En la investigación que comentaremos se estudiaron 100
individuos y se usó morfometría basada en superficies (SBM) para obtener
medidas de volumen cerebral regional. La mitad completó un entrenamiento basado
resolver dos tareas simultáneamente (multitarea) y la otra un programa de
control centrado en búsqueda visual.
El estudio se hizo en una semana.
Visto y no visto.
El primer día se familiarizó a los
participantes con la tarea a resolver dándoles feedback para orientar su ejecución. El segundo día se hizo lo
mismo, pero omitiendo el feedback
sobre el rendimiento alcanzado (pretest). Los siguientes tres días se
destinaron al entrenamiento en sentido estricto. El último día resolvieron el
programa de multitarea, una vez más sin feedback
(posttest).
Los participantes del grupo
experimental entrenaron usando la misma tarea completada antes y después del
entrenamiento en sentido estricto. Cada día resolvieron 56 bloques de 18
ensayos. Quienes entrenaron en una tarea irrelevante para el objetivo de la
investigación completaron el mismo número de ensayos.
La variable dependiente de interés
fue el tiempo de reacción (TR), y se esperaba, por tanto, una reducción con el
entrenamiento, es decir, que los voluntarios del grupo experimental fuesen más
rápidos al responder.
Una vez se obtuvieron los valores
volumétricos en el pretest, se correlacionaron con los cambios de ambos grupos
en multitarea (posttest – pretest). Los análisis de regresión revelaron
diferencias grupales en el precuneo, la insula, la región occipital lateral y
la región frontal medial. Sin embargo, en los tres primeros casos los efectos
provinieron de la correlación positiva entre las mejoras en multitarea y el
volumen cortical del grupo control. Los autores ignoran por qué. No saben, no
contestan.
En el caso del grupo experimental se
observó una correlación negativa (r =
-0.47) entre la mejora en multitarea y el volumen de la corteza dorsolateral
prefrontal (DLPFC). La relación es negativa, y, por tanto, un menor volumen en
esa región se asocia a una mejor respuesta al entrenamiento. Los resultados no
cambiaron cuando se estudió la superficie (surface
area, r = -0.3) y el grosor (thickness, r = -0.4) cortical.
Los resultados de la validación
cruzada practicada dividiendo aleatoriamente a los individuos, apoyaron lo
observado para el grupo completo.
También se hizo un interesante
análisis basado en la identificación de los individuos (experimental y control)
según el volumen del DLPFC, la mejora en multitarea, el sexo y la edad. Para
alcanzar ese objetivo, la base de datos se dividió en ‘test’ y ‘training’,
asignando a cada uno de los participantes al ‘test’ y al resto al ‘training’ de
modo iterativo. El ‘training’ se utilizó para predecir el resultado (grupo).
El modelo alcanzando finalmente pudo
clasificar correctamente al 94% de los participantes. Los predictores se
ordenaron, según su importancia en la clasificación, del siguiente modo: mejora
en multitarea (50%), volumen del DLPFC (39%), edad (10%) y sexo (1%).
Hay dos resultados más que merecen
atención.
Primero, los hallazgos no se pueden
atribuir a alguna diferencia en el pretest con respecto al rendimiento en
multitarea: no se observó correlación entre las diferencias individuales en
multitarea en el pretest y las variaciones de volumen en el DLPFC. Por tanto,
las correlaciones observadas se deben a las mejoras evocadas por el
entrenamiento y no al rendimiento en la ‘baseline’.
Segundo, el volumen de la DLPFC se
mantiene entre el pretest y el posttest. Por tanto, no hay ninguna clase de
plasticidad que pueda explicar la correlación observada. Sencillamente las
diferencias originales de hardware se
asocian a las diferencias individuales observadas en el entrenamiento, en las
mejoras experimentadas.
Recuérdese que la correlación es
negativa, y, por tanto, ‘bigger IS NOT
better’. Los individuos con menor volumen (y también menor área y grosor)
son precisamente los que más mejoran con el entrenamiento.
Se sugiere tímidamente que ese menor
tamaño puede estar vinculado a una mayor eficiencia: el DLPFC es más pequeño,
pero más eficiente.
A regañadientes (o eso me parece a
mi) admiten que “el
potencial cognitivo se encuentra restringido por la estructura cerebral”.
En resumen, esta investigación no
sugiere que los individuos mejoran porque su cerebro cambia a consecuencia del
entrenamiento cognitivo. Nada de eso. La conclusión es que la respuesta al
entrenamiento se encuentra asociada a un gradiente según el cual poseer una
menor DLPFC es beneficioso.
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