viernes, 15 de abril de 2016

El Seminario Internacional sobre los Avances en la Investigación de la Inteligencia (Madrid 2016)

Tuvo lugar en Madrid el Seminario Internacional sobre avances en el estudio de la inteligencia los pasados días 7 y 8 de Abril. Ahora es el momento de comentar sus pormenores dando algún rodeo.

En el Editorial de despedida de sus labores como editor de la revista ‘Intelligence’ durante 40 años, Douglas K. Detterman –uno los ponentes en este seminario—escribió:

El único interés consignado en mi curriculum vitae ha sido la búsqueda de respuestas a la pregunta de ‘por qué hay personas más brillantes intelectualmente que otras’.
Se me ha sugerido a menudo que debería eliminar esta frase y sustituirla por algo más científico o más ambiguo (quizá, para algunos, ambiguo y científico es equivalente).
Pero a mi me parecía el mejor resumen sobre lo que me interesaba.
Siempre tuve el convencimiento de que comprender la inteligencia era más importante que entender el origen del universo, el calentamiento global o curar el cáncer.
La inteligencia humana es nuestra principal función adaptativa y solo si logramos optimizarla seremos capaces de salvarnos a nosotros y a los demás seres vivos de la destrucción total.
Así de sencillo”.

Desgraciadamente no hay un interés digno de reseñar por este factor humano entre las personas que se están formando actualmente en las Facultades de Psicología –salvo honrosas excepciones. Tampoco en quienes tienen la responsabilidad de enseñarles, donde abunda la tendencia a subrayar factores menores, menospreciar los mayores y mirar hacia otro lado.

Pero una minoría de científicos sigue adelante, a pesar de los obstáculos. Y a veces, como ha sido el caso que ha rodeado la organización de este seminario, encuentran apoyos. Sencillamente el acto no hubiera sido posible sin el soporte del ‘Spanish Journal of Psychology’ y su actual director, Javier Bandrés.

Pero vayamos al tajo, veamos de qué se habló durante el seminario.

El uso de videojuegos se presentó como un sólido candidato a sustituir, o por ahora cuando menos a complementar, los métodos tradicionales de medir las diferencias individuales de capacidad. Los esfuerzos del equipo de la Profesora Mª Ángeles Quiroga concurren con los de otros grupos de investigación. El estudio de la inteligencia debe moverse más allá del paradigma convencional, basado en los test estandarizados, para observar rigurosamente lo que sucede en situaciones más ecológicas –aunque no necesariamente más válidas. Los rápidos avances tecnológicos están siendo cruciales para acercarse a ese objetivo y los psicólogos no deberían perder el hilo dentro del laberinto del siglo XXI.

Quizá esos avances sean también un elemento clave para corregir el escaso papel que posee el profesor en los procesos de enseñanza, al explicar por qué algunos chavales lo hacen mejor que otros en el colegio. Sobre los factores que contribuyen a esas diferencias se centró la presentación de D. K. Detterman. En resumen: entre el 1 y el 7% se debe al profesor, mientras que el 90% se debe a factores del propio estudiante. Y entre esos factores destaca, con extraordinaria ventaja sobre los demás, su capacidad intelectual, un factor que va consigo cuando sale del aula. No se logrará avanzar en el futuro, seguiremos igual que hasta ahora, igual que en los últimos 2.000 años, si no mejoramos nuestra comprensión de ese factor psicológico en su relación con la educación y más allá. Si no cambia la situación, podríamos despedir a los profesores y daría igual, se podrían sustituir por sistemas automáticos de enseñanza o por la academia de Kahn.

La ponencia de Stuart J. Ritchie exploró el problema del declive cognitivo y físico en edades avanzadas. Un tema de indudable interés en un mundo en el que su población (humana) envejece. Se presentaron datos de la Lothian Birth Cohort 1936 llegándose a la conclusión de que ambos declives se encuentran disociados. No existe un declive generalizado, y, por tanto, se puede presentar un deterioro cognitivo sin que sea visible uno físico (y al revés). El futuro pasa por comprender por qué no existen causas comunes al proceso de desarrollo y declive. Tengo que decir que este resultado es extraño si se tiene en cuenta una contundente investigación reciente de la que hablamos en este mismo foro.

