En la actualidad, casi veinte siglos después,
está expresión ha sido sustituida por la no menos celebre de “pan y futbol”. En una Sociedad democrática
como la española, en pleno siglo XXI, y con la tasa de analfabetismo más baja
de nuestra historia, lo que esta pasando con la ciudadanía solo se puede
entender como una “pandemia de falta de ética”. Es cierto que
necesitamos un rescate, pero a lo mejor, más incluso que el meramente económico,
necesitamos un “rescate
moral”.
Los ciudadanos de este país estamos
gravemente enfermos, en la UCI de la dignidad y el civismo.
Mi diagnóstico, quizás discutible por ser
excesivamente simple, se basa en el hecho de que durante los pasados meses de
Mayo y Junio tuvieron lugar en España muchas movilizaciones para protestar
contra el desmantelamiento del Estado del Bienestar
(Educación, Sanidad y Servicios Sociales) o contra una Reforma Laboral que
supone un paso atrás de por lo menos 40-50 años en los derechos de la clase
trabajadora. Pues bien, todas esas movilizaciones (justas y necesarias) fueron
mucho menos numerosas que la celebración de la Liga del Real Madrid, o la
celebración de la Europa League del Atlético de Madrid, por no mencionar la de
la reciente Eurocopa conseguida por la selección.
¿Qué mensaje transmite el pueblo con este
tipo de “demostraciones” a su “democrático” gobierno? Algo así como “dame futbol, que mi equipo gane, y me la
podrás meter sin vaselina que no protestaré” Permítame el administrador
de este blog esta licencia expresiva,
pero ¿acaso no es este un claro ejemplo
de enfermedad moral? ¿dónde se quedaron nuestros valores cívicos?
Los políticos son el fiel reflejo de la
Sociedad, solo así se entiende que tengamos los dirigentes que tenemos. A una Sociedad mediocre le van a corresponder gobernantes
mediocres. Hace tiempo vengo constatando la inmoralidad y falta de ética
de los políticos de este país, a todos los niveles de la Administración y de
todas las siglas y/o colores. De nuevo mi diagnóstico es esencialmente simple.
Fíjense, dejando de lado el tema de la “corrupción y robo en las arcas públicas” (que ya
en si mismo es un ejemplo de inmoralidad) me baso en el hecho de cuestionar la
legitimidad que tiene un individuo que gana unas elecciones con un programa
electoral determinado y que, en la práctica, hace todo lo que dijo que no
haría, o incluso hace lo contrario a lo que dijo que haría. Los programas electorales deberían ser contratos
vinculantes, y el incumplimiento de los mismos motivo de cese o dimisión. ¡Ah
no, que somos una sociedad inmoral! ¿Quién va a exigir una política de rendición
de cuentas? ¿Para qué? Pues nada, barra
libre de decadencia moral.
La “buena”
noticia es que en el diagnóstico está la solución. Este país necesita con
urgencia una sociedad responsable y activa en todos los frentes de la lucha
social. Una sociedad compuesta por ciudadanos
inteligentes, formados, libres, comprometidos e involucrados en la creación de
una sociedad más justa, más solidaria ¡Una sociedad mejor! Solo esta
clase de personas podrá elegir dirigentes que se impliquen en los problemas de
los ciudadanos y que rindan cuentas por cada uno de sus actos (o ausencia de
los mismos).
Mientras tanto, y en espera de que esto
suceda, si seguimos reforzando la picaresca, evitando pagar impuestos y
haciendo toda clase de trampas y argucias en los aspectos más elementales de
nuestra vida cotidiana, pero sobre todo, si seguimos concediendo más
importancia a que España haya ganado una Eurocopa que al incremento en el
número de desahucios o a los ataques a la Sanidad y la Educación públicas, por ejemplo,
no deberemos sorprendernos luego de que nuestros políticos sean “inmorales”, pues ellos son fiel reflejo de la Sociedad que
los ha elegido, son un fiel reflejo de la sociedad española actual.
¿O acaso a algún político le preocupa el
hecho de que, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, el número
de suicidios al año se haya incrementado en España casi en un 50% desde que
comenzó la crisis económica? (ver figura, nº de suicidios en España entre los
años 2000-2010, Fuente: INE)¿Le importa a nuestra Sociedad? Aquí ya no se está
hablando de personas que han perdido su trabajo o su casa (o quizás ambas
cosas).
Han perdido lo único que no van a
poder recuperar nunca: su vida.
Me gustó la nota, muchas coincidencias con lo que pasa en Argentina. Deduzco que esto debe pasar en innumerables países de nuestro planeta.
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