miércoles, 11 de marzo de 2009

Respuesta a la Pregunta 9

¿Cómo se puede solucionar la falta de motivación? ¿Cómo se puede solucionar la falta de autoestima?

Cuando las cosas no van como esperamos, recurrir a la falta de motivación, o, para el caso, de autoestima, resulta bastante frecuente y socorrido. Si nuestra hija nos presenta una cartilla de notas francamente lamentable al llegar al bachillerato, cuando en secundaria obligatoria tuvo un rendimiento excelente, razonaremos que ha perdido la motivación o que el cambio de contexto ha logrado erosionar su nivel de autoestima. Si nos cuesta levantarnos por la mañana de lunes a viernes para ir a ganarnos el pan, deduciremos, o incluso algunos nos dirán, que no estamos motivados. Si no consigo atraer a la pareja que deseo fervorosamente, hasta llegar a caer en una demencia transitoria, entonces escribiré en mi diario que tengo la autoestima por los suelos.

Sin embargo, es, en principio, perfectamente posible que la capacidad intelectual de nuestra hija fuera adecuada para el nivel de exigencia en enseñanza secundaria obligatoria, pero no lo suficientemente alta como para tener éxito en el bachillerato. Pudiera suceder que mis problemas para levantarme se produjeran durante la semana, pero, ¡OH sorpresa! no en el fin de semana. Finalmente, se puede pensar que la pareja a la que deseo conquistar no está por la labor, simplemente porque no le atraigo.

En realidad, esta cuestión se puede reformular de un modo que puede ayudarnos a responder de modo asertivo. ¿No logramos hacer algo porque no estamos motivados o no llegamos al nivel apropiado de autoestima, o, por el contrario, no estamos motivados o carecemos de autoestima en aquellas cosas que realmente no somos capaces de hacer?

El mejor modo de sentirnos motivados a hacer algo es saber que somos buenos haciéndolo. La mejor estrategia para disfrutar de una autoestima envidiable es embarcarnos en actividades que sabemos podemos hacer con eficiencia. Si nuestra hija, por la razón que sea, no está capacitada para cursar con éxito los estudios de bachillerato, entonces quizá sería una buena estrategia orientarla hacia otros horizontes, como alguna clase de módulo profesional –y, tal y como están las cosas, hasta le podría ir bastante mejor que empeñándose en hacer algo que realmente no quiere hacer. Si el trabajo que tenemos nos da de comer, pero realmente no nos interesa, una vez más por la razón que sea –generalmente porque no se corresponde con nuestra vocación—quizá haríamos bien en buscar alguna ocupación profesional que se ajustara, en la medida de lo posible, a aquello para lo que estamos especialmente habilitados. Si la pareja a la que perseguimos compulsivamente no nos corresponde, sería excelente dejar de persistir en actitud tan autodestructiva y consultar menús sentimentales alternativos.

A menudo, cuando alguien acude al psicólogo arguyendo que no está motivado o que su autoestima se encuentra en el subsuelo, recibe recomendaciones que ignoran la dirección real de los sucesos comentada anteriormente: lo que haces bien te motiva, mientras que lo que haces mal te desmotiva. No lo haces bien o mal porque estés más o menos motivado, sino que estás motivado porque lo haces bien y desmotivado porque lo haces mal.

En consecuencia, la mejor estrategia psicoterapéutica consistiría en encontrar actividades que el cliente pueda hacer bien, en las que pueda tener éxito según aquello para lo que está especialmente habilitado. Ese sería el mejor revulsivo contra su carencia de motivación o su deplorable autoestima.

Como es natural, esta argumentación se aplica a casos que no son realmente patológicos. En determinadas circunstancias, la falta de motivación o la carencia de autoestima, puede ser consecuencia de un trastorno psicopatológico, el que, a su vez, puede obedecer a alguna clase de desequilibrio orgánico. Una depresión, lógicamente, producirá inapetencia vital y todo lo que eso conlleva. Un trastorno de ansiedad concurrirá con el rechazo activo de las situaciones o personas que resultan ansiógenas.

Pero, salvo en estos casos extremos, lo que en términos generales entendemos por ausencia de motivación o de autoestima se puede arreglar desplazando las actividades que no somos capaces de hacer eficientemente, por aquellas en las que somos realmente buenos. Y son estas las que nos hacen disfrutar. Disfrutar es el mejor estimulante de la motivación y el mayor acicate de la autoestima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario