viernes, 1 de abril de 2016

Un menor volumen del prefrontal se asocia a las mejoras en multitarea

En la investigación que comentaremos se estudiaron 100 individuos y se usó morfometría basada en superficies (SBM) para obtener medidas de volumen cerebral regional. La mitad completó un entrenamiento basado resolver dos tareas simultáneamente (multitarea) y la otra un programa de control centrado en búsqueda visual.

El estudio se hizo en una semana. Visto y no visto.

El primer día se familiarizó a los participantes con la tarea a resolver dándoles feedback para orientar su ejecución. El segundo día se hizo lo mismo, pero omitiendo el feedback sobre el rendimiento alcanzado (pretest). Los siguientes tres días se destinaron al entrenamiento en sentido estricto. El último día resolvieron el programa de multitarea, una vez más sin feedback (posttest).

Los participantes del grupo experimental entrenaron usando la misma tarea completada antes y después del entrenamiento en sentido estricto. Cada día resolvieron 56 bloques de 18 ensayos. Quienes entrenaron en una tarea irrelevante para el objetivo de la investigación completaron el mismo número de ensayos.

La variable dependiente de interés fue el tiempo de reacción (TR), y se esperaba, por tanto, una reducción con el entrenamiento, es decir, que los voluntarios del grupo experimental fuesen más rápidos al responder.


Una vez se obtuvieron los valores volumétricos en el pretest, se correlacionaron con los cambios de ambos grupos en multitarea (posttest – pretest). Los análisis de regresión revelaron diferencias grupales en el precuneo, la insula, la región occipital lateral y la región frontal medial. Sin embargo, en los tres primeros casos los efectos provinieron de la correlación positiva entre las mejoras en multitarea y el volumen cortical del grupo control. Los autores ignoran por qué. No saben, no contestan.

En el caso del grupo experimental se observó una correlación negativa (r = -0.47) entre la mejora en multitarea y el volumen de la corteza dorsolateral prefrontal (DLPFC). La relación es negativa, y, por tanto, un menor volumen en esa región se asocia a una mejor respuesta al entrenamiento. Los resultados no cambiaron cuando se estudió la superficie (surface area, r = -0.3) y el grosor (thickness, r = -0.4) cortical.

Los resultados de la validación cruzada practicada dividiendo aleatoriamente a los individuos, apoyaron lo observado para el grupo completo.

También se hizo un interesante análisis basado en la identificación de los individuos (experimental y control) según el volumen del DLPFC, la mejora en multitarea, el sexo y la edad. Para alcanzar ese objetivo, la base de datos se dividió en ‘test’ y ‘training’, asignando a cada uno de los participantes al ‘test’ y al resto al ‘training’ de modo iterativo. El ‘training’ se utilizó para predecir el resultado (grupo).

El modelo alcanzando finalmente pudo clasificar correctamente al 94% de los participantes. Los predictores se ordenaron, según su importancia en la clasificación, del siguiente modo: mejora en multitarea (50%), volumen del DLPFC (39%), edad (10%) y sexo (1%).

Hay dos resultados más que merecen atención.

Primero, los hallazgos no se pueden atribuir a alguna diferencia en el pretest con respecto al rendimiento en multitarea: no se observó correlación entre las diferencias individuales en multitarea en el pretest y las variaciones de volumen en el DLPFC. Por tanto, las correlaciones observadas se deben a las mejoras evocadas por el entrenamiento y no al rendimiento en la ‘baseline’.

Segundo, el volumen de la DLPFC se mantiene entre el pretest y el posttest. Por tanto, no hay ninguna clase de plasticidad que pueda explicar la correlación observada. Sencillamente las diferencias originales de hardware se asocian a las diferencias individuales observadas en el entrenamiento, en las mejoras experimentadas.


Recuérdese que la correlación es negativa, y, por tanto, ‘bigger IS NOT better’. Los individuos con menor volumen (y también menor área y grosor) son precisamente los que más mejoran con el entrenamiento.

Se sugiere tímidamente que ese menor tamaño puede estar vinculado a una mayor eficiencia: el DLPFC es más pequeño, pero más eficiente.

A regañadientes (o eso me parece a mi) admiten que “el potencial cognitivo se encuentra restringido por la estructura cerebral”.

En resumen, esta investigación no sugiere que los individuos mejoran porque su cerebro cambia a consecuencia del entrenamiento cognitivo. Nada de eso. La conclusión es que la respuesta al entrenamiento se encuentra asociada a un gradiente según el cual poseer una menor DLPFC es beneficioso.


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