miércoles, 23 de abril de 2014

¿Juntos o separados?

Existe un debate sobre si es mejor educar a los chicos y a las chicas por separado o hacerlo en los mismos colegios (o en las mismas aulas). La evidencia ha estado bastante dispersa, no obstante, y, por tanto, el personal ha tenido que limitarse a expresar opiniones.

Hasta ahora.

Se acaba de publicar un meta-análisis en ‘Psychological Bulletin’ dirigido al corazón de este problema.

Pahlke, E. et al. (2014). The effects of single-sex compared with coeducational schooling on students’ performance and attitudes: A meta-Analysis. DOI: 10.1037/a0035740

La conclusión general de los autores es que no hay diferencias apreciables entre las escuelas mixtas y las escuelas en las que se practica la segregación.

(Dicen que) contrastan tres teorías:

1.- La teoría de las expectativas fue la base para intentar explicar el escaso número de mujeres en las carreras de ciencias y en las ingenierías (STEM). Según éste enfoque, las personas no invierten en algo en lo que esperan obtener escasos beneficios.
2.- La teoría del desarrollo inter-grupal sostiene que los colegios (o clases) segregados potenciarán los estereotipos ligados al sexo.
3.- La teoría biológica mantiene que la existencia de sustanciales diferencias de sexo justifica la aplicación de distintos estilos de aprendizaje para varones y mujeres.

El principal escollo que se encuentran estos investigadores es que una gran parte de los estudios son metodólogicamente débiles. Por ejemplo, es rara una asignación aleatoria. Se comienza con 454 estudios, pero se consideran finalmente 184 (63 corresponden a informes no publicados) en los que se estudia a casi un millón setecientos mil estudiantes.

Los estudios con adecuadas garantías técnicas (controlados, con más de medio millón de estudiantes) producen (en el caso de las chicas) un tamaño del efecto para el rendimiento escolar general de 0.12, mientras que el resto de los estudios producen un tamaño del efecto de 0.34.


No soy experto en meta-análisis, pero un tamaño del efecto de 0.10 supone que existe un 53% de probabilidades de que una chica en una escuela segregada supere a una chica en una escuela mixta. Si consideramos informativo el segundo valor, un tamaño del efecto de 0.30 supone que existe casi un 60% de probabilidades de que una chica de una escuela segregada supere a una chica de una escuela mixta.

Si estuviésemos considerando 100 estudiantes, 3 chicas lograrían mejores dividendos si estudiasen en una escuela segregada en el primer caso, mientras que serían 10 chicas en el segundo caso. Si considerásemos 1.000 estudiantes, las cifras subirían a 30 y a 100 chicas respectivamente.

Hagan ustedes los cálculos para, por ejemplo, dos millones de estudiantes.

Los autores optan por minimizar las implicaciones prácticas de sus resultados.


Es una opción válida, pero ¿es la correcta?

2 comentarios:

  1. Interesantes reflexiones, Roberto. Parece, según tus reflexiones finales, que te decantas por pensar que sí puede tener sentido la educación segregada, si nos centramos en rendimiento educativo general, concepto que debe ser aclarado, aunque infiero que está vinculado a la primera teoría.
    No queda tan claro cuál es el impacto en la perpetuación de estereotipos y prejuicios (estos últimos son, desde mi punto de vista, socialmente más importantes que los primeros) y tampoco sobre las relaciones entre ambos grupos (chicos y chicas) (que guarda relación con la segunda teoría).
    Nada dice relacionado con la tercera teoría. En mi práctica docente en secundaria, el desfase evolutivo entre chicos y chicas hace que sea algo problemático imponer la escuela graduada a ambos sexos juntos. Las chicas entre los 12 y los 18 años les sacan cierta ventaja evolutiva a los chicos y se nota, aunque ignoro si tiene algún impacto significativo, posiblemente relacionado con las otras dos teorías (rendimiento académico y perpetuación de estereotipos).
    En todo caso, es importante contar con estudios como estos para orientarse.
    Eso sí, solo si se analizan con rigor, algo que, con bastante probabilidad, no harán los responsables políticos. Conocía el estudio y en la información que yo leí decía que el estudio demostraba que no había consecuencias significativas, ni buenas ni malas. Si eso fuera así, no habría argumentos sólidos ni a favor ni en contra de crear escuelas segregadas por sexo. No parece que tú compartas esa interpretación.
    Para finalizar, no estaría mal que alguien analizara con rigor por qué el fracaso escolar es significativamente superior en los chicos que en las chicas, aquí y ahora.

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  2. Gracias Félix.

    Personalmente soy partidario de un modelo mixto (clases separadas por sexo y actividades escolares compartidas fuera de la clase), aunque reconozco que no dispongo que evidencia empírica que avale mi preferencia.

    Los chavales pueden socializarse en la escuela, pero ese proceso de socialización va mucho más allá de ella. Debatir acaloradamente sobre la mejor estrategia a seguir en la escuela supone sobrevalorar lo que allí se hace.

    El aula es un contexto particular al que se va a aprender determinados conocimientos y habilidades.

    No alcanzo a comprender la interacción entre aprender matemáticas y la variable ‘juntos o separados’.

    Aprender más y mejor en la escuela está vinculado a variables individuales (de capacidad y de personalidad), no grupales, pero algunas de esas variables individuales pueden verse influidas negativamente por la presencia del otro sexo.

    Una chica brillante, pero tímida, por ejemplo, se sentirá más a gusto en un grupo más homogéneo.

    Tampoco comprendo en qué sentido asistir a clase en grupos separados por sexo o hacerlo en clases unisex puede fomentar los estereotipos.

    Finalmente, podría ser interesante preguntarles a los chicos y a las chicas para averiguar cuáles son sus preferencias según sus características individuales. Quizá se haya hecho, pero lo ignoro. Quizá nos sorprendamos.

    Saludos, Roberto

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