martes, 10 de mayo de 2011

Examinando a la inteligencia 'emocional'

¿Estaría usted dispuesto a ingerir un medicamento cuyas garantías no hubiesen sido rigurosamente examinadas por un equipo médico competente?

Mientras que la respuesta a esta pregunta sería unánimemente negativa, resulta que al consumir 'Psicología' el ciudadano es sustancialmente menos crítico. Si escucha a un presunto experto, como Daniel Goleman, declarar que no es realmente importante ser listo para triunfar socialmente, sino que el factor clave es saber cómo gestionar inteligentemente nuestras emociones, admite su validez sin más.

Sin embargo, esa aceptación supone ingerir una sustancia que no ha superado el exigido control de calidad. Los estudios científicos disponibles demuestran, rotundamente, que la inteligencia emocional es inútil para comprender por qué algunos chavales triunfan o fracasan en el colegio. También es irrelevante para pronosticar el éxito profesional.

Entonces, ¿a qué se debe su impacto? ¿por qué parecemos dispuestos a aceptar, sin reservas, el mensaje de Goleman y de algunos otros 'expertos'?

A mi juicio, una de las razones mas poderosas proviene de que las ciencias de la conducta son demasiado sensibles a las modas pasajeras. Mucha gente encuentra consoladora la declaración de que no es importante ser más o menos inteligente, abrazando la consigna de que por encima de eso se encuentra la gestión de las emociones.

Pero ignorar la ley de la gravedad, por mucho que nos atraiga la idea de volar, no parece demasiado sensato. Nadie, en su sano juicio, se lanzaría desde un decimosexto piso porque ha pensado que es injusto que las aves puedan volar y los humanos no. Las leyes de la naturaleza son las que son, y el físico que las desvela no tiene la culpa.

Volviendo a la inteligencia emocional: algunos se niegan a aceptar la abrumadora evidencia científica que demuestra que ser más o menos listo es realmente crucial para comprender la conducta cotidiana de la gente, y encuentran la solución a su pesadumbre en personajes mediáticos sin escrúpulos dispuestos a decirles lo que quieren escuchar.

Pero un científico responsable ni puede ni debe actuar de ese modo para que sus obras tengan un mayor éxito comercial. De lo que se trata es de actuar honradamente, denunciando lo que se sabe que, por ahora, se aleja de los hechos comprobados. El científico que revela que la inteligencia emocional carece de importancia, no es culpable de los hechos, en igual medida que el físico que nos hace notar las leyes de la naturaleza.

Si se consume tiempo y recursos --económicos y humanos-- para intentar educar emocionalmente a los chavales con fracaso escolar --aceptando, por cierto, que eso sea posible-- en lugar de invertir en los factores psicológicos que sí sabemos que son realmente importantes, se estará actuando de modo irresponsable. Se terminará con una extraordinaria decepción y, lo que es más importante, se habrá perjudicado a esos chavales. Alguien podría pedir responsabilidades llegado el caso.

En el campo profesional sucede algo similar. Cuando alguien no actúa en su trabajo como cabe esperar, la explicación por defecto no es que sus emociones le impiden disfrutar de su actividad y degradan su rendimiento. Nada de eso. La explicación más verosímil es que existe un desajuste entre sus talentos y lo que debe hacer. El correspondiente departamento de recursos humanos se ha despistado leyendo a Goleman en lugar de hacer lo que debe. España fue pionera en una gestión de los recursos humanos basada en esa explicación más realista, pero, al igual que ha sucedido en otros lugares del planeta, ha perdido el rumbo al ser deslumbrada por luminarias de dudosa integridad.

11 comentarios:

  1. contra las múltiples luminarias de dudosa integridad, un viejo genio:

    http://noticias.lainformacion.com/ciencia-y-tecnologia/ciencias-general/james-randi-mantened-los-ojos-abiertos-y-pensad-por-vosotros-mismos_aUo99RmwtX6z62tDF0geQ/

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  2. Simplemente genial Andreu. Gracias por el vínculo. R

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  3. Totalmente de acuerdo. He discutido muchas veces de este tema, la última la semana pasada en un colegio de Zaragoza y la verdad es que no me hicieron mucho caso. Se lo envío a algunos colegas que están enamorados de la inteligencia emocional; me temo que no van a hacer mucho caso, quizá por lo que dice James Randy en ese vídeo que envía Andreu. O quizá porque la gente no quiere que la realidad les estropee un relato aparentemente hermoso.

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  4. Félix: es una batalla perdida por ahora, pero confío en que la guerra se gane pronto porque los hechos no pueden ocultarse debajo de alfombra sin que en algún momento se tropiece.

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  5. Aunque el post no va específicamente de este tema, ¿Que opinas del premio principe de Asturias a Gardner?. Supongo que posiblemente el tema daría para un nuevo post pero me parece "fantástico" dar premios científicos al negacionismo de la evidencia científica. Afortunadamente aún no existe una alfombra lo suficientemente grande como para esconder a "g"

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  6. Andreu, supongo que está usted de broma. Tendré que documentarme y actuar en consecuencia.

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  7. La Inteligencia emocional, no es ilusionismo. Considero que para opinar antes hay que documentarse. La I.E. ya existía muchos años antes de que apareciera Goleman. Dos científicos de la Universidad de Yale, realizaron estudios y sacaron conclusiones, y a partir de ahí infinidad de estudios relacionados. Te lo puedes creer o no, pero esto es ciencia.

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  8. Quiza el 'anónimo' podría echarle un vistazo a:

    Barbey, A K, Colom, R, & Grafman, J. (In Press). Distributed neural system for emotional intelligence revealed by lesion mapping. SOCIAL, COGNITIVE, & AFFECTIVE NEUROSCIENCE (SCAN).

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  9. La intenigencia (m)emocional simplemente no existe, ni ha existido ni existirá, es un burdo oxímoron, y como tal, no puede haber ningún estudio que demuestre nada acerca de ella.

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  10. La ley de la gravedad es la que es y las leyes de la naturaleza las que son, y las aves tienen alas y los humanos no pero hace mucho que podemos volar ;)

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  11. Lamento comunicarte que los humanos no pueden volar porque carecen de alas, etc. Pero han usado su capacidad de razonar y resolver problemas, es decir, su inteligencia, para imaginar, diseñar y construir un dispositivo en el que meterse para surcar el cielo. Saludos, R

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