Hubo un tiempo en que admiré a Goytisolo.
Me señaló el camino por los campos de Níjar y me ayudó a comprender, de verdad, el mundo árabe a través de su magnífica serie de TVE 'Alquibla'.
Pero mi entusiasmo por este escritor se ha atenuado al leer su reciente artículo para el diario El País.
Ataca agresivamente a las nuevas tecnologías y defiende el método clásico de hacerse con la cultura.
Goytisolo dice redactar a mano y confiesa no haber usado jamás ni siquiera una máquina de escribir.
Declara no tener "la menor idea de lo que es iPad, Wii, Xbox o Mac Book".
Difícil de creer, pero eso dice.
Rechaza lo que él denomina imperio del "conocimiento instantáneo y efímero que nos brinda la continua innovación tecnológica".
Y, por supuesto, abomina de la globalización cultural.
Piensa que "sabemos hoy más y más cosas, pero cada vez menos importantes".
Se pregunta Goytisolo: "¿para qué partirse la cabeza leyendo a Joyce o Kafka, si Google te procura en un instante el catálogo de todas las obras y autores habidos y por haber? Repasar las páginas de 'En el jardín de los senderos que se bifurcan' deja en el lector de Borges un sabor agridulce".
Breve nota: el escritor se equivoca al reproducir el título del relato de Borges, pero no importa.
Critica vorazmente la pérdida de la lectura concentrada y su sustitución por el acceso masivo y superficial a la información.
Ya se ha comentado aquí sobre esta tendencia derrotista antes las denominadas nuevas tecnologías.
No esperaba que Goytisolo suscribiese esa corriente romántica. Pero así son las cosas.
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