lunes, 7 de octubre de 2013

The BRAIN Research Working Group

Se ha publicado a mediados de Septiembre de 2013 el informe del grupo que debe estimular la investigación dentro de un proyecto que presentamos hace tiempo en este blog.


Una serie de encuentros y seminarios de un grupo de especialistas, que tuvieron lugar durante el pasado verano, ha dado como fruto un informe sobre el estado actual de nuestro conocimiento sobre el cerebro y los logros que cabe esperar durante los próximos años. Es un informe de transición que debería conocer su versión final en el verano de 2014.


Este grupo de científicos compone el Comité que debe asesorar al director del NIH (Francis Collins) el consejero delegado del Presidente norteamericano (por ahora Obama) para este ambicioso proyecto dirigido a “resolver un misterio esencial: cómo interactúan dinámicamente circuitos organizados de células para producir la conducta y la cognición, la esencia de nuestra vida mental”.

En el informe se usa un prolífico lenguaje psicológico disfrazado de neurociencia (“nada en neurociencia tiene sentido salvo a la luz de la conducta”). Sus contenidos se distribuyen en dos secciones: (1) visión y filosofía y (2) revisión científica y áreas prioritarias de investigación. Un factor común que recorre el documento es la necesidad de desarrollar tecnología para acelerar el avance de nuestro conocimiento sobre el cerebro.

Las áreas prioritarias son: a) establecer un censo de tipos de células cerebrales, b) crear mapas sobre la estructura del cerebro, c) desarrollar dispositivos para registrar la actividad de las redes del cerebro, d) mejorar las técnicas para manipular esas redes, e) conectar la actividad neuronal con la conducta, f) integrar teorías, modelos, estadística y cálculo con la experimentación, g) mejorar las técnicas para obtener imágenes del cerebro, h) crear medios para registrar datos en humanos, e i) diseminar los conocimientos acumulados y establecer programas de formación.

El grupo es particularmente realista cuando admite que “todos los cerebros humanos comparten una anatomía básica, pero el patrón preciso de conexiones e interacciones revela extraordinarias diferencias individuales –y de ahí proviene la llamativa variación que se observa en la conducta humana (…) nuestros cerebros nos hacen ser lo que somos, nos permiten percibir la belleza, enseñar a nuestros niños, recordar a los seres queridos, reaccionar ante la injusticia, aprender de la historia e imaginar un futuro diferente”.


Comparan este proyecto con las misiones Apolo porque están seguros de que alcanzar sus objetivos cambiará para siempre a la sociedad. Y subrayan que se trata de un ‘Proyecto Americano’. Los europeos ya tienen el suyo.


Naturalmente hacen referencia al desarrollo de neuro-tecnología, equivalente, para entendernos, a la bio-tecnología.  Se espera un potente retorno económico de la inversión que ahora se solicita.

Son conscientes de que la investigación con animales es necesaria, pero “el estudio directo del cerebro humano es clave porque nuestras capacidades cognitivas son únicas”. Aquí entra en escena la neuroimagen, señalando sus importantes limitaciones y lo que cabe hacerse para mejorar (en esencia, aumentar su resolución espacial y temporal). Lograr visualizar la actividad del cerebro humano en tiempo real es esencial y eso solamente se podrá hacer gracias a los avances tecnológicos basados en chips biológicos o nanotecnología.

Compartir la información de la que actualmente se dispone también se considera básico y para alcanzar eficientemente esta meta se propone reducir la burocracia. Interesante novedad que revela que estos científicos piden que se confié en ellos, en su trabajo. Se invita a acoger las ideas innovadoras, arriesgadas, promoviendo la incorporación de científicos que se salgan del marco de referencia comúnmente aceptado: “carece de sentido elegir un único mecanismo de financiación o a un determinado grupo de investigadores; debe haber exploración”.


No me cansaré de repetirlo y quizá en algún momento esta insistencia tenga algún efecto: los psicólogos debemos abandonar lo que estamos haciendo (por mucho que nos excite) y orientarnos hacia la persecución colectiva de ese gran proyecto. Podemos y debemos contribuir a comprender la esencia de nuestra identidad, de eso que explica qué somos y por qué hacemos lo que hacemos.

Ni podemos ni debemos mirar hacia otro lado.

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