lunes, 29 de octubre de 2012

Entrevista a José Antonio Bolado (un maestro)


La fiesta de los toros despierta pasiones encontradas. Quien defiende el espectáculo lo hace con el corazón y aquel que lo rechaza es muy beligerante. Pero también hay ciudadanos que no sienten una particular inclinación y que prefieren que cada cual pueda elegir libremente entre asistir o no asistir a una corrida.

Buscando información de primera mano decidí entrevistar a alguien que pudiera hablar sabiendo, no suponiendo. Ahí entra en escena José Antonio Bolado, un ciudadano como usted y como yo pero que ha asistido a mas de cuatrocientas corridas de toros, que es espectador habitual de 'Tendido Cero', y que, por tanto, sabe de lo que habla cuando abre la boca.

La entrevista discurrió más o menos así.

Roberto: José Antonio, ¿qué tres cosas destacarías para convencer a los indecisos de que la fiesta de los toros nunca debería desaparecer?

José Antonio: Me lo pones muy difícil porque hay bastantes más, muchas más, pero ahí va. Lo primero es que sería una barbaridad que se perdiese la extraordinaria belleza del toro de lidia, realmente única en el reino animal. Aunque se ha dicho muchas veces, no por ello deja de ser cierto que el toro de lidia desaparecería si terminase el espectáculo. Es una realidad. En segundo lugar, además de su belleza está, como nos recordó Ortega y Gasset siempre que tuvo ocasión, su singular bravura. No existe ningún otro animal que la posea. Esa bravura explica por qué, aunque cueste creerlo, el toro no sufre en su combate con el torero. Varios estudios científicos avalan este hecho. No sufre, pero siempre que la lidia sea como debe ser, lo que a veces se incumple. Finalmente, a día de hoy prácticamente ninguna de las fiestas patronales que se celebran en la península podría entenderse sin los toros. Terminar con ese espectáculo sería arrancarles una parte importante de su esencia.


R: ¿Realmente no sufre el toro? Es difícil de aceptar.

JA: El toro bravo no sufre en una lidia como es debida, pero eso no significa que no haya algunas variantes de la fiesta con las que no comulgo porque el animal sufre.

R: ¿Puedes poner algún ejemplo?

JA: El Toro de la Vega puede servir.

R: ¿Y qué opinas de la lidia sin muerte, como sucede, por ejemplo, en Portugal?

JA: Los animales nacen, viven y mueren. Nosotros también. La lidia no se concibe sin la muerte de uno de los contendientes, igual que nadie entiende que alguien nazca, viva pero no muera. Es verdad que en Portugal el toro no muere en el ruedo, pero lo matan a sangre fría en el corral. ¿Qué es más cruel?

R: Pero no negarás que el torero tiene una gran ventaja sobre el animal, ¿no?

JA: Nada de eso. Es justamente todo lo contrario. El torero sabe que tiene la batalla perdida, es muy consciente de que está en inferioridad de condiciones frente a un espécimen de más de 500 kilos cuyo único objetivo es matar. Solo su técnica y su oficio le permitirá ganar esa batalla.

R: Entonces el torero debe ser alguien muy particular, un individuo que carece de miedo.

JA: No te confundas, el torero tiene miedo. Pero es alguien con un valor extraordinario, alguien realmente especial. Para que te hagas una idea, si calculamos que hoy en día hay alrededor de mil novilleros, de esos solo unos 20 toman la alternativa y de quienes llegan a ese punto, 1 o 2 destacan como excelentes matadores. Un solo percance puede acabar con las aspiraciones del novillero. Como se dice en lenguaje taurino, 'pierde el sitio'. Todos tienen el valor necesario, pero eso no es suficiente. O tiene duende o no hay nada que hacer.

R: O sea que hay valores en juego. ¿Crees que un matador transmite valores a su público?

JA: No me cabe duda. Estar en una plaza con miles de personas pendientes de ese singular combate es algo realmente especial. O se vive o no se entiende.

R: ¿Y cuáles son esos valores? Es difícil hacerse a la idea de que un combate a muerte sea capaz de comunicar valores que merezcan la pena.

JA: Pues así es. Además del valor, el torero comunica seriedad, responsabilidad, respeto, dominio, y, por supuesto, emoción. No sé a ti pero a mí me cuesta poco aceptar que un humano valeroso, serio, responsable, respetuoso y que se emocione es mejor que alguien cobarde, irresponsable, que carezca de emociones y que no respete a los demás.

R: Entonces, ¿por qué hay detractores?

JA: He discutido mucho con ellos (aunque cada vez lo hago menos) así que puedo decir que su principal argumento es que la fiesta es una 'salvajada'. Consideran que es algo 'prehistórico'. Pero, con todos mis respetos (un respeto que, dicho sea de paso, ellos no tienen hacia mi) la mayoría jamás ha asistido a una corrida de toros, y, por supuesto, carece del conocimiento que exige entender la fiesta.


R: Eso me lleva a una pregunta delicada: ¿intentarías convencer a Wert, el ministro de educación y cultura, para que se propusiese algún curso opcional en los colegios para enseñar todo lo que rodea al mundo del toreo?

JA: La verdad es que no lo había pensado, pero me parece una idea estupenda. Opinar sabiendo siempre es mejor que ignorando. Además, se quiera o no, es una parte de nuestra cultura, y, por tanto, me cuesta ver por qué no sería adecuado que nuestros chavales lo conociesen a fondo.

R: Y hablando de cultura, recientemente han blindado la fiesta de los toros en Francia. ¿Sería posible hacer algo similar en España?


JA: Por supuesto. De hecho, se han recogido más de 1 millón de firmas para que el parlamento apruebe el carácter de bien cultural de la fiesta de los toros. Seguimos esperando, pero confiamos en que se logrará.

R: O sea de la fiesta 'nacional'.

JA: Ese apellido es el que está detrás de la obsesión de algunos, en lugares como Cataluña o Euskadi, por acabar con los toros, a pesar de su larga tradición. Puede que no se sepa, pero el toreo ha llegado a ser más importante en Cataluña que en Madrid. Eso sin mencionar los San Fermines en Pamplona o las fiestas de la semana grande en Bilbao y San Sebastián, por poner solo algunos ejemplos.

Es muy chocante que en Cataluña hayan prohibido la fiesta de la lidia pero que mantengan tradiciones realmente bárbaras y crueles como el toro embolao y los 'bous al carrer'. Opino que es una cuestión política que nada tiene que ver con el espectáculo sino con la idea, muy equivocada, de que es una tradición 'española', en el peor sentido del término.

Hay quienes no tienen ninguna reserva ante el hecho de tener a un pájaro encerrado de por vida en una jaula, pero ¿hay algo más cruel?

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Hubo muchas más cosas en la entrevista, y quizá las contemos en otra ocasión. Por ahora les recomiendo algunos enlaces de interés, no sin antes agradecerle a José Antonio su buena disposición a soportar estoicamente mis saetas:


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