Hace algunas semanas anunciamos la estrategia de las autoridades competentes para entregar a las hienas financieras uno de los sectores en los que España destaca claramente a día de hoy: el turismo --un gran invento, como demuestra elocuentemente la imagen.
Una serie de empresas se lanzarán a un combate sin cuartel para hacerse con el pastel: Ferrovial, Indra, ACS, Sacyr, Saerco, Geci Española, Etracontrol, Servicios de Control de tránsito y navegación Aérea, y Letové Prevadzkove Sluzby Slovenskej Republiky --ésta última debe ser para despistar.
La convocatoria dice que "sólo las empresas que cumplan los requisitos establecidos de solvencia técnica y económica, serán invitadas a participar en la segunda fase del concurso".
Huele mal. Fatal. Pero será paranoia.
Las pre-seleccionadas deberán acreditar que pueden hacer lo que deben.
No importa que AENA ya lo haga.
Como siempre, se supone que este proceso ha sido pensado en nuestro propio beneficio, para que no suframos los problemas de puntualidad del modo en que han trasmitido, como perritos falderos, los 'mass media'.
Claro que también se confiesa que dispersar el control entre diversas empresas aumentará la competitividad: se podrá volar mejor y más barato.
¿No están un poco hartos de la dichosa competitividad?
Nuestro particular 'Petit Nicolas' (Blanco) responsable de Fomento, es el entusiasta defensor de la transformación. Como es sabido, José Blanco es neutral en todo este turbio affair...
Como recuerdo haber leído en 'El Puente de Alcántara', excelente novela del alemán Frank Baer, el único impedimento para que este país sea envidiado por los habitantes del Paraíso son sus gobernantes.
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