jueves, 13 de octubre de 2011

El impacto de la ciencia

Juan Aréchaga presentó, hace algunos días, un artículo en el diario 'El País' revisando la problemática asociada a la publicación de artículos de ciencia. Sus comentarios son, desde luego, interesantes.

Sostiene que debe evitarse confundir un determinado artículo con la revista en la que se publica. La segunda puede atesorar un enorme prestigio, pero el primero ser de flojo a malo. No son pocos los artículos de 'Science' o 'Nature' que no han recibido ni una sola cita.

También considera discutible el famoso factor de impacto. El número de investigadores en una determinada área, las modas o las auto-citas, son factores que pueden distorsionar el impacto.

Es cierto que existe una cierta obsesión por las citas. 'Nature' o 'Science' encabezan el listado de artículos que han debido retirarse por maquillaje --e incluso falseamiento-- de resultados, una práctica destinada a incrementar la atención de la comunidad.

No obstante, lo que más parece preocupar a Aréchaga es el efecto negativo sobre las publicaciones nacionales. Las editoriales internacionales están aplastando al editor español. Además, nos vemos obligados a pagar escandalosas sumas de dinero a esas multinacionales para acceder a los artículos en ellas publicados.

Crece, también, la probabilidad de que se deba pagar para publicar. Las cifras pueden llegar a los 5.000 € por artículo.

Comprendo la preocupación de Aréchaga.

Sin embargo, debe admitirse que desde que 'nos hemos puestos las pilas', los artículos de nuestros científicos reciben un reconocimiento del que hasta no hace demasiado tiempo carecían miserablemente.

Ahora se nos conoce por ahí. Antes publicábamos aquí, en nuestra región. Nosotros nos lo comíamos y nos lo guisábamos, pero por ahí no degustaban nuestros platos.

Es también cierto que una publicación en una revista competitiva no es garantía de que el trabajo posea la calidad real que se le supone. Es materialmente imposible. Los científicos son demasiado productivos, pero solo una pequeñísima parte tiene una verdadera relevancia para un avance real.

Eso siempre ha sido así. Ideas hay muchas, pero grandes ideas pocas, muy pocas.

Con frecuencia ni siquiera nos damos cuenta de que son grandes hasta pasado un tiempo.

Las casuísticas son muchas y variadas. Pero el hecho es que esas pilas que nos hemos puesto ha contribuido a mejorar nuestro nivel y nuestra presencia en la ciencia.


Una ciencia que, por definición, es internacional, no regional.

Pienso que no tiene demasiado sentido quedarse en el patio trasero de nuestra casa si lo que se persigue es conocer mundo.

Aréchaga mantiene que deberíamos fomentar nuestras propias publicaciones, pero ¿qué significa exactamente eso? ¿implica poner una antena enorme en el patio para que nos puedan ver desde Hong Kong? ¿o quiere decir que deberíamos explicarle a los chinos que nuestra ciencia es magnífica?

Tengo la sensación de que los chinos, los ingleses o los daneses no quienen que se les explique nada, sino que desean leer trabajos que puedan ayudarles a avanzar en sus respectivos campos, vengan de Italia, Túnez o el patio trasero de nuestra casa.

Que eso se publique en 'Science', 'Nature' o 'el patio trasero de mi casa' es realmente secundario al hecho de que el contenido sea importante, relevante, útil. Aréchaga reconoce que publicar en esas prestigiosas revistas no conduce automáticamente a un mayor impacto. Ergo la cosa está clara.

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