Danielle Posthuma hizo una magnífica exposición sobre la falta de progreso real en la caza de genes asociados a las diferencias de inteligencia, reconociendo que el aumento del número de individuos considerados en los estudios no ha producido los resultados esperados: un incremento exponencial del poder estadístico no ha sido particularmente útil. Sigue sin encontrarse los genes que pueden explicar esas diferencias. Son demasiado huidizos (o sus efectos directos minúsculos). ¿Cuál es la solución? Según sus propias palabras, los científicos debemos encontrar modos creativos de resolver el puzzle de la varianza genética. Una estrategia pudiera ser usar la reciente investigación con ‘stem cells’ para comprender los mecanismos de acción de los genes y generar predicciones concretas sobre la conexión con los fenotipos de interés –en nuestro caso la inteligencia.

Emiliano Santarnecchi expuso resultados derivados del uso de la neuroimagen funcional para aumentar nuestro conocimiento sobre la inteligencia. Subrayó la relevancia de considerar la actividad funcional en reposo, amparándose en el hecho de que cuando se le pide a un individuo que haga algo, su activación espontánea en reposo (20%) solamente crece un 5%. Por tanto, la parte del león debe encontrarse en el primer tipo de actividad. Fue más allá destacando la importancia, a menudo ignorada, de las conexiones débiles y distantes entre regiones. En el tramo final de su exposición presentó datos sobre el efecto de la estimulación magnética y cómo esta técnica puede impulsar la investigación sobre el sustrato neurobiológico de la inteligencia hacia nuevos horizontes.

Adam Chuderski centró su ponencia en la relevancia de las oscilaciones neuronales para entender las diferencias de capacidad. En concreto, cómo las variaciones en el acoplamiento theta/gamma, por ejemplo, pueden condicionar las limitaciones de capacidad. El desarrollo de modelos formales que tengan en cuenta las propiedades funcionales del cerebro humano resulta, desde esa perspectiva, crucial. La capacidad del cerebro humano para controlar los procesos de sincronización y desincronización de los distintos tipos de ondas puede ser un poderoso determinante de las diferencias individuales de rendimiento intelectual.

Norbert Jausovec presentó tres estudios relacionados con la posibilidad de mejorar la inteligencia. En el primero, el entrenamiento cognitivo cambió la actividad cerebral de un grupo de mujeres haciéndola similar a la presentada espontáneamente por un grupo de varones y mejorando, así, su capacidad visoespacial. En el segundo, la estimulación magnética dirigida a regiones parietales mejoró el rendimiento en el test de Raven. En el tercer caso se revisó la controvertida relación de la actividad alfa con la inteligencia, observando que la variable sexo no se puede ignorar para encontrar regularidades en el aparente caos.

El seminario se clausuró con una sesión de preguntas que se me encargó formular a los ponentes. Hice dos preguntas personalizadas, pero quiero destacar en este apretado resumen la pregunta común dirigida a todos ellos:

¿Qué harías si Bill Gates te ofreciese mil millones de dólares?

Con ligeras variaciones, una mayoría de los ponentes, capitaneados por Detterman, se decantó por la creación de un consorcio internacional de científicos exclusivamente orientados al estudio de la inteligencia.

En lugar de ir a la luna (Apollo Program) o comprender el cerebro (Brain Initiative) esos mil millones de dólares se usarían para hallar la respuesta a la gran pregunta:

¿Por qué hay personas mas brillantes intelectualmente que otras?

Si Detterman está en lo correcto –y algunos pensamos que así es—nuestra supervivencia está en juego. Vale la pena hacer esa inversión, Bill.


2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por la información. Un interesante seminario, de alto nivel. Desgraciadamente no pude asistir.

    ResponderEliminar