jueves, 1 de septiembre de 2011

Las leyes de Detterman sobre la investigación en diferencias individuales (Parte 1)


Hace mas de 30 años, el actual editor de la revista ‘Intelligence’ –Douglas K Detterman-- coordinó –junto con el díscolo Robert J Sternberg-- un libro sobre la investigación de la inteligencia humana. En ese volumen se incluyen las denominadas ‘leyes de Detterman sobre la investigación en diferencias individuales’.

El autor usa un tono desenfadado, pero se dicen verdades como puños sobre el uso de la estadística, las estrategias de investigación y la interpretación de resultados.

Diez años después de su publicación, hice la traducción al español de estas leyes para un volumen editado por el Profesor Manuel Juan-Espinosa y un servidor, titulado ‘Psicologia diferencial y cognición’ (1989). Tuvieron un éxito arrollador, pero ahora han caído en el olvido. Por eso, y por un comentario hecho en este blog por el Profesor Andreu Vigil, me he animado a publicarlas aquí por entregas.

Quiero subrayar que merece la pena leer las leyes con detenimiento y pensar en nuestro propio proceder como científicos. Dudo que solamente puedan aplicarse a la investigación en diferencias individuales.

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La serie de capítulos contenidos en este volumen explora el problema de cuál es la metodología que debe usarse para estudiar las diferencias individuales en la inteligencia humana. Los autores han sido tan rigurosos que prácticamente no se ha dejado nada de lado, por lo que es legitimo preguntar cuál es el papel que le queda a alguien al que se le encomienda discutir esos trabajos. ¿Admitir que lo que merecía la pena decir ya se ha dicho? ¡Eso nunca! Finalmente, se me ha ocurrido que lo que se puede hacer en estos casos es sistematizar.

Para un observador casual, la tarea de sistematizar puede vislumbrarse imposible, puesto que los autores parecen no concordar en prácticamente nada. Tampoco están de acuerdo con los autores que les han precedido, quienes, a su vez, también discrepaban entre ellos. La excepción puede ser la declaración de J B Carroll respecto al escaso progreso hecho en la comprensión de las capacidades mentales según el enfoque del procesamiento de la información. En eso parece darse un cierto acuerdo, pero incluso aquí existen discrepancias sobre lo que nos depara el futuro. De todos modos, los desacuerdos generales no deben considerarse como un obstáculo serio para lograr principios generales. Como sabe cualquier científico que se precie, todo parece complicado hasta que se comprende, y, entonces, parece realmente sencillo. Todo lo que se requiere es concretar los principios que subyacen a los desacuerdos, porque entonces resultará claro que, en realidad, existe un extraordinario acuerdo entre los diferentes autores que han explorado los factores metodológicos que sustentan la investigación en diferencias individuales.

Mi propuesta consiste en desarrollar una serie de leyes que pudieran guiar a quienes desean participar en la investigación de las diferencias individuales. Me veo forzado, de manera escasamente modesta, a denominarlas ‘leyes de Detterman sobre la investigación en diferencias individuales’. Intento así evitar eventuales litigios que pudieran derivarse de haberme dedicado a asignar nombres de autores concretos a las distintas leyes. Tengan por seguro que las autoridades me darían la razón si esos autores me llevasen a juicio por difamación.

Una vez la comunidad de investigadores acepte estas leyes, la comunicación se verá extraordinariamente simplificada. Por ejemplo, un articulo metodológico se podría condensar en unas pocas líneas: Ley XIV; Ley III, Corolario 1; Ley XV. Los artículos de investigación podrían reducirse al absurdo de una única línea: Jones (1984), Ley IV. Los manuscritos sometidos a una eventual publicación podrían despacharse rápidamente del mismo modo por cualquier revisor familiarizado con el sistema. De hecho, soy tremendamente optimista respecto al hecho de que llegará el día en el que la investigación de laboratorio será prácticamente innecesaria. Aprender sobre la investigación en diferencias individuales consistirá en un seminario en el que los estudiantes deberán proponer proyectos de investigación. La mayor parte de esas propuestas vivirán una rápida muerte gracias a la cita de alguna de las leyes de Detterman. Pero algunas de esas propuestas serán objeto de un apasionado interés por parte de algunos excitados estudiantes. Tales propuestas provocarán una ola de contagioso entusiasmo hasta que un profesor de pelo canoso, sentado al borde de la mesa, les traiga de vuelta a la realidad. Usando un tono de voz tan impaciente como cansado dirá: “¡Ley IV!, ¡Ley IV!” Esta imagen me produce un escalofrío en el espinazo. La investigación en diferencias individuales habrá llegado entonces a lo más alto.

Aunque las leyes que estoy a punto de exponer constituyen un sistema integrado, las ordenaré en tres secciones. La primera se centra en la estadística, la segunda en las estrategias de investigación y la tercera en la interpretación de resultados. En general no usaré evidencia para sustentarlas. En la mayor parte de los casos las pruebas serán evidentes para un estudiante brillante. Otros estudiantes desearán darle vueltas al razonamiento que rodea a cada ley para regodearse en su sofisticación metodológica.

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