Un grupo de investigación formado por
científicos de China y Corea publican un
provocador estudio cuya conclusión es que se puede predecir el nivel
intelectual de los individuos simplemente mirando las señales obtenidas en un
registro de resonancia magnética estructural (MRI).
Según esos resultados, sería
innecesario aplicar un test estandarizado de inteligencia para conocer,
aproximadamente, cuál es la capacidad de un determinado individuo. Bastaría con
disponer de su registro MRI para obtener, seguidamente, sus valores de materia
gris y materia blanca en una serie relativamente reducida de regiones
cerebrales.
En concreto, las regiones
identificadas en ese estudio son (ver figura):
bilateral thalamus, left caudate, right amígdala, left parahippocampal gyrus,
left hippocampus, bilateral transverse temporal gyri, right
opercularis (frontal lobe), left anterior
cingulate (frontal lobe), left lingual gyrus (occipital lobe), left superior parietal, right inferior
parietal, left angular gyrus (parietal lobe), and left paracentral
(between the frontal and parietal lobes).
Por tanto, tanto regiones corticales
como subcorticales contribuyen a la predicción de las diferencias observadas en
la capacidad intelectual de los individuos. Entre las regiones corticales
identificadas, cuatro (señaladas arriba en rojo)
se consideran en la teoría
parieto-frontal (P-FIT) de la inteligencia. La comparativa carece de
sentido para las regiones subcorticales porque esta teoría las ignora.
Este grupo de investigadores
considera distintos métodos de clasificación de las señales biológicas
(variables predictores) para pronosticar la variable criterio, en este caso el
CI (capacidad intelectual). Las siguientes gráficas presentan los resultados de
distintos métodos al comparar el CI (IQ) valorado con un test estandarizado y
el CI predicho.
El valor de correlación (r = 0.72) parece demasiado alto para ser
verdad. Los cálculos provienen del análisis de un grupo de 164 chavales de
entre 6 y 15 años de edad y los registros de resonancia se hicieron en
distintos centros. Además, el CI promedio de ese grupo de individuos se sitúa
por encima de la media poblacional (en algunos de los grupos casi una
desviación típica).
El grueso del informe se destina a
describir las fórmulas de los métodos aplicados para llegar al llamativo
resultado comentado, pero la evidencia habría sido más convincente si el
hallazgo se hubiera replicado en un grupo independiente de individuos.
Por tanto, en el supuesto de que los
resultados sean sólidos, serían aplicables únicamente a este selecto grupo de
chavales. Si las regiones cerebrales identificadas son realmente útiles para
pronosticar la capacidad intelectual, entonces deberían permitir predecir el
nivel intelectual en un grupo equivalente (pero independiente) de individuos.
Sin embargo, el informe guarda
silencio sobre este particular, limitándose a comentar que la mayor parte de
esas regiones se han identificado en investigaciones previas como relevantes
para comprender las diferencias individuales de capacidad.
La estrategia de estos científicos me
recuerda a la investigación que terminamos hace unas semanas aplicando un
atractivo método para clasificar a los individuos según su nivel de semejanza
en sus patrones de conectividad cerebral. En concreto, el MDMR (Multivariate Distance Matrix Regression) permite analizar
simultáneamente las semejanzas y diferencias, tanto en las señales biológicas
como en las psicológicas. En nuestro caso empleamos un método de validación que
permitió comprobar el nivel de robustez de los resultados encontrados.
Por cierto, de las trece regiones que
identifican estos autores chinos y coreanos, nueve se encontraban conectadas en
nuestros análisis de modo relevante para comprender las diferencias de
capacidad cognitiva. En concreto, el caudate, la amygdala, el parahippocampal
gyrus, el hippocampus, el anterior cingulate, el lingual gyrus, el superior
parietal, el inferior parietal y el paracentral.
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