Acabo de terminar de leer un estimulante libro titulado ‘The Politically Incorrect Guide to Women, Sex, and Feminism’. Su autora es Carrie L. Lukas, Vicepresidenta de asuntos políticos y económicos del ‘Independent Women’s Forum’, en los Estados Unidoss.
Lukas mantiene que, en el mundo actual, el movimiento feminista es una lacra para las mujeres. ¿Por qué?
-. Porque no tiene nada que ver con la igualdad, sino que sigue una agenda preparada para beneficiar a un determinado grupo social. Este grupo está compuesto por mujeres dispuestas a secundar lo que, según las dirigentes de ese movimiento, debería desear el colectivo femenino: “el feminismo moderno se ha alejado de su misión original. Ahora se asocia a políticas radicales liberales que promueven (a) un aumento del control gubernamental, (b) un estado del bienestar a la europea y (c) una hostilidad hacia la familia tradicional”.
-, Si las diferencias de sexo son reales, entonces la idea feminista de progreso no es en absoluto progreso. Si las mujeres prefieren cosas distintas a los varones, entonces la idea feminista de igualdad es una fantasía peligrosa.
-. La autora revisa el problema de las parejas en el siglo XXI. Comenta la cada vez más frecuente práctica de convivir en pareja sin ningún tipo de compromiso, y cómo este hábito está perjudicando los intereses de las mujeres. Las mujeres han perdido fuerza gracias a la llamada revolución sexual. Ahora se ve a la mujer que carece de un extenso historial de romances como alguien retrogrado, victoriano. La mujer promiscua es la que se lleva el gato al agua. Por supuesto, terminar el instituto sin haberse ‘estrenado’ se ve como algo terrible para su prestigio como mujer. Las chicas que no han tenido relaciones sexuales se sienten fatal al no seguir el supuesto rol que debe abrazar una mujer que se precie de tal.
Sin embargo, dos tercios de estas chicas declaran que deberían haber esperado más tiempo antes de mantener una relación sexual. Y prácticamente el 50% declara que debía haberse acostado con menos hombres.
Según Lukas, este tipo de prácticas sexuales perjudica a las mujeres. En contra del dogma feminista, las chicas deberían comenzar a tomarse en serio el sexo: “es triste la presión que se ejerce sobre las chicas para que se conviertan, cuanto antes, en sexualmente activas, evitando, así, el estigma social asociado a ser ‘virgen’”.
-. Una de las consecuencias de la liberación sexual es el incremento de las infecciones, especialmente en el caso de las mujeres –la mujer tiene una probabilidad 8 veces mayor de contraer el VIH y 4 veces mayor de contraer una gonorrea, que el varón. Además, esas infecciones pueden producir infertilidad o cáncer en la mujer en mucho mayor grado que en el hombre.
-. Las feministas resaltan la idea de que los hombres (a) son peligrosos, en general, para la salud de las mujeres y (b) producen inevitablemente violencia hacia la mujer. Sin embargo, “tanto los hombres como las mujeres son víctimas, por lo que nuestro objetivo debería centrarse en reducir la violencia en general, independientemente del género”.
Las investigaciones sobre la violencia doméstica revelan que la violencia se encuentra más distribuida de lo que pueden llevarnos a pensar los comunicados de la prensa: “es igualmente probable que sea la mujer o el hombre quien actúe con violencia en una relación de pareja. Sucede, sin embargo, que es más probable que los daños inflingidos por el hombres sean mayores (…) es importante reconocer que las mujeres no son siempre víctimas pasivas en una relación, y que también ellas pueden ser agresoras”.
-. La autora revisa también el problema de los cambios en la legislación relacionados con el delito de violación. “el nuevo estándar sobre lo que constituye violación ha llevado al encarcelamiento de hombres inocentes acusados de un delito brutal por mujeres motivadas por los celos (…) pero tan importante es tomarse muy en serio las acusaciones de las mujeres, como no perder de vista los derechos del acusado”.
-. Los libros de texto de estudios sobre la mujer suelen ofrecer una visión negativa sobre el matrimonio. Sin embargo, los estudios objetivos revelan que el matrimonio promueve la felicidad de la mujer a largo plazo. En concreto, y para que conste, las mujeres casadas poseen niveles más altos de actividad y satisfacción sexual que las mujeres no casadas: “el matrimonio no es para todo el mundo. Las mujeres solteras pueden tener, y de hecho tienen, una vida plena. Pero las jóvenes que buscan un matrimonio estable deben saber que su impulso no se debe a una sociedad que la oprime, sino que es un objetivo natural consistente con la felicidad a largo plazo, la seguridad económica y la salud”.
-. Mientras que el gobierno invierte astronómicas sumas de dinero para lograr que la gente deje de fumar, a pesar de que los sondeos dejan claro que los ciudadanos conocen los efectos del tabaco, omite promover campañas para informa a las mujeres de cómo la edad afecta a su fertilidad.
Lukas discute el caso de las mujeres ejecutivas de enorme éxito laboral. Según los datos, prácticamente la mitad no ha tenido ningún hijo al llegar a los 40 años de edad. Una de estas mujeres ofreció el siguiente consejo a las jóvenes: “pregúntate que necesitas para sentirte feliz a los 45. Y pregúntatelo con tiempo para tener la oportunidad de conseguirlo. Aprende a ser tan estratégica con tu vida como lo eres con tu trabajo”.
-. Un espinoso tema que aborda la autora se refiere a la mujer en el mundo del trabajo. Según ella, las feministas empujan a los legisladores para facilitar la incorporación de la mujer al trabajo, incluso aunque las mujeres no lo deseen. Las feministas dan por hecho que las mujeres pueden tenerlo todo: trabajar a tiempo completo, liderar una empresa y disfrutar del tiempo necesario en compañía de su familia. Sin embargo, aunque sea políticamente incorrecto, el hecho es que eso es imposible: algo debe resentirse.
Suele escucharse que las mujeres perciben un salario menor que los hombres por ejercer la misma ocupación. Sin embargo, Lukas se pregunta: “si esto fuera cierto, entonces una empresa que contrastase únicamente mujeres tendría una enorme ventaja sobre las demás”.
Por otro lado, y en contra de la doctrina feminista, es posible que una buena parte de las mujeres no deseen pelearse para ascender peldaños en su empresa. Es posible que sus prioridades sean otras. Y, si esto fuese así, entonces las feministas deberían respetarlas en lugar de forzarlas a adoptar roles que ignoran sus preferencias reales.
-. ¿Qué pasa con las guarderías gratuitas? Para una sociedad democráticamente madura, como los Estados Unidos, esta pregunta exige una respuesta sofisticada.
Supongamos que una familia decide que uno de los padres se quede en casa al cuidado de los niños. El resultado es que el poder adquisitivo de esa familia será menor que el de una familia en la que trabajan ambos. Pero que para que puedan trabajar ambos, los niños deben asistir a la guardería. El movimiento feminista promueve la gratuidad de este servicio para que la mujer pueda trabajar sin cortapisas. Pero, ¿cómo se logra esa gratuidad? Con un incremento de los impuestos que también pagan las familias con menor poder adquisitivo en las que solo trabaja un miembro, por lo que nivel económico se ve reducido para que el de otras familias aumente –trabajan ambos, por lo que la familia recibe mayores ingresos, y, además, tienen guardería gratis, es decir, menos gastos. En una palabra, optar por cuidar de los niños resulta castigado económicamente a todos los niveles.
Sin embargo, en contra de lo que declaran las líderes del movimiento feminista, la mayor parte de los padres piensan que es positivo que sean los propios padres quienes cuiden de sus niños. Algo huele mal.
-. El papel de la mujer en las elecciones políticas es verdaderamente interesante. Los sondeos suelen revelar que las mujeres poseen una adscripción política más elástica que los varones. De ahí que muchos mensajes políticos se dirijan a ellas.
El 85% de los varones y el 89% de las mujeres considerarían seriamente la posibilidad de votar a una candidata mujer a la presidencia del gobierno. ¿Dónde está la discriminación?
-. Los estudios sobre la mujer no constituyen, para Carrie Lukas, una disciplina académica: “en la mayor parte de los campos, las clases son un foro en el que los profesores presentan a los estudiantes una determinada información y su interpretación, les invitan a considerar varios puntos de vista y les animan a sacar sus propias conclusiones (…) si embargo, los programas de las materias de estudios sobre la mujer se caracterizan por usar erróneamente las estadísticas y repetir información equívoca sobre determinados temas, tales como la violación o la violencia doméstica, los trastornos alimenticios o la distancia salarial entre mujeres y varones. El rechazo del rigor académico sugiere que los programas de las materias de estudios sobre la mujer tienen otro propósito (…) los estudios sobre la mujer son un dispositivo para reclutar miembros para un determinado movimiento político”.
La actual filosofía feminista busca obtener recursos del gobierno. Sin embargo, convendría tener presente que depender del gobierno resta independencia al individuo. La dependencia del gobierno facilitará que nuestras vidas pasen a manos de burócratas y políticos. ¿Realmente deseamos eso?: “las mujeres, como los hombres, se beneficiarán del hecho de tener que pagar menos impuestos, ya que eso les dará más control sobre su dinero, en lugar de cedérselo a los políticos”.
De hecho, “en lugar de estimular programas que favorezcan un determinado estilo de vida, el gobierno debería centrarse en facilitar que los ciudadanos a los que gobiernan puedan actuar con flexibilidad. Reducir los impuestos y las inversiones del gobierno disminuirían la presión fiscal sobre todas las familias, sin favorecer una determinada opción (…) el gobierno no puede borrar los retos a los que se enfrentan las mujeres al intentar equilibrar trabajo y familia. Lo mejor que puede hacer un gobierno es permanecer neutral y dejar que sean las propias mujeres las que tomen sus decisiones según sus preferencias”.
Así concluye Carrie Lukas su libro: “en lugar de seguir el dictado feminista que dirige a un gobierno omnímodo, las mujeres deberían adoptar una agenda para que el poder regrese a los individuos, limitando el tamaño y el alcance gubernamental. Esta agenda debería incluir una reducción de los impuestos, una reforma de la seguridad social, de la educación y del sistema sanitario, para darle a los individuos un mayor control sobre sus propios recursos y reducir las normativas”.
Ahora, que el lector de este post extraiga sus propias conclusiones…
jajaja... menudo polemista estás hecho... como se te echa de menos...
ResponderEliminarEs claro que cada individuo debería tener la oportunidad de elegir sin que tenga que sentirse oprimido por el Zeitgeist de la epoca. En eso tienes razón. Pero justamente por eso la gratuidad de las guarderias me parece una buena medida... es claro que eso cuesta dinero a otras familias, pero de cada servicio social que puedas imaginar podrías decir lo mismo...
Por otro lado, incluso si el cuidado personal de los padres fuera mejor para la educacion de los hijos... la responsabilidad de las consecuencias de la decision al respecto no deberia recaer en la mujer sino en ambos miembros de la pareja...
Vejatorio pero igualitario
ResponderEliminarRAÚL CASADO - Bussum, Holanda - 10/05/2009
Me resulta sorprendente la polémica que se ha creado por la discoteca de Granada que subastó menores solteras por las que los chicos pujaron con billetes de Monopoly. Estoy de acuerdo con el Defensor del Pueblo
Andaluz: "Se ha perdido la cabeza". Pero también me pregunto por qué no se levantó la misma polémica el pasado 22 de noviembre, cuando la misma discoteca organizó exactamente el mismo evento, con la única diferencia de que eran las chicas quienes pujaban por chicos. Además, el mismo establecimiento había organizado otra fiesta en la que se premiará a las adolescentes que vistan con minifalda, y a la semana siguiente otro para muchachos en bermudas.
Me pregunto por qué la ministra de Igualdad instó a las jóvenes a no dar un paso atrás en la igualdad, cuando parece que el trato, denigrante o no, ha sido igualitario sin hacer distinción de sexo. A mí, personalmente, la idea de la subasta me parece desafortunada. Pero en cualquier caso me pregunto: ¿por qué lo que es vejatorio para las mujeres no lo es para los hombres? Y si es igualmente vejatorio, ¿por qué los medios de comunicación recogen lo que es vejatorio para las mujeres y no lo que lo es para los hombres.