Los científicos europeos quieren construir un
cerebro artificial que pueda, no solo emular, sino incluso superar al cerebro
de los humanos. Pero alcanzar el primer objetivo obliga a comprender el
segundo.
En alguna ocasión se ha comparado la meta de conocer
los secretos de nuestro cerebro con la de llegar a la luna. Considero que la
comparación vale en el sentido de que no hay más remedio que aunar y focalizar
esfuerzos. Desde esa perspectiva, el proyecto Apollo es inspirador.
Pero lo del cerebro tiene peor pinta. Tengo
la sensación de que no se trata fundamentalmente de tecnología, aunque ésta sea
estrictamente necesaria. Claro que es necesaria, pero no es suficiente.
Los científicos del HBP quieren mejorar las
ciencias de la computación sirviéndose de los conocimientos acumulados sobre el
cerebro, pero éstos son todavía demasiado magros y dispersos.
Hay que desentrañar el camino que va de los
genes, al cerebro, de éste a la conducta, y al revés. El HBP busca integrar las
piezas de información recopiladas por equipos de todo el mundo usando súper-ordenadores.
Pretende poner a disposición de neuro-científicos,
médicos y tecnólogos instrumentos novedosos para acelerar los avances en la
investigación. Tales instrumentos formarán parte de una serie de plataformas (a)
neuro-informática, (b) de simulación del cerebro, (c) de computación de alto
rendimiento, (d) médica, (e) neuro-mórfica (para trasladar modelos del cerebro
a nuevos tipos de hardware), y (f) neuro-robótica.
Esencial para el proyecto es promover la
colaboración para enfrentarse al futuro de la neurociencia, la medicina y la
computación. Existirá financiación para proyectos asociados que puedan
contribuir al avance de nuestro conocimiento.
Quienes están más vinculados al desarrollo de
tecnología sienten una poderosa atracción por incorporar a sus diseños aquello
que el cerebro humano hace de modo espontáneo: un procesamiento simple,
extraordinariamente rápido y a bajo coste energético:
"ningún sistema natural o diseñado por los ingenieros puede
alcanzar su impresionante eficiencia energética, o su capacidad para trabajar
fiablemente durante décadas, para responder creativamente a situaciones inesperadas,
para adquirir nuevo conocimiento y nuevas habilidades, para comprender las
acciones de otros seres vivos y para comunicarse a través del lenguaje".
Los científicos del HBP reconocen que el
cerebro es un sistema de procesamiento de información extraordinariamente
complejo basado en una jerarquía de niveles integrados. A día de hoy
carecemos de una visión de conjunto, y, por supuesto, del tipo de relaciones
causales que gobiernan ese órgano.
Comprender el funcionamiento global del
cerebro es fundamental para prevenir y tratar los trastornos neurológicos y
psicológicos. Pero también para emular artificialmente
nuestro órgano más preciado.
Para que fluyan los euros hacia el proyecto se
echa mano de estadísticas sobre la presencia de trastornos relacionados con el
cerebro entre los ciudadanos europeos. Por ejemplo, 153 millones sufren dolores
de cabeza, 69 millones trastornos de ansiedad, 45 millones trastornos del
sueño, 33 millones trastornos del estado de ánimo. Su coste para la Unión
Europea ronda los 800 billones (con B) de euros. Añádase a eso que cada vez
somos más viejos y el cóctel está preparado.
También aquí es necesario moverse hacia un
marco integrador que permita explorar los trastornos del cerebro de modo
global, identificando semejanzas y diferencias entre trastornos, buscando clasificaciones
novedosas ancladas en la biología.
Y las limitaciones en las ciencias de la
computación son obvias. Estamos alcanzando un techo que solo podrá verse
superado si se encuentran nuevas arquitecturas. Algunos científicos se orientan
hacia la física cuántica, pero el HBP se centra en la arquitectura del cerebro,
hecho que les obliga a dar el paso intermedio de comprender ese fascinante órgano.
Tengo la sensación de que el HBP no está
demasiado bien visto por bastantes de mis colegas psicólogos. ¿Cómo vamos s
reducir la complejidad de la conducta humana al cerebro? La conducta, per se, es un valioso objeto de estudio
que va más allá del cerebro, opinarán.
No creo que los científicos del HBP les
contradigan. Pero la obligación de cualquier científico es simplificar,
evitando complicar las cosas hasta que sea estrictamente necesario. Desde esta
perspectiva, el cerebro es un 'target' magnífico porque en él confluyen los
efectos de nuestro genoma y de nuestro entorno. Como no existen dos genomas
iguales (hecho que está comenzando a revolucionar la medicina) los mismos
parámetros del entorno tendrán un efecto diferencial. Y
esa peculiar combinatoria debería expresarse en la configuración de nuestros
cerebros.
Esta es la dirección web por si desean más información sobre este proyecto:
http://www.humanbrainproject.eu/
P.S. El elevado número de centros
colaboradores no se limita a Europa (Suiza, Alemania, España, Bélgica, Suecia, Francia,
Austria, Italia, Holanda, Reino Unido, Portugal, Dinamarca, Finlandia, Grecia,
Hungría, Noruega y Polonia) sino que se incluyen países como Israel, Estados
Unidos, Argentina, Canadá, China, Japón y Turquía.
De España participan doce centros: el centro
de supercomputación de Barcelona, el IRB de Barcelona, el Instituto Cajal del
CSIC, la Universidad de Alicante, la Universidad Autónoma de Madrid, la
Universidad Complutense de Madrid, la Universidad de Castilla-La Mancha, la
Universidad de Granada, la Universidad Politécnica de Madrid, la Universidad Rey
Juan Carlos, la Universidad de Barcelona y la Universidad Pompeu Fabra.
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