Sinceramente preocupados por los no demasiado positivos dividendos educativos de España, mi colega (y amigo) Félix García-Moriyón (Catedrático de Filosofía) y un servidor, propusimos hace años una serie de puntos para mejorar la situación.
Una situación que vuelve a ponerse de relieve con la publicación de PISA 2009.
Entre aquellos puntos se encontraba la necesidad de evaluar --constructivamente-- la labor de los profesores. Escribimos que era necesario
“verificar que el profesorado está cumpliendo adecuadamente con su trabajo y, como lógica consecuencia, el alumnado está aprendiendo lo que debe.
La evaluación debe tener consecuencias.
En el caso de que los resultados no fueran suficientes, será necesario introducir las modificaciones para que el profesorado mejore su actuación, proporcionándole el apoyo que tanto los evaluadores como el mismo profesorado estimaran necesario.
Si eso no fuera suficiente y persistiera el escaso rendimiento educativo, sería imprescindible apartar de la función docente a quienes no estuvieran capacitados para ejercerla adecuadamente”.
Fuimos duramente criticados por algunos miembros de la comunidad educativa, aunque la propuesta era rica en detalles para facilitar su viabilidad.
En el último tramo de 2010 se publicó un extenso reportaje en el diario El País titulado ‘Si se examina al profesor, sube la nota del alumno’.
El artículo repasaba una serie de experiencias (en lugares tan diferentes como Washington DC, Portugal o Ecuador) coherentes con lo que nosotros propusimos. Pero también se desgranaban los inconvenientes que una agresiva política de rendición de cuentas puede conllevar.
Habrá que decidir entre el proteccionismo sindical y las mejoras educativas. Aunque quizá ambos factores puedan coordinarse si apelamos a la responsabilidad de las partes implicadas.
Eso sí, mientras nos decidimos, evitando pasar a la acción, seguimos acumulando las mayores tasas de fracaso de la OCDE.
Rob
ResponderEliminarLas razones del porque pasan las cosas son tozudas y tarde o temprano aparecen o reaparece. En la educación, como en el resto de actividades profesionales, la buena labor de los técnicos (profesores) es fundamental para que el efecto esperado de su acción sea relevante. En la educación (a diferencia de la cirugia, por ejemplo) se tarda en ver los efectos de la poca eficacia de los profesores y esto es así porque la valoramos en el rendimiento de los alumnos. Este rendimiento, como es natural, se compone de más cosas que el efecto de los docentes y entre ellas destacan las capacidades de los estudiantes. Gracias a que los estudiantes son por lo general bastante capaces las notas del "PISA" no son tan malas como serían si sólamente reflejaran el efecto de la profesionalidad de los docentes y la calidad del sistema educativo. Está hipótesis queda por contrastar pero yo abogo por ella.
Saludos
En algún momento nos hicimos una pregunta similar, comprobando que, en efecto, nuestros chavales son tan capaces --en el sentido literal del término, como el resto de los europeos --incluyendo los chavales de Finlandia-- por lo que nuestros mejorables resultados educativos deben atribuirse a ese proceso educativo. Por tanto, tu hipótesis es algo más que verosímil. Saludos, Rob
ResponderEliminarNo tengo claro que sea una hipótesis explicativa del problema, aunque las carencias de una política adecuada de estímulo y control del profesorado es grave.
ResponderEliminarCiertamente, los alumnos están hechos a prueba de profesores y salen adelante o se quedan en el camino en gran parte sin que en ello incida demasiado el profesorado u otras variables. Dejando fuera la variable de inteligencia, la más predictiva de éxito escolar, en segundo lugar está la variable socio-familiar, con especial importancia del nivel educativo de la madre. Del incidencia del profesorado poco se sabe, aunque alguna experiencia importante como las comunidades de aprendizaje que promueve, entre otros, Ramón Flecha: http://www.pcb.ub.es/crea/pdf/portada/entrevista_escuela.pdf.
Es una lástima que las políticas educativas no se basen realmente en la evidencia que se va acumulando gracias a una amplia y variada evaluación. Esas políticas obedecen a otros criterios que son muy poco rigurosos. Basta con observar las reacciones fuera de lugar que suele provocar el informe PISA, del que se podría aprender bastante.
La evaluación de centros realizada, por ejemplo en la Comunidad de Madrid, es un perfecto modelo de los fines espúreos que pueden guiar un evaluación. Al final parece que solo sirve para publicar una lista de centros por resultados con la intención de que pueda orientar a las familias en la elección del centro educativo para sus hijos. En absoluto sirven para profundizar en la evaluación de centros específicos con resultados llmativos, a partir de lo cual se podrían arbitrar políticas orientadas a mejorar el rendimiento de los centros con resultados deficientes aprendiendo de aquellos que tienen buenos resultados.
Del mismo modo no se pasa a un estudio serio que intente explicar por qué los estudiantes de La Rioja, sin ir más lejos, sacan mucho mejores resultados que los de Andalucía o Ceuta. Si se hiciera podrían cambiar algunas cosas.
Gracias por tu comentario Félix. Un par de cosas: (a) el hecho de que el nivel educativo de la madre sea un predictor pone en evidencia que el hijo hereda, en parte, su capacidad intelectual. Acabamos de terminar un estudio en Portugal --que se publicará en breve-- que constata precisamente este hecho. (b) posiblemente se publicará un artículo en la revista 'Intelligence' preparado por unos británicos que sostienen que, en España, existe una diferencia en la misma línea que en países como Italia: los residentes en el sur del país poseen un menor nivel de CI que los del norte. Veremos si da que hablar. Salu2, Roberto---
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