Estamos siendo aplastados por una sobredosis de información en general. La ciencia no es una excepción.
Los chavales lo tienen bastante complicado para hacerse con la artillería de la ciencia. Preparar un programa de estudios en el que la ciencia es protagonista no puede basarse en conocimientos específicos, sino en procedimientos, en métodos. Repasar la historia de la ciencia es irrelevante. La meta debería ser enseñar a los chavales a pensar como científicos.
La ciencia no detiene su avance y lo que hoy en día parece un conocimiento consolidado, cambia mañana. El mecanismo que está detrás de ese cambio es el que se debería enseñar en el aula. Como dice Javier Sampedro, “la única forma de mantenerse al día con ese progreso acelerado es ser parte de él: asimilar en qué consisten las explicaciones racionales del mundo, cómo las descubrieron los mejores científicos del pasado, cómo las están explorando los investigadores del presente, y en qué consiste eso, y por qué se hace, y cómo ello transforma nuestras sociedades con más profundidad que cien guerras y mil fechas históricas”.
Las aulas cuentan ahora con tecnología presuntamente destinada a mejorar la transmisión de conocimientos, pero el método docente sigue siendo similar a cuando no estaban presentes esas tecnologías: el profesor explica un temario, los estudiantes escuchan y preguntan, quizá, de vez en cuando.
Pero los chavales no se chupan el dedo. Están digitalizados y no soportarían una película de Fassbinder (que es lo que viene a ser una clase estándar).
El futuro, que ya está aquí, pasa por las lecciones personalizadas. La enseñanza debería estar basada en las cualidades personales de los chavales, que varían sustancialmente de unos a otros. ¿Seremos capaces de responder al reto los profesores que enseñamos ciencia?
por cierto lo de la tia buena es para captar la atencion?, se van a operar tod@s l@s profesor@s? eso si es aceptar un reto...
ResponderEliminarPor supuesto. La idea es enviar un 'surrogate' al aula...
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