Resulta cansino el mantra de que el
nivel de motivación es fundamental para comprender las diferencias de rendimiento
que separan a los ciudadanos, así, en general. No se alcanza pericia en el
baloncesto, se aprueba matemáticas o se completa satisfactoriamente un trabajo
por falta de motivación.
Es la excusa perfecta.
La cuestión me ha parecido siempre
bastante circular.
¿Se rinde mejor cuando se está más
motivado o se está más motivado porque se rinde mejor?
Generalmente me incliné por la
segunda opción. Si se desea que alguien se motive, búsquese algo que pueda hacer
bien.
Pero reconozco que las pruebas son
elusivas.
A pesar de que existen informes que
son proclives a la conclusión de que la
motivación es irrelevante para, por ejemplo, predecir el rendimiento escolar
(cuando se mantienen bajo control las diferencias de capacidad intelectual,
naturalmente), puede fácilmente sospecharse de la calidad de las medidas del
nivel de motivación.
Pudiera suceder que las medidas de
ciertas variables (p. e. la inteligencia) tuviesen mayor calidad que las
medidas de otra clase de variables (p. e. la motivación), y, por tanto, lo que
se observa puede ser un artefacto. Quizá si supiéramos cómo medir adecuadamente
la motivación las conclusiones fuesen diferentes.
Recientemente, el Brookings
Institute ha publicado un
informe que permite encontrar alguna luz al respecto de la relevancia de la
motivación. La investigación que recoge el informe pretendía averiguar qué
factores pueden promover el aprendizaje de los estudiantes.
Estas son algunas de las
conclusiones:
1. El nivel de interés por las
materias es irrelevante.
2. Disfrutar leyendo no se asocia a
mejores puntuaciones en tests de lectura.
3. Aunque los niveles de motivación
por aprender con números aumenten, el rendimiento en matemáticas declina.
La evidencia que se revisa en ese
informe no se limita a los Estados Unidos. Así, por ejemplo, los estudiantes de
Indonesia, Tailandia o Túnez expresan una altísima motivación por aprender
matemáticas, pero su rendimiento es lamentable. Los chavales de Corea del Sur,
Finlandia o Japón expresan una mediocre motivación, pero arrasan en
matemáticas.
De hecho, la información que se puede
encontrar en los terriblemente famosos informes PISA revela una relación
negativa (r = -0.30) entre los
niveles de motivación por aprender y el conocimientos expresado en los tests: a
menor motivación, mayor conocimiento.
En el informe se hace referencia al ‘grit’, concepto que popularizó Ángela
Lee Duckworth, una discípula de Martin Seligman. Si quieren saber ustedes
qué es eso del grit, no se pierdan esta
delirante TED
de Duckworth.
Sea como sea, la conclusión del
informe comentado es bastante contundente y previene contra una posible
tendencia a promover ciegamente los niveles de motivación:
“Estimular la motivación puede producir un declive del
rendimiento”.
Se puede poseer una determinación (un
grit) a prueba de bombas, pero si se
carece de la capacidad necesaria las cosas derivarán hacia derroteros
imprevistos.
El infierno está lleno de humanos que
tuvieron excelentes intenciones.
Mi sentido arácnido me dice que la perseverancia debe ser relevante para conseguir logros a medio/largo plazo en esta vida. Está claro que la CPU es esencial, pero quién no está rodeado de gente "peleona" que avanza gracias a su actitud? Claro que, en la línea de tu comentario, es muy probable que medir perseverancia preguntando a alguien cómo es de perseverante sea parecido a medir inteligencia preguntando cómo se es de inteligente... Tal vez obtengamos respuesta si miramos directamente al cerebro, quién sabe :)
ResponderEliminarPerseverancia y motivación son factores distinguibles. Pienso que la clave está en que mientras que la potencia de la CPU es una característica general y estable, la motivación, o la perseverancia, son más locales e inestables. Mirar al cerebro directamente siempre es interesante, pero hay que mirar también qué se hace con lo que hay en ese órgano. Saludos, R
ResponderEliminarJ. Santacreu dixit:
ResponderEliminar¿Huele a conductista en este blog?
