sábado, 27 de noviembre de 2010

Pérez-Reverte se desahoga

El escritor no tiene pelos en la lengua. Y si los tiene se los retira para hablar sobre los políticos y los burócratas en general.

El último revuelo se ha montado con el cambio relativamente reciente de gobierno practicado por el presidente de la nación. Él ha opinado, ciertamente, con envidiable asertividad y entusiasmo, por lo que los demás han entrado al trapo.

Moratinos, por ejemplo, es para el escritor, “un mierda” porque “ni para despedirse tiene huevos y se pone a llorar”.

La prensa aprovecha para recuperar otros días de cólera del autor.

Uno de los más llamativos, para los medios, es su presunto desprecio por Borges. Reverte recordaba que, para él, el escritor argentino era un esnob estirado y un “gilipollas”. Le había dolido que el Quijote le pareciese al escritor argentino de relatos breves una mala traducción del inglés. No sé por qué pero sintonizo con Reverte en esta particular apreciación.

También se recuerda que el experiodista renunció a ser comisario de la exposición de Cádiz en homenaje a la constitución allí aprobada en plena ocupación francesa. Se subraya que su dimisión voluntaria obedece al objetivo de evitar “mentarle a la madre” a algunos de los burócratas que rodean el evento.

Con esta actitud Reverte demuestra su capacidad para controlar la impulsividad e incontinencia que se le atribuye.

González-Sinde, tan proclive a despreciar al pueblo vallisoletano por las declaraciones de su alcalde, disculpa ahora al escritor de la serie de ‘Alatriste’.

Este es un mundo raro, como cantaba Serrat

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