jueves, 22 de noviembre de 2007

¿OBSESIONADOS CON EL CI?

OBSESIONADOS CON EL COCIENTE INTELECTUAL

Esta es una noticia publicada por MADRI+D

Su redactor: LIDIA CONDE

Resumen

¿Cómo se recluta a los mejores estudiantes? ¿Según el cociente intelectual? Las Universidades de Constanza y de Friburgo (Alemania) eximen del pago de las tasas universitarias de los tres primeros semestres a los estudiantes con un cociente superior al 130. Una decisión discutible, según algunos expertos, que sostienen que las pruebas no pueden evaluar cualidades como la disciplina, la motivación y la capacidad de trabajar en equipo

Texto principal

El coach ejecutivo Enrique Simó afirma que, a pesar del enorme peso del cociente, la inteligencia emocional es un valor en alza en los procesos de selección de las empresas. 'Sólo una parte del éxito privado y profesional se debe a la inteligencia racional', ratifica Roberto Nicastro, jefe de Retail del grupo bancario Unicredit y coordinador del programa Leadership for Results con el que su compañía (con Annie McKee, socia de Daniel Goleman, autor del libro Inteligencia Emocional) pretende explicar a sus 4.000 directivos 'el poder de las emociones y la intuición'. Pero, ¿dónde se aprende la inteligencia emocional?

Marta Romo, pedagoga y gerente de la consultora madrileña Eurotalent, afirma que diez años después del libro de Goleman, 'estamos a años luz de incorporarlo en las empresas, las escuelas, las universidades, la familia... y en la sociedad en general'. Goleman escribió su obra pensando en la comunidad académica, pero donde tuvo repercusión fue en el mundo empresarial.'

El directivo al que sólo le interesen las cifras y se olvide de los aspectos humanos tiene escasas posibilidades de ascender en nuestra empresa', comenta Nicastro. La razón: los empleados de directivos con inteligencia emocional están más satisfechos y los clientes también. Los estudios evidencian, además, que los ejecutivos fracasan más por causas relacionadas con la incapacidad emocional que con la incapacidad técnica.

Para Marta Romo, 'desde el sistema educativo estamos creando analfabetos emocionales'. Romo opina que el currículo académico se debería complementar 'el enfoque formativo' con 'el enfoque de desarrollo'. Para ello, es fundamental que desde la escuela los niños comiencen a descubrir en qué son buenos y en qué pueden mejorar. En la etapa juvenil, propone potenciar el desarrollo de las relaciones sociales y el descubrimiento de las motivaciones individuales de cara al futuro profesional y personal. Y, por último, 'el currículo universitario debería afianzar lo anterior, fomentando el trabajo en equipo, la reflexión individual y el espíritu crítico'.

Pilar Jericó, doctora en Organización de Empresas y licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales, diferencia varios tipos de inteligencia: lógico-matemática, lingüística, visoespacial, musical, corporal-cinestésica, intrapersonal e interpersonal. Mientras la intrapersonal se refiere a la capacidad de conocerse a sí mismo y reflexionar sobre el propio comportamiento, la interpersonal es la capacidad de relacionarse con los demás. Y ambas, que conforman la inteligencia emocional, son fundamentales para interactuar con terceros. 'Creo que encumbrar el cociente sin tener en cuenta los aspectos emocionales es un error. Podemos tener muy buenos expertos pero que sean incapaces de relacionarse con el resto.'

Entretanto, la Universidad de Constanza ha excluido de sus planes la admisión en función de la inteligencia. Al rector, Gerhart von Graevenitz, le pilló por sorpresa el fuerte debate surgido en Alemania por esta selección de candidatos. Por el contrario, la de Friburgo mantendrá la regulación. Sólo 31 chicos pasaron en septiembre la prueba. Diez en Constanza y veintiuno en Friburgo.

REPLICA de ROBERTO COLOM

Diez puntos sobre la capacidad intelectual (CI), la inteligencia emocional (IE) y sus efectos sobre la vida cotidiana.

1.- Los psicólogos medimos bastante mal la inteligencia emocional (IE), al menos por ahora. Los instrumentos de medida de la IE disponibles están todavía muy lejos de atesorar la calidad de los que miden la capacidad intelectual (CI) o la personalidad.

2.- La IE se ha sobrevalorado hasta límites que producen escalofríos en los científicos informados sobre lo que implica realmente una persona de alta IE. Suele definirse como “un tipo de inteligencia social consistente en la aptitud para controlar las emociones propias y las de los demás, discriminar entre ellas y emplear esa información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones”. Es decir, Hannibal Lecter poseería una excelente IE.

3.- La IE no es otra cosa, tal y como se mide en la actualidad, que un rasgo de personalidad denominado “estabilidad emocional”. Y esa estabilidad es un factor del temperamento humano, difícilmente modificable con la práctica, especialmente si la persona no presenta una elevada CI.

4.- La CI predice casi 60 veces mejor el rendimiento académico universitario que la IE. Nótese que los universitarios son sustancialmente más inteligentes, racionalmente hablando, que el resto de la población. Por tanto, en la población general, el peso de la CI será todavía mayor.