¿Se podría concluir que si no puedes definir y, sobre todo, medir la motivación de un individuo no se debe estudiar?
"Lo que no puedas medir no existe como objeto de la ciencia" no es una frase mia pero la suscribo.
Sin embargo, como señala Staddon hay que distinguir entre las operaciones de establecimiento para hacer surgir el "drive" y los resultados de la motivación en las características del comportamiento.
Pues bien la motivación, como resultado de la operación de motivar, solo se puede medir por la latencia, tiempo de reacción, frecuencia de la respuesta o tiempo total dedicado a una tarea o aprendizaje y no está reacionado con el Acierto o bondad de la ejecución (aptitudes).
Si para una persona, el tiempo al responder es muy corto o lo que es lo mismo si responde rápido para la velocidad de proceso de su CPU su rendimiento es bajo porque comete errores. Si por el contrario el tiempo de respuesta es amplio y la ejecución es lenta para la velocidad de proceso de su CPU no comete errores pero es lento y globalmente pierde mucho tiempo.
Como sugiere la famosa ley de Yerkes-Dodson el rendimiento es óptimo para un nivel de motivación óptimo pero cada individuo tiene su propio nivel óptimo (aunque debia haber dicho que el nivel óptimo es el nivel ajustado a la velocidad de proceso de la CPU).
Sinceramente creo que por ahora no podimos medir la motivación óptima como variable aislada independiente de la tarea y su propia dificultad. Si no podemos medir la motivación óptima tampoco podemos calcular la motivación respecto a un punto puesto que no tenemos referencia.
¿Huelen los conductistas? Qué raro ;-)
ResponderEliminar“Todo lo que existe, existe en alguna cantidad, y, por tanto, se puede medir”. Tampoco es una frase mía.
Se suele aceptar que la motivación puede ser intrínseca o extrínseca, como poco. Mis reservas para con este constructo se dirigen precisamente al carácter poco estable de la versión extrínseca, demasiado susceptible a las contingencias. Y si es intrínseca probablemente ya no se puede hablar de motivación en el mismo sentido.
El efecto de la motivación está bastante estudiado en la psicología de las aptitudes. Por ejemplo, Larson, Saccuzzo & Brown (Acta Psychologica, 1994, 85, 25-37) concluyen que “la relación del procesamiento de información con la inteligencia refleja capacidades mentales comunes, no alguna clase de variable afectiva como la motivación”. Es una cuestión de CPU. Punto.
En cuanto a la ley de Yerkes-Dodson: D (motivation or drive) se opone a g (capacidad cognitiva general). Debería observarse, por ejemplo, que un bajo D resulta ventajoso para completar las tareas más complejas. Sin embargo, el peso en g de una tarea aumenta según su complejidad y las personas que rinden mejor en las tareas con más peso en g también tienen más éxito al gestionar la complejidad. Esto es inconsistente con lo que se sabe sobre los efectos de D sobre el rendimiento ante tareas simples y complejas en general.
Saludos, R
Tal vez deberías moderar el título del post a "La motivación no es relevante para EL APRENDIZAJE" y tal vez, se podría continuar la cadena, "el aprendizaje no es factor determinante para el éxito, la felicidad o la vida". Creo que basta ver que los que mas han aprendido no siempre destacan en sus rubros ni llevan vidas plenas. Entonces, no hay que despreciar la motivación tan alegremente únicamente porque no es factor primordial en aprender, pero sin ninguna duda como líder de diferentes equipos multidisciplinarios puedo decirte que es indispensable para lograr objetivos, e incluso, como otra charla TED menciona hasta para conservar la vida en situaciones extremas (campos de concentración nazi, personas atacadas y dejadas al borde de la muerte, lucha contra el cáncer y otros). La motivación ES RELEVANTE, lo que no es menos relevante es el aprendizaje. Jonet Lazo.
ResponderEliminar"Lo que no es tan relevante es el aprendizaje"
EliminarJL
Saludos, buen post.