viernes, 6 de marzo de 2015

American Sniper

Pude ver la película dirigida por Clint Eastwood sobre el ‘Navy Seal’ Chris Kyle. En resumidas cuentas: me aburrí como una vaca.

No solamente eso, sino que, en el proceso de aguantar el tipo como un campeón delante de la pantalla, comencé a formularme algunas preguntas que aumentaron mi malestar.

El largo-metraje narra la historia de un joven Chris que se convierte en el protector de su débil hermano siguiendo las consignas de su progenitor:

Hay tres tipos de personas en el mundo: las ovejas, los lobos y los perros pastores que protegen a las primeras de los segundos”.

Chris decide convertirse en el perro pastor de sus compatriotas después de vivir el 11-S. A pesar de su edad (demasiado mayor para lo usual) se alista en la marina para convertirse en soldado de élite. De hecho, enseguida destaca por su capacidad como tirador, talento natural que ya detectó su padre desde su tierna infancia.

Cumple con una serie de misiones en Irak en la época en la que los norteamericanos perseguían a Osama Bin Laden. Su principal papel es asesinar terroristas que amenazan las misiones de los soldados echando mano de su pericia como francotirador. Se sitúa en lugares estratégicos de la zona en la que se desarrollará la acción y decide sobre la marcha quién debe morir y quién debe vivir.

Se convierte en una leyenda como salvador de soldados norteamericanos amenazados por los terroristas en la región del Suroeste de Asia. De hecho, asesina a casi 200 personas. Chris protege a los suyos, siguiendo fielmente las consignas que le inculcó su padre.

Me preguntaba sobre la marcha, a medida que transcurrían los soporíferos sucesos y se me caían las pestañas obedeciendo las inexorables leyes de la gravedad (en este caso psicológica) cómo es posible que esta clase de historias cinematográficas tengan éxito allende las fronteras de los USA.

La presencia militar norteamericana en Irak ha sido ampliamente discutida, así que no pretendo decir nada interesante al respecto. Se supone que combatían el terrorismo dirigido por Bin Laden en su propia casa para evitar más ataques de Al Qaeda en su ‘homeland’. Algunos analistas han sugerido que, simple y llanamente, esa presencia persigue el control de la zona, y, de ese modo, del petróleo. Punto.

Naturalmente, los llamados aliados han apoyado generalmente ese tipo de acciones. La supremacía occidental debe prevalecer. Si eso supone asesinar civiles, qué se le va a hacer. Los daños colaterales son inevitables, se dice.


El caso es que un largometraje pensado para ofrecer psicoterapia por un puñado de dólares al pueblo americano, recibe los elogios más elevados en el resto del mundo occidental. No lo comprendo. Hay alianzas que matan. Y no solamente de aburrimiento.

Está claro que la llamada cultura se ha hecho universal. O, para ser más precisos, lo que les interesa culturalmente a los norteamericanos ahora nos interesa también a los demás. Ello a pesar de que no es infrecuente que los europeos miren (culturalmente) por encima del hombro al ciudadano medio de los USA. Aparentemente, claro, porque, estreno tras estreno, acuden obedientemente a visionar los largometrajes que reciben una laudatoria crítica en los mass media.

¿Quiénes son realmente las ovejas?


5 comentarios:

  1. Yo esperaba otra cosa. Desde luego este Clint Eastwood no es el de "Bird". El dilema moral está totalmente ausente de la película, al igual que la autocrítica o los remordimientos. Una oportunidad perdida de haber hecho una buena película de guerra que analizase la destrucción psicológica de un individuo sometido a años de guerra.

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  2. No comparto vuestra opinión. Creo que es una buena película, no de las mejores de Clint Eastwood, desde luego, pero es buena.
    Por lo que se refiere al posible mensaje, no creo que exalte lo que hicieron los soldados de Estados Unidos en Irak, mucho menos lo que hizo este soldado. Narra con cierta crudeza los hechos y en realidad el único que aparece con una justificación moral de su capacidad letal es el francotirador.Todos los demás son más escépticos, incluido su hermano, si no francamente críticos. Me recordó esta película dos célebres frases. Una es de Federico de Prusia que arengó a sus soldados: "Soldados, o matáis o nos matán". Otro es de un general francés, cuyo nombre no recuerdo, quien vino a decir que la guerra más moral es la que menos dura. La guerra es pura supervivencia y despliegue de crueldad, y eso también lo expuso Clint Eastwood en las dos películas, Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwojima.
    Considero un exceso decir que esa película ha tenido una gran aceptación porque el público son como las ovejas.

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  3. Querido Félix: la guerra defensiva es supervivencia. La historia de USA en Oriente es otra historia. Buñuel ya nos explicó lo de las ovejas. Quizá vendría bien volver a ver su excelente largometraje.

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  4. Es posible distinguir entre guerras defensivas y ofensivas, estableciendo una cierta gradación de posible justificación moral. De todos modos, es muy discutible.
    Lo que yo mantenía es que, una vez iniciada la guerra, cuando los soldados están en el frente de lucha, lo que hay es puro instinto de supervivencia, en el que se pone en juego los lazos de solidaridad con los compañeros que están juntos en el frente. Toda la parafernalia justificadora de la guerra, queda en segundo plano y no es relevante en el momento de combate. Creo que eso lo muestra aquí tambien Clint, y, como en banderas de nuestros padres, hace ver lo poco que cuentan esos ideales grandilocuentes, que sí se explotan en retaguardia para justificar el enorme gasto que supone una guerra.

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  5. Está claro que adoras a Clint, Félix. Venga, tienes razón, seguro que hay un mensaje valioso para la humanidad que me perdí.

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