miércoles, 23 de diciembre de 2015

Los efectos del ‘Brain Training’ según los meta-análisis publicados (y más allá)

Desde hace bastante tiempo se ha discutido en este blog el efecto de los programas de mejora (cognitiva y no cognitiva) sobre las capacidades mentales. Aquí tienen algunos enlaces (desde el más reciente al más antiguo) por si quieren entretenerse en este periodo navideño durante el que detendremos la marcha de este blog:


Es natural su presencia en el foro informal de un científico que se dedica formalmente al estudio de la inteligencia humana. Como ha reconocido un investigador abiertamente escéptico sobre el beneficio de esos programas de mejora, el Profesor Richard J. Haier, “the ultimate purpose of all intelligence research is to enhance intelligence”.

El caso es que, recientemente, el Dr. Mark Ashton ha publicado en su blog del HPR Lab (Brain Health, Resilience & Performance) una revisión de los meta-análisis publicados en 2014 y 2015 sobre los efectos del entrenamiento de la memoria operativa (working memory) y del control ejecutivo.

La revisión de Ashton concluye que el entrenamiento produce un efecto positivo a corto plazo que no puede atribuirse a un simple efecto placebo. Admite que ese efecto desaparece a medio plazo, pero los escépticos deben aceptar que no hay ninguna razón para esperar que el efecto positivo se mantenga cuando el entrenamiento cesa (al igual que sucede con el efecto beneficioso del ejercicio físico, que dura lo que dura si no se recupera la actividad). Otra conclusión de su revisión es que la edad no es un factor relevante: los efectos son positivos para jóvenes, adultos y viejos.

Quizá uno de los temas de discusión más calientes ha sido el uso de grupos de control activos o pasivos. Como subraya Ashton, incluso los autores más escépticos admiten que el entrenamiento de la memoria operativa mejora la memoria operativa, tanto visoespacial como verbal. Sabemos que existe un alto solapamiento entre la memoria operativa y la inteligencia, y, por tanto, sería extraño que mejorase la primera sin producir ningún impacto en la segunda.

Seguir negando el efecto positivo del entrenamiento cognitivo es, para Ashton, absurdo, a la vista de los resultados disponibles. Pero reconoce que desconocemos qué sucede a nivel neurológico cuando un individuo completa el entrenamiento.

Una posibilidad es que el entrenamiento cognitivo modifique los niveles de conectividad en la red fronto-parietal, como sugería un estudio publicado en 2013 (no en 2015, Dr. Ashton). La neuroplasticidad que expresa este cambio permitiría, quizá, explicar el efecto positivo.

Recurre también el autor de este post a un estudio en el que participé, y que, por tanto, conozco bastante bien. De un modo sospechosamente tendencioso elige un parte de la figura clave en la que se presentan los resultados de esa investigación. Se presenta el alto solapamiento entre la memoria operativa espacial y la inteligencia fluida, pero se omite el escasísimo solapamiento de ésta última y el resultado observado para el rendimiento en versiones progresivamente más complejas de la tarea n-back (véase figura).


Según Ashton, el entrenamiento de la memoria operativa mejora los procesos de control cognitivo, que también se apoya en la red fronto-parietal. Ese control sería necesario para ambos tipos de factores (la memoria operativa y la inteligencia) y, por tanto, sería el elemento clave para explicar el efecto positivo. Es, desde luego, una posibilidad, pero la investigación psicológica disponible no es consistente con esta idea. La relación de la memoria operativa con la inteligencia no puede comprenderse por esa clase de procesos ejecutivos.

El autor del post que ahora comentamos está convencido del efecto positivo del entrenamiento cognitivo, posee una compañía comercial, y, por tanto, es natural que busque en la investigación publicada la información que le ayude a confirmar su expectativa (y a vender el producto). Su software combina el entrenamiento de la memoria operativa (usando, por ejemplo, la tarea n-back), la resolución de la interferencia y la flexibilidad cognitiva.

Ofrece ese software gratuitamente a cualquier investigador interesado y también a la comunidad educativa, al igual que una compañía española.

Mi evaluación es simple: dejen que los científicos que lo deseen hagan su trabajo, permitan la heterodoxia y abandonen el mantra de que es imposible, de que no puede hacerse. La historia de la ciencia está plagada de logros que se consideraban irrealizables. Seamos conservadores porque las reglas de la ciencia así lo exigen, pero mantengamos abierta una ventana de oportunidad.


El Premio Nobel James Watson celebró su 80 cumpleaños en 2008 en el Cold Spring Habor Laboratory de Nueva York, convocando a un puñado de científicos de todo el mundo para materializar tres seminarios a puerta cerrada. Uno de esos seminarios estuvo dirigido a responder la pregunta ‘How Can We Improve Our Brains?’. Tuve el honor de ser uno de los ponentes invitados y la conclusión estuvo clara: merece la pena seguir intentándolo.


6 comentarios:

  1. Gracias, maestro. Por tu trabajo científico, por tu insaciable y crítica sed de datos, y por tu afán divulgativo.

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  2. Muchas gracias por el refuerzo, JC. Se hace lo que se puede. Felices fiestas, R

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  3. Me encanta lo de Watson y la raqueta de Federer... muchas felicidades por tus logros y tu incesante labor. Es un orgullo compartir contigo el aprecio por el conocimiento científico. Feliz y productivo 2016

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  4. Muchas gracias, Antonio. La ciencia es una aventura apasionante. Y Federer tiene tirón hasta entre los grandes científicos de nuestra historia. Felices fiestas, R

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  5. Muchas gracias por la entrada y por el trabajo realizado, es una recopilación muy interesante sobre un tema tan importante. Feliz 2016

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