Los integrantes del selecto Club
Bilderberg se han reunido para discutir sobre la actual
situación, económica y también espiritual. Su primer encuentro tuvo lugar en Holanda en Mayo de 1954 (en el Hotel Bilderberg).
La prensa no puede acceder al Hotel en el que se reúnen más de un
centenar de personalidades (banqueros,
políticos, miembros de la realeza, financieros internacionales o dueños de los
principales medios de comunicación) para discutir sobre las relaciones
entre Europa Occidental y los Estados Unidos, con respecto a economía,
seguridad, energía, y, por supuesto, el futuro de la democracia.
Este año una de esas chicas ha sido nuestra vice-presidenta
(relevando a Cospedal). En alguna ocasión se han reunido en España
(Sitges, Isla de la Toja) pero este año han visitado el Estado de Virginia, en los Estados Unidos. José Luis
Cebrián, Juan María Nin Génova, Cesar Alierta y Joaquín Almunia también asistieron a la reunión. La Reina Sofía, que suele acudir, declinó
la invitación en esta ocasión.
Precisamente por su carácter reservado, sus deliberaciones y
presuntas decisiones son objeto de sesudas disquisiciones. Los tiros suelen ir dirigidos
hacia el supuesto de que esas personalidades se reúnen para dictar las pautas a
seguir a nivel mundial, pasando por encima de los gobiernos nacionales. Algo
así como un poder en la sombra que mueve los hilos.
El listado de asistentes es interesante, pero no tanto. Profesores
de Harvard, el director del MIT, un delegado de Microsoft y otro de Google,
directores de famoso periódicos como ‘The
Economist’, y, por supuesto, representantes de los grandes bancos.
Uno de los primeros post
de este blog estuvo dedicado a ese
Club:
No voy a repetir ahora lo que en su momento comentamos. Es
aterrador.
En esencia, estos individuos se reúnen para, andando el tiempo,
construir un gobierno mundial bajo su tutela. Los
pasos se pueden resumir en producir crisis para debilitar
al individuo, a los grupos, y, naturalmente, a los países. Los
individuos se debilitan haciéndoles acatar listados interminables de estúpidas
normas, obligándoles a usar un determinado lenguaje 'correcto' o coartando, de
hecho, su libertad de expresión. Los países se debilitan obligándoles a
contraer una deuda que no puedan saldar, salvo que la caballería venga en su
ayuda.
Los mercados deben ser globales, y, por tanto, debe promoverse una
centralización. Los nacionalismos son algo a extinguir
rápidamente. El control de los medios de comunicación es clave para el
éxito de este proceso. El pensamiento debe ser único. La
diversidad constituye una amenaza.
Pero, oficialmente, el objetivo del Club es:
1.- Reunir durante
tres dias a ciudadanos destacados para que discutan de modo informal sobre temas de actualidad,
especialmente sobre relaciones internacionales y economía.
2.- Validar la fuerte sensación de que las diferencias entre las
distintas naciones occidentales son menores que sus semejanzas, hecho que debe
promover su entendimiento.
3.- Facilitar un intercambio abierto y
libre entre los asistentes mediante el carácter privado de los
encuentros.
La única actividad del Club es una reunión anual y, en ella, no se
proponen resoluciones, no se vota nada, ni se llega a declaraciones políticas
de ninguna clase. En cada uno de los 59 encuentros que han tenido lugar desde
su origen se han hecho públicos los nombre de los participantes y la agenda a
discutir.
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