viernes, 25 de abril de 2014

El drama español –por Luis Martínez Gálvez

A pesar de que nos quieran distraer con el futbol, no deja de asaltarme la pregunta de cómo puede soportar impasible esta sociedad la carga humana y económica de los más de 6 millones de parados (y, en especial, el porcentaje de paro juvenil).

Cuando alguien, en nombre del gobierno, aparece cada mes en los medios de comunicación diciéndonos que el paro ha bajado con respecto al mismo mes del año anterior, me pongo malo por decirlo finamente. Ya sé que nos toman por tontos, pero ya está bien: ¿que tiene que ver Febrero de 2013 con Febrero de 2014? Esa comparación no me indica lo que realmente marca la situación, que es la “tendencia”: algo tan fácil como ir sumando al año anterior cada mes para no tener en cuenta la estacionalidad.

Seguramente la explicación está en que cuidan de nuestra salud cardiovascular evitándonos sustos. Si nos dicen que el paro ha bajado en 24.000 personas, el mensaje que transmiten es que la economía tira y la política que estamos haciendo funciona. Omiten la verdad de que “la tendencia es la misma”.


Como dice un amigo empresario “los puestos de trabajo no se crean de la nada, los puestos de trabajo hay que contratarlos”. Ya no es un problema de financiación para invertir, sino que se trata de un problema de demanda: las empresas no tienen clientes que les hagan pedidos.

Y aquí viene nuestro drama: ¿como crear esa demanda?

La demanda se crea con compras, pero con la cantidad de población en paro y con la precariedad laboral, contamos, si es el caso, con lo justo para atender las necesidades primarias. El resto de la población que está en una situación algo mejor, y que guarda el dinero por si acaso, ve cómo el Gobierno, para cubrir sus necesidades insaciables, les quita, vía impuestos desproporcionados, gran parte de esos ahorros. Y lo tremendo es que la mayor parte de ese dinero recaudado por el Gobierno, se usa para pagar los intereses de nuestra inmensa deuda externa.

Ante esta situación ya no vale lo “de inyectar dinero a nuestras empresas”. Las empresas son organizaciones que quieren ganar dinero y no van a crear puestos de trabajo, por mucho dinero que ahora les demos, si no tienen pedidos. Seguramente lo usarán para ajustar más sus gastos a los ingresos esperados.

En resumen, que estamos metidos en un círculo vicioso del que nuestros políticos (pensando bien) no tienen la mínima idea de cómo sacarnos.

Ahora entenderán el título de este post.

Como acostumbro, voy a proponer, modestamente, no soluciones (no nos vamos a engañar, el tema es demasiado complejo para un simple mortal), pero si unas ideas discutidas con otros empresarios sobre lo que debería hacer nuestra clase política para sacarnos de esta situación.

Todas esas ideas nos llevan a una “idea” principal de la que partirían las demás:

Renegociar la deuda externa.

Todos entendemos que si lo poco que generamos vale para pagar los intereses de la deuda, nunca tendremos dinero para salir de esta conyuntura.

Sé que no es fácil y que tendría un alto coste, pero nuestra clase política tendría que ponerse a ello y dejar de mirar para otro lado.

Nosotros hemos condonado deuda a otros países o renegociado con ellos otras condiciones, por lo que es posible. Cualquier acreedor, ante una situación crítica bien explicada y con un plan serio para solventarla, se sienta y renegocia su deuda. Con muchas condiciones y dificultades, claro que sí, pero abriría esa puerta de esperanza que nosotros, y sobre todo las nuevas generaciones, necesitan urgentemente.

La política actual de no hacer nada, de no afrontar los problemas seriamente, seguro no va a solucionar los problemas.

Si se renegocia la deuda se abre la posibilidad real de aumentar la demanda. Sin esa condición no veo salida.


