viernes, 30 de abril de 2010

La Otra Cara de la Moneda (Parte 2): Fist of Fury

Un maestro muere en extrañas circunstancias en una escuela de Shangai. Su alumno más aventajado (Chen) llega cuando lo están enterrando y cae en una profunda melancolía. Comienza a sospechar que su maestro no ha muerto por causas naturales.

Cuando se está celebrando el funeral, se presentan tres representantes de una escuela rival y les obsequian con un cuadro que dice: ‘los chinos son los enfermos de Asia’. Soportan la provocación por respeto al fallecido.

Pero Chen visita la escuela rival al día siguiente, él solo, dándoles una lección de lucha y obligándoles a comerse, literalmente, el mensaje del cuadro. Se ve obligado a ocultarse de las autoridades, que comienzan a perseguirle porque el jefe de la escuela rival ha movido los cables de la ciudad, dominada por los japoneses.

En una escena memorable, Chen intenta visitar el parque más famoso de Shangai, pero el vigilante le impide la entrada señalándole un cartel que reza: ‘No se permite la entrada ni a los perros ni a los chinos’. Ahorro contar lo que sucede seguidamente.

Sus compañeros de escuela le ruegan que se vaya de la ciudad, a lo que Chen se niega para impedir que arremetan contra ellos por su culpa. Finalmente le convencen de que abandone Shangai. Pero, la noche antes, descubre que el cocinero de la escuela vertió un veneno en las galletas del maestro. La ira (o furia) derivada de ese descubrimiento le impulsa a asesinar al cocinero y a su ayudante. No hay vuelta atrás.

Posteriormente asesina al cómplice chino (a su pesar) y lucha contra un mercenario ruso y el jefe de la escuela japonesa (quienes también resultan muertos a sus manos). Estos dos últimos combates se desarrollan a la vez que los miembros de esta escuela japonesa se están tomando la justicia por su mano, pasando a cuchillo a los integrantes de la escuela de Chen. Se amparan en su impunidad.

Cuando regresa a su escuela, el protagonista se encuentra la carnicería consumada. Negocia con el jefe de policía: si él se entrega a los japoneses, dejarán en paz a sus amigos. En la famosa escena final, Chen es acribillado a balazos por los nipones.

No hay análisis posible. Las cosas son como son. Sencillas. Cuando eres atacado, debes defenderte, sea cual sea el precio a pagar. La humillación de un pueblo no es tolerable. Y ese pueblo necesita héroes. Fin de la historia.

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