lunes, 25 de febrero de 2013

The Human Brain Project (HBP)



Los científicos europeos quieren construir un cerebro artificial que pueda, no solo emular, sino incluso superar al cerebro de los humanos. Pero alcanzar el primer objetivo obliga a comprender el segundo.



En alguna ocasión se ha comparado la meta de conocer los secretos de nuestro cerebro con la de llegar a la luna. Considero que la comparación vale en el sentido de que no hay más remedio que aunar y focalizar esfuerzos. Desde esa perspectiva, el proyecto Apollo es inspirador.

Pero lo del cerebro tiene peor pinta. Tengo la sensación de que no se trata fundamentalmente de tecnología, aunque ésta sea estrictamente necesaria. Claro que es necesaria, pero no es suficiente.

Los científicos del HBP quieren mejorar las ciencias de la computación sirviéndose de los conocimientos acumulados sobre el cerebro, pero éstos son todavía demasiado magros y dispersos.

Hay que desentrañar el camino que va de los genes, al cerebro, de éste a la conducta, y al revés. El HBP busca integrar las piezas de información recopiladas por equipos de todo el mundo usando súper-ordenadores.

Pretende poner a disposición de neuro-científicos, médicos y tecnólogos instrumentos novedosos para acelerar los avances en la investigación. Tales instrumentos formarán parte de una serie de plataformas (a) neuro-informática, (b) de simulación del cerebro, (c) de computación de alto rendimiento, (d) médica, (e) neuro-mórfica (para trasladar modelos del cerebro a nuevos tipos de hardware), y (f) neuro-robótica.

Esencial para el proyecto es promover la colaboración para enfrentarse al futuro de la neurociencia, la medicina y la computación. Existirá financiación para proyectos asociados que puedan contribuir al avance de nuestro conocimiento.

Quienes están más vinculados al desarrollo de tecnología sienten una poderosa atracción por incorporar a sus diseños aquello que el cerebro humano hace de modo espontáneo: un procesamiento simple, extraordinariamente rápido y a bajo coste energético:

"ningún sistema natural o diseñado por los ingenieros puede alcanzar su impresionante eficiencia energética, o su capacidad para trabajar fiablemente durante décadas, para responder creativamente a situaciones inesperadas, para adquirir nuevo conocimiento y nuevas habilidades, para comprender las acciones de otros seres vivos y para comunicarse a través del lenguaje".

Los científicos del HBP reconocen que el cerebro es un sistema de procesamiento de información extraordinariamente complejo basado en una jerarquía de niveles integrados. A día de hoy carecemos de una visión de conjunto, y, por supuesto, del tipo de relaciones causales que gobiernan ese órgano.

Comprender el funcionamiento global del cerebro es fundamental para prevenir y tratar los trastornos neurológicos y psicológicos. Pero también para emular artificialmente nuestro órgano más preciado.

Para que fluyan los euros hacia el proyecto se echa mano de estadísticas sobre la presencia de trastornos relacionados con el cerebro entre los ciudadanos europeos. Por ejemplo, 153 millones sufren dolores de cabeza, 69 millones trastornos de ansiedad, 45 millones trastornos del sueño, 33 millones trastornos del estado de ánimo. Su coste para la Unión Europea ronda los 800 billones (con B) de euros. Añádase a eso que cada vez somos más viejos y el cóctel está preparado.

También aquí es necesario moverse hacia un marco integrador que permita explorar los trastornos del cerebro de modo global, identificando semejanzas y diferencias entre trastornos, buscando clasificaciones novedosas ancladas en la biología.

Y las limitaciones en las ciencias de la computación son obvias. Estamos alcanzando un techo que solo podrá verse superado si se encuentran nuevas arquitecturas. Algunos científicos se orientan hacia la física cuántica, pero el HBP se centra en la arquitectura del cerebro, hecho que les obliga a dar el paso intermedio de comprender ese fascinante órgano.

Tengo la sensación de que el HBP no está demasiado bien visto por bastantes de mis colegas psicólogos. ¿Cómo vamos s reducir la complejidad de la conducta humana al cerebro? La conducta, per se, es un valioso objeto de estudio que va más allá del cerebro, opinarán.

No creo que los científicos del HBP les contradigan. Pero la obligación de cualquier científico es simplificar, evitando complicar las cosas hasta que sea estrictamente necesario. Desde esta perspectiva, el cerebro es un 'target' magnífico porque en él confluyen los efectos de nuestro genoma y de nuestro entorno. Como no existen dos genomas iguales (hecho que está comenzando a revolucionar la medicina) los mismos parámetros del entorno tendrán un efecto diferencial. Y esa peculiar combinatoria debería expresarse en la configuración de nuestros cerebros.

Esta es la dirección web por si desean más información sobre este proyecto:

http://www.humanbrainproject.eu/

P.S. El elevado número de centros colaboradores no se limita a Europa (Suiza, Alemania, España, Bélgica, Suecia, Francia, Austria, Italia, Holanda, Reino Unido, Portugal, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Hungría, Noruega y Polonia) sino que se incluyen países como Israel, Estados Unidos, Argentina, Canadá, China, Japón y Turquía.

De España participan doce centros: el centro de supercomputación de Barcelona, el IRB de Barcelona, el Instituto Cajal del CSIC, la Universidad de Alicante, la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Castilla-La Mancha, la Universidad de Granada, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad de Barcelona y la Universidad Pompeu Fabra.

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