los desinformados e irresponsables medios de comunicación y por determinados colectivos sociales que parecen regodearse en la idea de que España siga enfangada en su actual situación. Pero algo hay que hacer.

Nuestra situación requiere emprender acciones contundentes y los siguientes puntos pueden tomarse como actuaciones específicas encaminadas a mejorar las cosas:

1. En el periodo de enseñanza básica, hasta la ESO, debe terminarse con el carácter funcionarial del profesorado. Es crucial que ese profesorado deba comportarse como cualquier otro trabajador asalariado: si no cumple con lo que se le pide, debe ser apartado de la profesión. Los centros educativos deben poder elegir a sus profesionales, igual que una empresa puede hacerlo. Y deben poder elegir los salarios de sus trabajadores según su rendimiento. En nuestros centros educativos hay profesionales excelentes preocupados porque sus estudiantes aprendan lo que deben, y es eso lo que habría que reforzar. Pero también los hay que se amparan en el carácter del puesto que ocupan para limitarse a hacer acto de presencia en las aulas (y a veces ni eso) y eso debería castigarse. Esta situación debe terminar cuanto antes, implantándose una política de rendición de cuentas a la mayor brevedad. A mi juicio, el exceso de fracaso escolar en España, con respecto a lo que está sucediendo en el resto de la UE, no se debe a que los estudiantes sean incompetentes, sino a quienes deben transmitirles los conocimientos y habilidades necesarios para lograr los resultados deseados.

2. En la educación básica, hasta la ESO, debería implantarse una asertiva y decidida política de captación del talento. Igual que sucede en el ámbito deportivo, en el intelectual también debería premiarse ese talento. La estadística de los grandes números nos dice que uno de cada diez estudiantes posee, de modo natural, un talento excepcional para el aprendizaje y el desarrollo de habilidades de alto nivel. La población escolar en España es de algo más de 8 millones, por lo habría más de medio millón de estudiantes de extraordinario talento. Les encontraremos en todos los niveles del espectro socioeconómico, y tanto entre quienes han nacido en este país como entre los inmigrantes. Mi sugerencia consiste en habilitar un sistema de captación de ese talento que sea ciego a dónde se encuentre. El caso es encontrarlo, ignorando cualquier clase de privilegio por la cuna o la ventaja social del tipo de que sea. El estado debería preocuparse de garantizar las mejores oportunidades para esos chavales con talento y compensar las desventajas sociales que pudieran tener sus familias. A su debido tiempo, serán ellos quienes promoverán el desarrollo científico, tecnológico y económico del país, y, por tanto, contribuirán al bienestar de todos los demás, devolviendo, con creces, la inversión estatal.

3. En la Universidad debería imperar el libre mercado. Recientemente conocíamos que el gobierno vasco ha fichado a 50 científicos de 20 países para investigar en Euskadi. Estos científicos disfrutarán, en su mayor parte, de un contrato indefinido, pero deberán superar un control de calidad cada tres años. Los lugares de origen de esos científicos son, entre otros, Alemania, Estados Unidos, Rusia, Argentina, Ucrania, Italia o China. El gobierno de Euskadi es un modelo a seguir para el resto del país. Igual que debería ocurrir con el resto de los ciclos educativos, también en la Universidad debería anularse la figura del funcionario. Debería existir una libre circulación de profesores e investigadores, y los salarios deberían estar asociados al prestigio (mundial) que el profesor y el investigador llevasen al correspondiente centro. Lejos de la uniformidad a la que aboca el plan de Bolonia, los centros universitarios deberían buscar y encontrar sus particulares señas de identidad, tratando de captar a los mejores estudiantes para que sean formados por los mejores profesores e investigadores.

Ninguna de estas propuestas marco conlleva que debamos olvidarnos de seguir mejorando la educación para todos. En absoluto. Pero pone encima de la mesa, decididamente, el hecho natural de que el talento no está igualmente distribuido en la población. Y no solo eso, sino que invita a tomar cartas en el asunto. Si realmente deseamos mejorar nuestra situación y nuestra presencia en el mercado internacional, se han de dar los pasos necesarios. Ciertos grupos presionarán y harán declaraciones rimbombantes sobre el carácter elitista de este tipo de medidas. Pero estarán argumentando equivocada y destructivamente. Prestar atención y apoyar el talento natural no conlleva marginar a nadie. Supone, sencillamente, fomentar el desarrollo de ese talento para que todos los demás puedan ver mejoradas sus posibilidades de competir en el mercado internacional. Y son esas mejoras las que incidirán en las posibilidades reales de desarrollo de quienes poseen menos talento. Seamos inteligentes y actuemos. En caso contrario, estaremos abocados a seguir a rebufo de los demás países.

No hay comentarios:

Publicar un comentario