Mis amigos norteamericanos Lee y Josh me regalaron en 1996 esta novela de Anne Tyler. Por diferentes razones no la leí hasta recientemente,
quizá porque había visto la película dirigida por Lawrence Kasdan.
El hilo argumental es sencillo, pero la
novela está condenadamente bien escrita. Es absorbente. E introspectiva.
Una pareja decide separarse tras una crisis
producida por el absurdo asesinato de su hijo (Ethan) en un supermercado. Es
ella (Sarah) la que da el paso. Él (Macon) se limita a seguir la corriente sin
comprender realmente qué está sucediendo.
Su perro (Edward) es un personaje central de
la novela. Gracias a él, Macon conoce a una estrafalaria mujer (Muriel) con un
turbulento pasado que se dedica al adiestramiento. Casi sin darse cuenta, él
pasa de vivir con sus hermanos, tras romperse una pierna que le impide valerse
por sí mismo, a residir en la casa de Muriel.
Llegado un punto de la narración, Sarah se
cita con Macon y le pide retomar su relación. Él acepta. Pero, finalmente, se
da cuenta de que se ha enamorado de Muriel y rompe definitivamente con su
mujer. No sabemos muy bien por qué.
Macon es alguien que, como los hobbits, odia las aventuras y adora la
rutina. De hecho, la colección de guías de viaje de la que es autor (el turista
accidental) tiene el objetivo de instruir a los hombres de negocios que deben
viajar constantemente, para que apenas noten que no están en sus hogares. Sus
libros están construidos con consejos prácticos para encontrar en los lugares
más insospechados las condiciones de estancia más similares a las de los
Estados Unidos: "lo que les interesaba era cómo fingir que no se habían ido
de casa. ¿Qué hoteles de Madrid disponían de colchones Beautyrest de tamaño
extra?".
Hay sentencia gloriosas en la novela. Algunos
ejemplos:
-. "Hay un truco para todo; así es como se pasa por la vida".
-. "Estaba incrustada en su vida. Era demasiado tarde para
desarraigarla".
-. "Se le ocurrió de repente que cada pequeño tejado ocultaba
vidas reales. Vio lo reales que eran aquellas vidas para las personas que las
vivían: lo intensas, íntimas y absorbentes que eran".
-. "No hay sonido más apacible que el de la lluvia en el tejado
cuando se duerme sano y salvo en casa ajena".
-. "He decidido que hay cosas peores que el aburrimiento".
-. "Qué curioso lo claro que de pronto se veía, cuando una
persona estaba muerta, que el cuerpo era lo de menos en ella. Aquello era
simplemente una concha desocupada, aunque guardaba un lejano parecido con
Ethan: el mismo surco encima del labio superior, el mismo mechón sobre la
frente".
-. "Empezó a creer que lo que uno sea cuando está con otra
persona tal vez importe más que el hecho de amarla o no".
Dudo ante la idea de recomendarles esta
novela.
Léanla si tienen oportunidad.
O no.
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