lunes, 11 de febrero de 2008

CIENCIAS PARA EL MUNDO CONTEMPORÁNEO

Según parece, el curso 2008-09 se implantará la asignatura “Ciencias para el mundo contemporáneo”. Desde aquí aplaudo la iniciativa, entre otras razones porque contribuirá a que nuestros chavales, tanto de letras como de ciencias, mejoren su capacidad de razonamiento en general.

En una reciente obra del científico James Robert Flynn (What is intelligence?) quien dio nombre al famoso “Efecto Flynn”, es decir, el hecho constatado de que durante el Siglo XX se ha producido un aumento generacional de inteligencia, se puede leer lo siguiente: “la ciencia alteró nuestras vidas y liberó nuestras mentes de lo concreto. Esta historia aún no se ha escrito porque, como hijos de nuestro tiempo, no percibimos la distancia que nos separa de nuestros antepasados; la diferencia entre su mundo y el mundo que filtramos a través de la ciencia (…) La gente usa su mente para adaptarse a las demandas de su ambiente social. Mucho antes del Siglo XX, la gente necesitaba adecuarse a las necesidades del día a día (…) La riqueza presente después de 1950 supuso que la gente buscase estimulación cognitiva para divertirse. Los padres criaban a un número menor de niños y comenzaron a preocuparse por aportarles un ambiente cognitivamente estimulante. Las escuelas se llenaron de niños y de profesores que se sentían incómodos con el aprendizaje mecánico, y, además, los trabajos se hicieron más complejos exigiendo nuevos hábitos de la mente (…) La industrialización y el aumento de CI han ido de la mano, en un círculo de causación recíproca”.

Por tanto, según Flynn, la capacidad intelectual de las generaciones ha aumentado por la presencia masiva de la ciencia en nuestras vidas. Una materia escolar destinada a estimular explícitamente el pensamiento científico es una excelente noticia.

Sin embargo, tengo algunas reservas.

Una de ellas reside en que los chavales de letras “obtendrán una alfabetización básica en temas científicos que afectan a la vida de todos los ciudadanos”, mientras que los de ciencias “recibirán un punto de vista diferente sobre la ciencia”.

¿Qué significa esta distinción? La ciencia es la ciencia, con sus virtudes y defectos. ¿Por qué habría que distinguirse la formación en ciencia según la rama educativa elegida por los chavales?

Mi segunda reserva es el tiempo que se le dedicará a esta materia a la semana: dos horas. A mi modo de ver, demasiado escaso. Se corre el riesgo de trivializar, y, por tanto, de que el objetivo nunca se alcance. El modo de compensar el previsible problema es invitar a los docentes que se harán cargo de la materia a que visionen repetidamente el excelente documental científico de Carl Sagan (COSMOS). Si no se hace una materia extraordinariamente pedagógica, el resultado será sustancialmente magro. El docente debería, en mi opinión, “hacer” ciencia con los chavales en clase. Olvídense los libros de texto y de los sesudos materiales que inundarán el mercado.

Mi tercera reserva es la presunta implicación de los sindicatos escolares en esta cuestión. ¿Cuál es su sentido? No se trata de política, sino de ciencia. Bastante sufrimos la política en otros terrenos de nuestras vidas, como para que también aquí vivamos trabas de esa índole.

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