lunes, 3 de mayo de 2010

PRODUCTIVIDAD E INVESTIGACION

Es natural que el científico deba ser evaluado según el trabajo que hace. Igual que cualquier otro trabajador asalariado.

A día de hoy quizá el indicador más usado sea la productividad, es decir, el número de informes publicados en foros cuanto más relevantes mejor.

Esa relevancia se cuantifica mediante el llamado índice de impacto del foro en cuestión, y también a través del índice h (número promedio de citas que reciben los informes publicados ponderado por la cantidad de ellos).

Un problema es que la comunidad investigadora mundial produce más de 1,4 millones de artículos científicos cada año. Y se observa un interesante sesgo para ‘mantener viva la propia carrera’ aún a expensas de perder objetividad. Los científicos que trabajan en ambientes más competitivos y productivos tienen más probabilidades de hacer que sus resultados parezcan más positivos.

Según un estudio de Séptimo Programa Marco (7PM) destinado a analizar el sesgo en la ciencia “la competencia académica por obtener fondos y puestos va en aumento en todas partes, y las políticas excesivamente basadas en mediciones objetivas de la productividad podrían redundar en un empeoramiento de la calidad de la ciencia”.

La situación de super-producción puede ser una realidad, pero dudo que un científico logre publicar un trabajo en una revista de prestigio que no posea respaldo en los datos. Al menos es lo que me dice mi experiencia (que es personal, y, por tanto, discutible) tanto como científico que publica trabajos, como al servir de revisor en un relativamente amplio abanico de revistas. Es raro que no reciba exhaustivas revisiones y que yo no haga el trabajo que se me encomienda del mejor modo posible. Claro que hay excepciones, pero no son la regla.

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