jueves, 5 de julio de 2012

Varones maltratados


Desde este blog se ha mantenido, reiteradamente, que resulta altamente probable que el enfoque dominante sobre la violencia doméstica se encuentre desencaminado.

Quizá, se dijo, esa violencia vaya más allá del sexo del agresor y resulte secundaria en relevancia con respecto a otras variables potencialmente causales. Algunas de esas variables podrían ser la agresividad, la impulsividad o la ansiedad.

La desigual distribución de estas variables, digamos que de personalidad, en la población de ambos sexos, podría estar ocultando las verdaderas causas, y, por tanto, despistarnos sobre la estrategia más adecuada de intervención.

Si, como no cabe duda, se desea contribuir a paliar el problema, considerar otras perspectivas puede ser más importante de lo que pensamos.

Desde esta perspectiva, Joaquina Prades ha publicado un interesante artículo en el diario El País revelando que ellos también son maltratados.


Dibuja en una figura los datos de muertes de ambos sexos en casos de violencia doméstica desde 2007 hasta 2011. Aproximadamente un 10% de los casos corresponden a muertes de varones, sobre un total de muertes de alrededor de 70. Hay oscilaciones año a año, pero gira en torno a esas cifras.

Globalmente, en los últimos cinco años han perdido la vida 32 varones frente a 335 mujeres en episodios de violencia doméstica.

Esa desproporción promueve que no existan estudios sobre los casos masculinos. A eso se añade que ellos declinan denunciar, quizá porque se cuestionaría abiertamente su hombría (algo que ya denunció Mercedes Salisachs con valentía en su interesante novela 'La conversación').

La autora del artículo se pregunta si el maltrato no depende del sexo. Intuye que puede ser la personalidad del agresor, y no el sexo, una de las verdaderas claves de la solución al problema.

Relata algún caso que desgrana los detalles habituales en esa clase de episodios, pero, en este caso, el agredido es un varón. Las amenazas únicamente se consideran delito legal si quien las lanza es un varón. Una mujer puede hacerlo con relativa impunidad. A lo sumo puede considerarse como una falta.

Inmaculada Montalbán, Presidenta del Observatorio de Violencia Doméstica del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), sin embargo, apoya la tesis de que el sexo es clave, amparándose en que el modus operandi es diferente.

Los centros de prevención se niegan a atender a los varones que presentan denuncias "por razones estadísticas e históricas".

Quienes pensamos que otras estrategias son posibles, e incluso deseables, admitimos que podemos estar profundamente equivocados. Representantes como Montalbán consideran que están en posesión de la verdad. Este desequilibrio puede estar haciendo un flaquísimo favor a las víctimas, sean del sexo que sean.

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