La revista ‘Cerebral
Cortex’ publica un artículo en el que se explora una hipótesis sobre las
regiones del cerebro que han aumentado en mayor grado su superficie durante la
evolución del homo sapiens, y que
también se expanden más durante el desarrollo ontogenético.
A. M. Fjell et al. (2013). High-Expanding Cortical Regions in Human Development and Evolution Are
Related to Higher Intellectual Abilities. Cerebral
Cortex. doi:10.1093/cercor/bht201
La
hipótesis es que esas regiones son las que más se asocian a las diferencias de capacidad intelectual que
separan actualmente a los miembros de nuestra especie.
Basándose
en datos de más de mil individuos (de entre 6 y 89 años de edad) los autores
observan que las diferencias en un test de razonamiento fluido (abstracto) correlacionan
con las diferencias de superficie cortical esencialmente en esas regiones de
alta expansión.
Existen
dos medidas de la corteza cerebral que se han venido relacionado con las
diferencias intelectuales: la superficie y el grosor cortical. Este grupo de
científicos considera que la superficie es una mejor medida que el grosor
porque el incremento de la primera facilita la conectividad cerebral y el
desarrollo funcional.
Las
correlaciones de las diferencias de superficie cortical con las diferencias en
razonamiento fluido de los individuos evaluados se muestran a la izquierda de la
siguiente figura. Se observa que son valores débiles (por debajo de r = 0.12) y que se distribuyen por
varias regiones del cerebro.
El
siguiente paso consiste en comprobar si esas correlaciones son distintas
dependiendo de si las regiones corresponden a aquellas que han experimentado
una mayor o menor expansión filogenética. El resultado se presenta a la derecha
de la figura anterior.
Puede
apreciarse que los valores son llamativos para la corteza cingulada anterior y
la corteza frontal superior. Es decir, aunque las diferencias de superficie
cortical se relacionan con muchas regiones distribuidas por el cerebro, las que
han experimentado una mayor expansión filogenética son las más relevantes.
El
mecanismo que discuten los autores para explicar este patrón de resultados se
encaja dentro de la hipótesis radial, relevante
para comprender (a) las diferencias entre especies, (b) la expansión del área
cortical en el periodo prenatal y (c) las diferencias individuales en humanos
adultos.
El
incremento en el número de células madre neuronales mediante una división
simétrica antes del proceso de neuro-génesis, produce un incremento exponencial
en las células que producen las columnas corticales radiales y que, por tanto,
expanden el área cortical. En contraste, la división asimétrica de células
durante la neuro-génesis determina el grosor cortical.
El
hecho de que las regiones frontales sean particularmente relevantes en el
estudio comentado es consistente con un reciente informe de nuestro equipo de investigación
publicado en ‘NeuroImage’:
Colom,
R., Burgaleta, M. et al. (2013). Neuroanatomic overlap between intelligence and
cognitive factors. Morphometry methods provide support for the key role of the
frontal lobes. NeuroImage, 72,
143-152.
Nuestro
resultados subrayaban que las diferencias individuales en razonamiento (fluido
o cristalizado) y en memoria operativa (working
memory capacity) se encontraban particularmente asociadas a las diferencias
de superficie cortical en la corteza frontal medial (véase figura). Además, las
medidas de grosor cortical no resultaban particularmente informativas.
Sin
embargo, estos resultados no son completamente consistentes con la relevancia
que se le concede al lóbulo parietal, tanto en la famosa teoría de la red
parieto-frontal de la inteligencia (P-FIT) de Rex Jung y Richard Haier,
como en el marco de referencia sobre la evolución de los homínidos destacado
por el Dr. Emiliano Bruner.
Seguimos
avanzando, pero aún queda camino por recorrer. Sin duda.
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