5.- La CI predice más de 50 veces mejor que la IE el nivel educativo alcanzado por las personas en su vida adulta.

6.- La CI predice casi 40 veces mejor que la IE cuál el nivel socioeconómico de las personas adultas.

7.- Los “analfabetos” son quienes no aprenden lo que deben en la escuela y en la universidad. El currículo académico no tiene por qué inmiscuirse en las emociones de los demás, pero si debe enseñar las habilidades y conocimientos que, sin duda, les serán de utilidad en su vida.

8.- Ningún científico riguroso piensa que las inteligencias señaladas por Pilar Jericó no dependen, en gran medida, de la CI.

El “creador” de la visión sobre las inteligencias múltiples, como apunta Emilo Cidad en su comentario, es Howard Gardner, quien ha expresado la siguiente idea: “para que alguien tenga la posibilidad de presentar una idea creativa –por ejemplo—debe poseer, al menos, un CI de 120”.

9.- Solamente 1 de cada 10 personas en la población presenta un CI por encima de 120. Por tanto, el enfoque de Gardner es claramente elitista e ignora a la mayor parte de la población.

10.- Alguien con mayor CI tiene más probabilidad de encontrar soluciones eficientes en la empresa. No siempre es así, pero cuando eso no ocurre, no es por su mayor CI, si no por alguna variable de personalidad como la estabilidad emocional o la sociabilidad.

En suma, ignorar el CI es un grave error social.

3 comentarios:

  1. De acuerdo en casi todo. Pero me gustaría que no se debata sobre éstos términos de manera dualista/dicotómica porque está claro que la IE potencia el aprovechamiento de la CI del individuo.

    En equipos de alto rendimiento es necesaria la IE para la mediación, para que no seamos un grupo de rivales intentando vender nuestra moto particular sino que sepamos explotar al máximo la simbiosis para poder hacer una supermoto entre todos y todas.

    En mi familia somos desde al menos 2 generaciones (las anteriores no han podido ser testeadas en éste aspecto) con un CI bastante alto, rondando 130 y hemos vivido casuísticas de todo tipo, nunca ni predecibles ni bajo ningún tipo de guión.

    El resumen que doy es que por un lado están las ideas y por otro la socialización de las ideas, lo cual no es para nada baladí ya que es en ese proceso en el que toman realmente vida. Para poder vender nuestro CI es necesario saber caminar por la IE ;)

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  2. Estoy de acuerdo con todos los puntos de la réplica de Roberto, salvo con el punto número 3.

    MATIZACIÓN:
    En el proceso de investigación sobre la IE que se viene desarrollando con fuerza desde 1998 aproximadamente se han derivado dos métodos principales para evaluarla. El primero trata de emular a los tests tradicionales de inteligencia racional o de cociente intelectual. Sin embargo, por el momento, los progresos son muy limitados, principalmente porque resulta muy complicado determinar de manera "objetiva" qué es correcto y qué es incorrecto a la hora de resolver problemas de carácter social y emocional. Así que la IE como "inteligencia" no goza por ahora de aval científico riguroso. Los únicos tests de IE hasta ahora parecen medir principalmente "inteligencia verbal o conocimiento emocional", pero no inteligencia emocional como tal.
    Por otro lado, el otro método de evaluación de la IE ha consistido en emular a los cuestionarios tradicionales de personalidad, pero, por esto mismo, lógicamente, ya no se puede considerar que midan una "inteligencia" emocional, sino que miden un rasgo de personalidad relacionado con las tendencias de comportamiento que una persona tiene a la hora de afrontar sus problemas emocionales. En principio algunos creyeron que esto no es más que "estabilidad emocional", como ha criticado Roberto. Sin embargo, con algunos cuestionarios y en varias investigaciones ya, se ha comprobado que tiene sentido hablar de un nuevo rasgo de personalidad (IE rasgo) distinto a los cinco grandes rasgos de la personalidad (ARENA: apertura a la experiencia, responsabilidad, extraversión, neuroticismo/estabilidad emocional, afabilidad), aunque relacionado con éstos. En este sentido, están siendo determinantes los progresos de la línea de trabajo de los investigadores K.V. Petrides y Adrian Furnham, de la Universidad de Londres, ratificados también por Mikolajzak Moira, de la Universidad Católica de Louvain, y por un servidor.
    Así que, concluyendo, la inteligencia emocional como "inteligencia" no está aún confirmada (y resulta muy difícil hacerlo), pero la inteligencia emocional como "rasgo de personalidad" sí está recibiendo un importante apoyo empírico a través de múltiples investigaciones que incluso siguen diferentes enfoques y planteamientos y utilizan distintos instrumentos. Así que la IE no es sólo estabilidad emocional.

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  3. Admito que JC puede estar en lo cierto. Y le animo a persistir en esa linea para convencer a la comunidad científica. Si la evidencia es concluyente, al menos como cabe esperar por sus comentarios, seré el primero en ortogarle la razón. Eso si, su matización es realmente ponderada y no corresponde a lo que proclaman los apóstoles de la inteligencia emocional. Su falta de vergüenza es lo que exaspera a los científicos rigurosos.

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