5 comentarios:

  1. Luis el problema que veo a renegociar la deuda externa es que o mucho me equivoco o creo que dicha deuda es en realidad "interna". Cuando el BCE abrió la barra libre de liquidez dando préstamos al 1% a las entidades bancarias en realidad fue una compra encubierta de deuda (cosa que si no me equivoco no puede hacer directamente), dado que los bancos tomaban prestado al 1% y compraban deuda al 4, 5 ó 6 % con lo cual el BCE estava financiando indirectamente a los estados. De ese modo mucho me temo que gran parte de la deuda externa del Estado está en los propios bancos españoles con lo cual no sería una renegociación externa sino que dicha renegociación de la deuda afectaría directamente a las cuentas de las entidades bancarias y ya sabemos en ese caso quién acaba tapando el agujero.

    Por cierto el tema del paro es aún peor pues tengo entendido que una persona que obtiene un contrato a tiempo parcial (ni que sea de un par de horas a la semana) deja automáticamente de considerarse parado y, ese tipo de contratos han crecido mucho en los últimos tiempos así que la supuesta reducción está basada mayoritariamente en subempleos. Si tuvieramos una estadística que computara algo parecido a unidades de trabajo a tiempo completo (un equivalente a los EJC de la universidad) intuyo que la cosa sería mucho peor.

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  2. Muchas gracias por el interesante post Luis.

    Renegociar la deuda (sea externa o interna) puede ser una estrategia para avanzar, pero opino que el estancamiento en el que nos encontramos exige pensar de un modo algo más ambicioso.

    Si nosotros no estamos en condiciones de comprar a nuestras empresas, ¿no sería interesante que esas empresas buscasen otros mercados?

    El consumo interno está bien, pero claramente es insuficiente. Necesitamos que nuestras empresas encuentren el modo de generar productos atractivos para mercados europeos, americanos y asiáticos.

    Esas empresas domésticas que esperan a que la política les solucione el problema podrían ser más agresivos. Se suele decir que el gobierno no hace nada para impedir que nuestros jóvenes talentos abandonen el país, pero ¿qué hacen nuestras compañías privadas?

    Sería inteligente que esas compañías contrastasen a esos talentos antes de que se vayan a trabajar para mejorar la competitividad de otros países y otras compañías. Detener esas hemorragia sería un primer paso asertivo para cambiar de perspectiva.

    No es nueva la declaración de que la sociedad del siglo XXI es una sociedad del conocimiento. Si seguimos permitiendo que los cerebros que nosotros hemos formado se vayan para trabajar para nuestros competidores, renegociar la deuda servirá para alimentar el cortoplacismo.

    Saludos, Roberto

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  3. Estimado Andreu,
    Según el BCE la cifra a finales del 2013 de la deuda española era del 159,7 % del PIB con el resto del mundo.
    La ingeniería financiera es muy difícil de seguir, pero la realidad es que aunque ahora podemos pagar los intereses de la deuda, en cuanto el mercado se acatarre todos los analistas coinciden en que la situación sería insostenible.
    Mientras lo cierto es que el mercado no se activa y para mi la cusa es que todos nuestros recursos están dedicados a tapar esta situación y después de 5 años de crisis, tenemos que tomar medidas mas contundentes que ir viendo pasar el día a día.

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  5. Si Roberto podría ser así, pero nuestro tejido industrial es el que es y para cambiar eso hace falta dinero.

    Eso requeriría como hemos hablado muchas veces, invertir en I+D y en Educación y crear un tejido industrial que no existe, lo cual habría que hacer si o si, pero lleva algo más de tiempo. Y además va en contra de los pensamientos de nuestros políticos que es donde primero recortan. Además de un cambio cultural hacia el emprendimiento.

    Las empresas con posibilidad de exportar ya lo hacen y con unas cifras muy buenas, pero son pocas.

    El último retrato que ha hecho el Ministerio de Industrias de las PYMES españolas es; 6,7 % Industria, 14,5 % Construcción, 24,3 % Comercio, 54,6 % Servicios. Y el porcentaje de PYMEs en España es del 99,9 %, para que nadie me diga que no son significativas. Con este mapa mira el porcentaje de empresas que crean productos un 6,7%.

    Desgraciadamente para cambiar este mapa aparte de la consciencia política de querer hacerlo haría falta dinero y de donde lo sacamos si nos lo gastamos en pagar nuestra deuda.

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