Quizá nos hayamos preguntado en alguna ocasión cuáles son los criterios para que sea admitido, o considerado apto, quien se decide a donar su semen a un banco (del líquido elemento).
Se habla de calidad espermática y una serie de ‘estrictos requisitos’, pero ¿cuáles son esos requisitos?
-. Una concentración de espermatozoides por mililitro superior a 50 millones, junto con un avance de al menos un 50 por ciento de estos espermatozoides de forma recta y rápida.
-. La morfología del espermatozoide debe ser simétrica, lisa, oval, con la cola recta, el núcleo fijo y un color transparente.
-. Edad (entre 18 y 35 años).
-. Carecer de antecedentes familiares de enfermedades hereditarias.
-. No ser portador de enfermedades de transmisión sexual (lo que excluye a los adoptados).
Además de estas características biológicas, el donante debe superar también un test psicológico.
Generalmente se ha donado semen por motivos económicos, pero las últimas tendencias señalan a una motivación altruista.
La calidad del semen ha experimentado un declive en las décadas recientes, y se supone que la principal causa es el estrés de la sociedad moderna: horarios prolongados de trabajo, contaminación ambiental, exposición al calor, aditivos alimenticios, alcohol, tabaco y uso de ropa interior ajustada.
El 40% de las 800.000 parejas infértiles de nuestro país deben su estatus al varón.
La naturaleza del test psicológico permanece en la oscuridad. ¿Cuál es el perfil psicológico que se persigue? A veces se hace referencia a poseer un Cociente Intelectual (CI) ‘normal’, aunque se prefiere que el donante tenga estudios universitarios o el bachillerato terminado. Y se habla de una evaluación psicológica para ‘clasificar su estado mental’. Pero nada más explícito resulta fácil de encontrar.
Rara vez se comenta, pero este proceso selectivo conlleva practicar la denostada eugenesia. Positiva, pero eugenesia. No es exactamente una selección de embriones o la creación de niños a la carta, pero se parece. En cuanto sea realmente viable se someterá el semen donado a ingeniería genética para pulir el producto.
Resulta graciosa la facilidad con la que se aceptan estas prácticas (junto con la amniocintesis, etc.) y la agresividad con la que se evalúa la antigua eugenesia apoyada en la primera parte del siglo XX por un elevado número de intelectuales, como Julian Huxley (director de la UNESCO), Francis Crick (co-descubridor de la estructura del ADN), Bertrand Russell, George Bernad Shaw, Winston Churchill o H. G. Wells. Pensadores de la izquierda política como T. Roosevelt, E. Goldman, H. Laski, J. M. Keynes, M. Sanger, o los ya mencionados H. G. Wells y G. B. Shaw, así como los biólogos marxistas J. B. S. Haldane y Hermann Muller, entre otros, también apoyaron la eugenesia.
El científico en el que suele recaer la responsabilidad sobre la eugenesia es Francis Galton. Sin embargo, es una interpretación errónea. Veámoslo a través de las palabras de Crichton en su apéndice a ‘State of Fear’: “Francis Galton, un científico británico respetado, fue el primero en especular sobre la eugenesia, pero sus ideas se llevaron mucho más lejos de lo que él mismo se hubiera atrevido a imaginar. Esas ideas fueron adaptadas por científicos americanos y por quienes no tenían el más mínimo interés por la ciencia, pero estaban preocupados por la inmigración de las razas inferiores”.
Las mentiras repetidas como si fueran hechos terminan por aceptarse como verdades. Algunos saben mucho sobre este proceso psicológico.
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