martes, 22 de diciembre de 2009

INTERNATIONAL SOCIETY FOR INTELLIGENCE RESEARCH (ISIR)


Entre el 17 y 19 de diciembre de 2009 se ha celebrado en Madrid el décimo congreso anual de la ISIR. Han sido tres días de intenso intercambio de datos e ideas sobre el que es, sin duda, principal atributo de la humanidad. Asistieron científicos de los cinco continentes, hecho que ayuda a sustentar el carácter universal de la relevancia de este fenómeno psicológico.


Tal fenómeno deja inerte, sin embargo, el interés sostenido de los científicos de este país. Nuestros psicólogos están más preocupados por otra clase de fenómenos, desafortunadamente. Optan por invertir sus esfuerzos en averiguar cómo se puede hacer para que un niño deje de mojar la cama o para que un concursante televisivo soporte apropiadamente el estrés post-traumático inevitable tras ser apartado de los focos por un jurado popular.

El caso es que el congreso ha sido apasionante. El primer día comenzó con la entrega del premio a su carrera a un científico extraordinario: Earl B Hunt. El día estuvo casi exclusivamente dedicado a las bases biológicas de la inteligencia humana, tanto en lo relativo al cerebro, como en cuanto a la contribución de los genes y el entorno. El primer simposium (‘Imaging g’) se centró en una serie de estudios sobre el sustrato neuroanatómico y funcional de la inteligencia usando técnicas de neuroimagen. El canadiense Sherif Karama presentó una investigación sobre la relación entre densidad de la corteza cerebral e inteligencia. El norteamericano David Schroeder expuso un estudio sobre diferencias de sexo, mostrando que las chicas procesan la información más bilateralmente que los chicos. El coreano Kun Ho Lee presentó un sofisticado análisis de relaciones entre genes, cerebro e inteligencia. La británica Yulia Kovas, del equipo de Robert Plomin, expuso una investigación sobre los genes comunes a la capacidad matemática y espacial. El británico Tim Bates presentó un sorprendente estudio sobre la base genética de la lactancia y su relación con la inteligencia. La americana Kimberly Ferriman, del equipo de David Lubinski, presentó una comparación entre varones y mujeres superdotados en cuanto a su implicación en ocupaciones de alta exigencia en su vida adulta.

Antes de la preceptiva sesión de posters (en la que se expusieron treinta trabajos interesantísimos) tuvo lugar la entrevista a uno de los personajes más controvertidos y estimulantes de las dos últimas décadas: Charles Murray. En la entrevista, dirigida por David Lubinski, se hizo un repaso a la trayectoria profesional de este sociólogo, comentando obras como ‘The Bell Curve’, ‘Human accomplishment’, o ‘Real education’. Uno de las confesiones más llamativas fue la de cómo cambió su modo de ver el mundo tras el tiempo que vivió en Tailandia realizando trabajo de voluntariado en una serie de aldeas. También recomendó a los jóvenes investigadores que estuvieran trabajando en temas controvertidos, como las diferencias de grupo en inteligencia, que abandonaran si no tenían la personalidad apropiada para hacer frente a los medios de comunicación. La grabación estará disponible en la web de la sociedad.

El segundo día comenzó con un simposium sobre el centro de epidemiología cognitiva de la Universidad de Edimburgo, donde están desarrollando una serie de investigaciones en las que se destaca la relevancia de la capacidad intelectual para comprender en qué consiste un envejecimiento saludable y su contra-parte. El resto del día estuvo dedicado a estudios de carácter cognitivo, sobre el desarrollo o sobre el famoso efecto Flynn. Una ponencia especialmente interesante estuvo a cargo de la científica japonesa Chizuru Shikisima, en la que se presentó un estudio con gemelos usando un método realmente interesante para medir la capacidad intelectual. El ruso Yury Dodonov presentó un sofisticado método matemático para valorar la complejidad mental de los tests de inteligencia. El estonio Olev Must expuso un interesantísimo estudio sobre la nutrición en aquel país y su relación con los avances y retrocesos en la capacidad intelectual de su población. Un equipo de la UAM presentó un simposium sobre plasticidad cognitiva. La jornada se cerró con una conferencia a cargo del psicómetra británico David Bartholomew, en el que se recuperaba una vieja teoría sobre la inteligencia propuesta por el psicómetra escocés Goffrey Thomson.

El tercer y último día estuvo dedicado a las diferencias de grupo en inteligencia, casi por completo. El británico Richard Lynn presentó algunos interesantes datos sobre la capacidad intelectual de los judíos, situada por encima de la media. El canadiense J. P. Rushton rechazó la tesis de que el efecto Flynn pueda hacer desaparecer la diferencia promedio que separa a los dos principales grupos étnicos de los Estados Unidos, y Charles Murray estuvo más o menos de acuerdo con esta última idea al hacer su papel de ‘discussant’. La socióloga Linda Gottfreson explicó una nueva metodología para subrayar la relevancia de la inteligencia a la hora de comprender las diferencias de salud en la población. El holandés Jelte Wicherts presentó un exhaustivo análisis sobre la influencia de los estereotipos en el rendimiento observado en los tests de inteligencia, llegando a la conclusión de que no se produce tal influencia. En la recta final del congreso, el brasileño Ricardo Primi presentó un test para evaluar la inteligencia emocional usando entornos multimedia.

En resumen, tres intensos días que comenzaban a las 8 de la mañana y terminaban bien entrada la noche. Un éxito de nuestro país que ha contado con una magra asistencia de nuestros científicos. Pensemos que cualquier tiempo futuro será mejor…

http://www.isironline.org/

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