El
periodista Gareth Cook publicó el 5 de Abril un artículo para la revista
'The New Yorker'.
El
psicólogo Michael Kane se ha apresurado a recomendar este reportaje en Twitter, presumo que para acreditar los
malos resultados de su grupo de investigación.
He
discutido bastante sobre este tema con mis colegas y he llegado a la conclusión
tentativa de que el grupo de Kane se niega a desplegar una actitud más positiva
porque no han sido ellos quienes primero sacaron a la luz la posibilidad de
mejorar nuestras capacidades mentales mediante el entrenamiento cognitivo.
Otro
periodista, Dan Hurley, está terminando un libro revisando el caso y sus
conclusiones no son exactamente iguales que las de Cook (interesantes pueden
ser sus antepasados piratas).
El artículo
de Cook se remonta a los primeros estudios del sueco Torkel Klingberg, pasa por
la impactante investigación de Susanne Jaeggi y usa el reciente meta-análisis
de la noruega Monica Melby-Lervåg sobre la efectividad de
entrenamiento cognitivo.
Conclusión de Cook: 'BRAIN GAMES ARE BOGUS', es decir, falaces, espurios, falsos.
Arremete
contra la compañía Pearson por haber aceptado que el entrenamiento
cognitivo ofrecido por la empresa 'Cogmed'
puede ayudar a mejorar las capacidades mentales. Pero, sobre todo, por hacer
negocio a partir de una evidencia poco sólida, científicamente hablando.
Es un hecho que los científicos siguen investigando. Pero no lo es el que se haya demostrado algo sólido todavía en ninguna
dirección. Cook decide darle crédito a los escépticos y da un portazo
contundente.
Pero
la cosa sigue sin estar clara. Los trabajos del grupo de Kane, que rechazan la
posibilidad de mejora, son muy dudosos, como tuve la oportunidad de demostrar
recientemente en un congreso celebrado en Texas. La siguiente gráfica muestra,
por ejemplo, algunos de esos resultados.
Es
por lo menos raro que ninguno de los grupos comparados cambie absolutamente
nada su puntuación entre las tres medidas que se toman antes del entrenamiento,
a mitad del entrenamiento y al terminar la fase de entrenamiento. Debería
apreciarse al menos algún incremento por el simple efecto de la práctica. Pero no se observa nada de nada. Raro, raro.
Que
hay cosas a mejorar es algo aceptado por los científicos que actualmente
estamos trabajando en este tema. Pero precisamente por eso intentar zanjar la
cuestión ASAP (as soon as possible) carece
de sentido.
El
escepticismo es necesario y es, además, una marca de la ciencia bien hecha. Pero
el escepticismo no tiene por qué ser equivalente al derrotismo. Considero
saludable preguntarse, una vez más, si resulta posible mejorar nuestras
capacidades mentales usando estrategias de actuación sólidamente ancladas en lo
que sabemos sobre el sistema humano para procesar información.
Quizá
volvamos a fracasar. Pero dejemos que los científicos hagan su trabajo y que
puedan equivocarse. De los errores se aprende y a partir de ellos también se
avanza.
Este post puede ser interesante:
ResponderEliminarhttp://blogs.scientificamerican.com/beautiful-minds/2013/04/15/in-defense-of-working-memory-training/
Saludos, Rebeca
Un interesante artículo Rebeca, aunque me chirrian algunos de los argumentos (p. e. la práctica equipración de la meditación con el entrenamiento cognitivo en una tarea experimental como la n back). Gracias por la recomendación.
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