viernes, 20 de enero de 2012

Científicos salvados por ciudadanos


¿Podemos los ciudadanos salvar la ciencia en este país?

Recientemente el consejo de ministros redujo en 600 millones de euros el presupuesto destinado a investigación y desarrollo. Además, supimos que las vacantes por jubilación no serán cubiertas por jóvenes investigadores. Carmen Vela (secretaria de estado de investigación, desarrollo e innovación) tendrá que hacer malabarismos para evitar el naufragio.

Es un hecho que el término 'ciencia' (y su significado) ya no existe en el lenguaje (ni en la mente) de los políticos que están ahora a cargo del gobierno.

Los científicos españoles estamos preocupados y la revista 'Nature' nos acompaña en el sentimiento, aunque sus editores no se sorprenden debido a la demostrada escasa relevancia que, de hecho, nuestros líderes le otorgan a la ciencia.

En medio de esta desafortunada coyuntura, los medios dan a conocer que la facturación de las empresas biotecnológicas españolas ha crecido una media del 23% en los últimos años. De hecho, en 2012 se facturó 1.429 millones de euros (equivalente a un 0,13 por ciento del PIB).

También aumentó el sector de la biofarmacéutica (un 24%) duplicando su facturación en la última década.

Galicia y Andalucía encabezan el ranking. A Madrid le va cada vez peor.

Globalmente, España ocupa la cuarta posición en producción biotecnológica, solamente por detrás de Alemania, Reino Unido y Francia. Y se sitúa en el quinto lugar en cuanto a publicación de sus resultados en revistas de sustancial impacto. Pero en patentes salimos mal parados. Y, por supuesto, en ayudas para la investigación, sistemáticamente decrecientes desde 2008.

Sin embargo, más de medio millón de pacientes en España se están ya beneficiando de estos desarrollos biotecnológicos, reduciendo los costes de la Seguridad Social en un 11% en 2010.

Quienes hacen malabarismos son los científicos...

En el mundo de la red, investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (Giuseppe Paparo y Miguel Martín-Delgado) han ideado un algoritmo cuántico que mejora el motor de búsqueda de Google. A medida que crece el tamaño de internet, este algoritmo será más y más relevante. Ahora Google usa 'PageRank', un algoritmo que se basa en asignar una puntuación a cada página según su cantidad de enlaces. Cuantos más enlaces, mejor es la posición de esa web. El algoritmo cuántico de Paparo y Martín-Delgado es mucho más rápido. Los gurús de la red quieren saber más...

La ciencia cuenta, pero nuestros políticos tienen la mirada perdida.

En reiteradas ocasiones se ha defendido en este blog la necesidad de reducir el peso del estado, pero no --como tendenciosamente se escucha a veces-- para entregárselo a las grandes corporaciones privadas, sino para devolverle al ciudadano su protagonismo.

Los políticos van a lo suyo, que es ser re-elegidos y recaudar impuestos para, de cuando en cuando, malversar fondos y, casi siempre, decidir por nosotros. Algunos llevan tanto tiempo en ese gremio que se han impregnado de un repugnante barniz clasista. Sé de buena tinta que un ministro del gabinete recién creado por Mariano Rajoy, ha prohibido a sus funcionarios usar la misma escalera que él para evitar tener que saludarles. ¿Qué se puede esperar de un individuo así?

Tendremos que ser los ciudadanos los que saquemos las castañas del fuego para que no se abrasen. También en el caso de la ciencia.

En esta dirección, Francisco J. Hernández ha tenido la brillante idea de proponer una casilla por la ciencia en el siguiente ejercicio de la declaración de la renta. La idea se está extendiendo como la pólvora. Mientras que los ciudadanos somos conscientes de la relevancia de la ciencia para salir del atolladero, nuestros representantes siguen a lo suyo. Quizá alguien deba recordarles que nada es para siempre.

La ciencia en España ha carecido de los recursos necesarios con demasiada regularidad. Pero podemos haber encontrado el modo de superar esas limitaciones alimentadas activamente por esos políticos.

Un deseable efecto colateral de esta medida será contribuir a atenuar la sangría de fuga de talento que nos está matando. Como declara Hernández "muchos de los mejores científicos formados en España durante la época de bonanza se verán obligados a emigrar, con la pérdida de capital humano que eso conlleva".

Salvo si nosotros, los ciudadanos, tomamos las medidas oportunas.

Ahora podemos hacerlo.

Si queremos.

Váyase a la siguiente dirección web:

www.actuable.es

Y procédase.

Casi un cuarto de millón de personas se han suscrito a día de hoy.

Por cierto, Hernández estudió en Valladolid pero ahora está en Cambridge.

Finalmente, revisitemos a Cajal:

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