El director Ron Fricke (a la izquierda) y el productor Mark Magidson están detrás de estas dos obras maestras que
recomiendo con auténtico entusiasmo. El director musical Michael Sterns y la compositora Lisa Gerrard también son parte esencial del producto final.
Baraka se estrenó
en 1992. Samsara casi veinte años
después, en 2011.
Realmente no tiene demasiado sentido escribir
sobre estos documentales (si se les
puede calificar así, algo dudoso). Podría detallar una larga serie de momentos
en los que se alcanza un clímax estético abrumador, pero seguramente no se
pudiesen generalizar a los de cualquier otro espectador. Baraka y Samsara conllevan una experiencia personal e intransferible.
Como explica Fricke en las entrevistas que
incluyen los discos Blu-Ray, el
flujo continuo de escenas y música recogen sensaciones que difícilmente podrán
capturar nuestras mentes racionales.
El director elige las escenas según sus
propias sensaciones y recurre luego a su mente para aplicar la técnica necesaria
para capturarlas. Pero las primeras son esenciales. Igual sucede en el
espectador.
Baraka supuso desplazarse por numerosos
lugares del planeta. Samsara también. Los diversos parajes naturales se fusionan
con la civilización o con rostros humanos. Lugares remotos se unen a cadenas de
montaje inundadas de operarios. El mismo escenario se muestra en distintos
momentos temporales, diurnos y nocturnos, que acrecientan la sensación de
fluidez.
Buscando se podría encontrar una
justificación conceptual para ambos trabajos. Pero opino que el intento destruiría
lo que sus creadores desean que suceda en el espectador.
Les puedo asegurar que no se cansarán de
repetir. La cantidad de información es extraordinaria. Cada pase permite captar
nuevos detalles, y, por tanto, experimentar nuevas sensaciones.
Si quieren hacerse una idea más detallada pueden
visitar esta página web:
http://barakasamsara.com/
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