Se ha publicado recientemente en Madri+d un artículo sobre genética y sociedad. Esperamos de ‘Madri+d’ que informe apropiadamente sobre ciencia.
Sin embargo, el artículo en cuestión es realmente lamentable. El autor, sea quien sea, dice cosas como las siguientes:
-. “Las explicaciones de fenómenos tan aberrantes como la superioridad racial o el sexismo se explican en algo tan falso como una hipotética diferencia en los genes, y punto”.
-. “Buscar argumentos geneticistas para explicarlo todo ha sido origen de errores y líneas de investigación tan falsas como sus conclusiones”.
Una vez más se recurre al caso del supuesto fraude de Sir Cyril Burt, relacionado con una investigación de gemelos criados por separado, para desechar la investigación en genética de la conducta. Según el autor de este artículo de Madri+d, los resultados encontrados por Burt están cocinados, son una burda falsificación.
Ese autor anónimo concluye: “por más atractivo que resulte, frente al determinismo, en cualquier campo, debería predominar una actitud escéptica”.
Y, sin ningún empacho, se recomiendan estas dos lecturas:
-. S. J. Gould. La falsa medida del Hombre. Drakontos. Barcelona (2007).
-. Leon J. Kamin. The Science and Politics of IQ, Londres, Wiley (1974).
Algunos psicólogos estamos aburridos, a estas alturas del siglo XXI, de tener que volver a discutir esta clase de argumentaciones. Digo ‘algunos’ porque otros profesionales siguen alimentando esas coletillas y comentarios jocosos.
Un colega me enviaba el otro día, desde Cataluña, el vínculo a un libro recientemente publicado que, por los contenidos, parece heredero de Gould y Kamin:
Gordon Stobart. Tiempos de pruebas: los usos y abusos de la evaluación. Ediciones Morata, 2010.
Más de lo mismo: crítica desaforada a la medición psicológica, la genética, etc. y alabanzas entusiasmadas hacia lo que no sea eso, o posturas interactivas empíricamente informadas.
Stobart hace un montón de ruido para desacreditar el estudio formal de la conducta humana, especialmente de la capacidad intelectual, y confundir al lector para que acepte el relativismo al que nos abocan posturas como la suya.
Replicar esta clase de panfletos es tan cansino que hace una década publicamos dos artículos preparados para combatirlos de raíz. Se pueden encontrar aquí:
Si se desea opinar con criterio merece la pena –y en algunos casos es obligado—revisar ambas posturas, no aceptar la que más nos convenga.
Me he descargado y leído el artículo recapitulativo y como siempre, optimizador.
ResponderEliminarRoberto, ¿te has leído The rise of the meritocracy?
un saludo
No, no leí el libro que comentas, pero el título es sugerente. ¿Tienes la referencia completa? Gracias y salu2, R.
ResponderEliminarhttp://en.wikipedia.org/wiki/Meritocracy
ResponderEliminarParece que en la uam no lo tenéis. Nosotros tenemos algún ejemplar en la Complu.
Yo tengo una versión del 58 de la facultad de Ciencias políticas y de la información.
Muy interesante los "entresijos" de la historia. El pobre Michael Young creó una "distopía" acuñando el a posteriori ultra recurrente término y le salió algo rana la cosa ya que la connotación hoy día es a todas luces positiva.
Todo esto viene por que el propio Herrnstein cita el libro en su artículo IQ de 1971. Yo tengo a su vez el artículo en un compendio que no es tampoco ultra espectacular pero no está mal: The bell curve debate.
un saludo!
Muchas gracias por la información César. Quizá puedas prestarme la obra? Salu2, R.
ResponderEliminarMe he cruzado con Julio (Carabaña) y me ha dicho que en su día estudió a fondo la obrita.
ResponderEliminarDe hecho publicó un artículo titulado "Paradojas de la meritocracia" ya en 1980. Voy a ver si me pasa una copia que no parece tampoco muy a mano la cosa.
Por cierto, acabo de descubrir que sí existe el libro en español y que de hecho tenéis en la uam copias tanto en inglés (en económicas) como en español (derecho y económicas).
Mi manejo de la web de la autónoma deja mucho que desear!
Un saludo!
Muchas gracias César. A ver si me hago con una copia. Salu2, R.
ResponderEliminarRoberto, ¿de dónde saca el pleno convencimiento para desacreditar de manera tan categórica posturas opuestas a las que Ud. sostiene y descalificarlas de un modo que ha primera vista podría ser considerado como arrogante?
ResponderEliminarAclaro que no estoy defendiendo ninguno de los dos lados del debate, sino que su actitud es merecedora de sospechas de parcialidad por la forma que tiene de referirse a otros estudiosos del campo y la complaciente connivencia al minimizar un posible fraude que, según puede verse en varios sitios, parece haber varios elementos de prueba a favor de que se ha cometido.
Le dejo el enlace de un estudio que supongo que conoce, y que presenta una nueva mirada sobre este tema.
Espero que refute con evidencia y no solo con virulencia (no afirmo que en otro lado no lo haya hecho ni que no no se haya dedicado a estudiar el fenómeno, solo me remito a lo que aquí leo).
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0896627312005843
http://www.owenlab.uwo.ca/pdf/2014-hampshire-intelligence.pdf
La Enciclpedia Británica sobre la biografía y el incidente Cyril Burt:
https://www.britannica.com/biography/Cyril-Burt
Saludos cordiales.
Marcelo Sapognikoff
Gracias por el comentario, Marcelo.
ResponderEliminarSeguramente encontrarás respuesta a tus preguntas en este artículo:
http://www.psicothema.com/pdf/247.pdf
Saludos, Roberto