viernes, 17 de febrero de 2012

La inteligencia de las naciones

Hace una década el psicólogo Richard Lynn y el economista Tatu Vanhanen publicaron un libro titulado 'IQ and the wealth of nations' (2002).

Su tesis era que la capacidad intelectual (IQ) de los países predecía su nivel de desarrollo económico, en mucha mayor medida que otro tipo de variables.

Las reacciones no se hicieron esperar. Una sustancial parte de esas reacciones iban dirigidas a poner en cuestión la clasificación de los países según su capacidad intelectual.

¿Cómo es posible asignar una puntuación fiable de capacidad intelectual a los distintos países?

En 2012 se publicará un artículo de Lynn & Vanhanen en la revista 'Intelligence' en el que se resume la evidencia acumulada en estos diez años.

Lynn, R & Vanhanen, T (In Press). National IQs: A review of their educational, cognitive, economic, political, demographic, sociological, epidemiological, geographic and climatic correlates. Intelligence.

La figura muestra algunos resultados que, desde luego, no hacen justicia a las 19 tablas que se pueden encontrar en el artículo original.


Pero permite apreciar la conclusión general de que la capacidad intelectual asignada a los distintos países predice de modo poderoso factores como el aprendizaje escolar valorado por PISA, el índice de desarrollo humano o el nivel educativo alcanzado por los habitantes de los países comparados. Algo menor es la relación con el nivel democrático, la libertad económica o el ateísmo. Y nula con el nivel de felicidad expresado por los ciudadanos de los países comparados.

Algunas de las relaciones son negativas: a mayor capacidad intelectual menor desigualdad, desempleo, delincuencia, corrupción, fertilidad y temperatura.

Esa relación negativa con la temperatura media del país está detrás de la tesis de los autores según la cual "los factores geográficos y climáticos han sido responsables de las diferencias de capacidad intelectual, y estas diferencias de capacidad son responsables, en parte, de las diferencias nacionales en educación, riqueza y la serie de fenómenos sociales enumerados en este artículo".

Para Lynn y Vanhanen las diferencias de capacidad intelectual que separan a los países constituyen una causa de las diferencias que separan a esos países en otros factores. Y la genética se encuentra implicada.

Pero esas diferencias, posiblemente genéticas, tuvieron un origen ambiental, lo que resulta consistente con la declaración de que las diferencias de capacidad intelectual que ahora separan a los países pueden ser superadas.

No obstante, que esta visión optimista pueda materializarse exigirá científicos responsables que admitan los hechos y depongan la actitud de someterse a la extorsión de los medios.

4 comentarios:

  1. ¡Vaya!

    A mayor capacidad intelectual, mayor libertad económica y menor desigualdad! :)

    ¡Mañana contesto al post sobre Navarro y Chomsky!

    Me parece super interesante la relación CI-PISA. Nuestro amigo Josecho está al acecho de poder arrojar evidencias sobre esa relación.

    Esperaré impaciente la publicación del artículo para saber cómo operativizaron el asunto.

    un abrazo

    un abrazo

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  2. El articulo de Lynn & Vanhanen ya está disponible en la web.
    La relación con PISA es realmente interesante y da mucho juego, especialmente cuando entran en juego algunas covariables.
    Saludos, R

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  3. Hay una cosa curiosa que no me cuadra. Resulta que contra más inteligentes son los ciudadanos de una nación tienen más educación, hay menos paro, menos desigualdad social, menos corrupción, menos delincuencia, menos suicidios, más democracia, etc, etc, etc. Pero el nivel de inteligencia no correlaciona con la felicidad ni con el nivel de satisfacción (alrededor de r=0)!!!! ¿Como es posible?. Si el nivel intelectual se relaciona positivamente con todas esas variables debería, creo yo, aunque fuera indirectamente, presentar una correlación con el nivel de felicidad y no lo hace.
    A ver si al final va a ser verdad que la ignorancia es la base de la felicidad ;-)

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  4. La relación de la inteligencia con la felicidad seguramente depende bastante de la calidad y fiabilidad de la medida de felicidad. Es probable que no sea el indicador más apropiado. En cualquier caso, es coherente con alguna otra evidencia. Si puedes mírate este post:
    http://robertocolom.blogspot.com/2009/09/respuesta-la-pregunta-44.html
    Saludos, R

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