Según parece está arrasando en la red la
típica cadena basada en una presentación de Powerpoint titulada 'Basta ya'.
La gente recibe el mensaje y lo re-envía para
(a) tranquilizar su conciencia si tiene trabajo o (b) vengarse de quienes está
seguro son culpables de su situación de parado.
Comienza diciendo que el FMI exige a España reducir casi un 10% su déficit en la próxima
década.
¿Cómo lograrlo, según esa presentación
anónima?
1.- Eliminando la pensión vitalicia de
diputados y senadores.
2.- Revisando los sueldos de los alcaldes.
3.- Llevando a la cárcel a los políticos
ladrones y obligándoles a devolver el dinero sustraído.
4.- Eliminando los coches oficiales (dice la
presentación que España tiene más que los Estados Unidos).
5.- Expulsando de la administración a los
llamados 'cargos de confianza'.
6.- Reduciendo los cargos diplomáticos (dice
la presentación que tenemos más que Inglaterra y Alemania).
Así se ahorrarían 45.000 millones de €,
supuestamente.
Adiós a la crisis.
Además, como medida de mayor austeridad
debería devolverse a su país a los extranjeros delincuentes.
Se subraya que el problema de España reside
en una casta política corrupta. Los problemas
han sido causados por ellos.
En suma, para esa presentación, no firmada
por nadie, los ciudadanos no tenemos ninguna responsabilidad en la situación
por la que estamos pasando. Los únicos responsables son nuestros representantes
políticos y acabando con ellos solucionaremos el problema.
Quizá convenga saber que la administración
pública de este país supone un gasto del 65% del PIB, una cifra inferior al resto
de los países europeos. Nuestra deuda proviene, esencialmente, de las familias,
las empresas y los bancos. Es cierto que los bancos tentaron a las familias,
pero éstas no estaban obligadas a aceptar. Algo similar se le puede aplicar a
las PYMES.
La avaricia rompe el saco. Y cuando
se rompe, es relajante echarla la culpa a los demás.
Nadie entiende la política de recortes y
subidas de impuestos del actual gobierno. Especialmente cuando a las medidas de
austeridad no se acompañan acciones concretas destinadas a mejorar las
oportunidades de crear o lograr un empleo.
Los representantes omiten decir qué se está
haciendo para promover el empleo, limitándose a bombardearnos con recortes a
nuestro poder adquisitivo. El sentido común dicta que
esta estrategia logrará que la sociedad española caiga en una depresión
psicológica, además de económica.
Atacar a los representantes me parece desafortunado.
No son ninguna casta, y menos aún se puede decir que sea, así, en general,
corrupta. Conviene recordar que han sido elegidos por nosotros (al menos por la
mayoría, que, solo por recordarlo, es de lo que va la democracia) confiando en
que podrían hacer un buen trabajo.
No se puede gobernar día a día. Genera la
sensación de que se está improvisando y resulta muy dañino para la confianza. A
algunos españoles nos encantaría que los representantes hablasen menos y
trabajasen más en silencio. Los titulares ayudan a que
los periódicos vendan más, pero algunos preferimos eficiencia gubernamental a
impactantes noticias.
Internet promueve la libertad de expresión y
eso es bueno. Pero también puede confundirnos. Mucho.
La estrategia de acoso y derribo de nuestros
representantes abre la puerta a los dictadores. Si no podemos gobernarnos,
entonces que venga alguien con mano dura y ponga orden. ¿Les suena esto
familiar?
Si no queremos volver a una situación
dictatorial (algo realmente fácil, como demuestra la excelente película alemana
'La
Ola') entonces lo que deberíamos transmitirles
a nuestros representantes es que confiamos en ellos para dirigir el barco a buen
puerto. Justo lo contrario de lo que se encuentra en el espíritu de esa
exitosa presentación de Powerpoint que corre por la red.
Gracias Rob. Creo que estas llamadas a la tranquilidad son muy positivas en un momento social bastante convulso, del que pueden surgir propuestas peligrosas para la democracia y la libertad. Estoy de acuerdo en que los políticos no son los únicos responsables de la crisis (p.e., muchos ciudadanos que ahora se quejan se han comprado casas por precios desorbitados). Ahora bien, aunque los políticos no sean responsables son culpables de: 1) no haber puesto ningún mecanismo para prevenir la especulación financiera. 2) hipotecar nuestro futuro (haciendo que el estado asuma la deuda financiera) 3) Asumir privilegios que los acaban convirtiendo en una casta. 4) Llevar a cabo políticas que agravarán la crisis por reducción del consumo.
ResponderEliminarSaludos, Pak
Gracias por el comentario. No se pretende quitarle responsabilidad a los políticos. La tienen y deben pagar por sus errores. Pero hay que tener cuidado con las estrategias usadas para pedirles cuentas. Además, los medios hacen un flaco favor a las relaciones de los representantes con los representados. Finalmente, el ejemplo de Hollande, en Francia, me parece interesante para reconsiderar las relaciones del Estado con las empresas. Saludos, R
ResponderEliminarUn enlace sobre Hollande:
ResponderEliminarhttp://internacional.elpais.com/internacional/2012/07/14/actualidad/1342273529_378100.html
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Roberto,
ResponderEliminarEntiendo lo que persigues en tu post, pero no comparto el contenido, al menos no en su totalidad. Yo si creo que nuestros políticos si son en buena medida responsables de la situación actual del país, por todo lo que te decía Pak, pero en mi opinión, y sobre todo, porque los recortes que se están aplicando para "superar" esta crisis son enormemente injustos e insolidarios....
Si revisas todas las medidas adoptadas (incluyendo las que aparecen en la letra pequeña del BOE) comprobarás que el sacrificio mayor ha recaído en los hombros de la clase trabajadora (y ahora también en los parados, ya que como dirían los señores/as del PP: qué se jodan!), en los funcionarios (y los empleados públicos laborales!!!), en los pensionistas, en las personas dependientes, etc....¿Y que pasa con las grandes fortunas de este país? ¿y con los grandes defraudadores? ¿una amnistía fiscal????
Por otra parte, ¿de verdad piensas que nuestro sistema es una democracia real? ¿Qué crees que decidimos cada cuatro años? …..En mi opinión, bajo el prisma del actual sistema los ciudadanos seríamos un rebaño de ovejas, que cada cuatro años decidimos quién queremos que sean nuestros guardeses, quienes van a cuidar del rebaño….pero ¿Quiénes son los amos?....
Tu terminas diciendo: “lo que deberíamos transmitirles a nuestros representantes es que confiamos en ellos para dirigir el barco a buen puerto”. Por desgracia, lamento discrepar pero no puedo confiar en quien no ha dejado de mentir y de engañar desde que ocupo el poder. Si revisas la hemeroteca comprobarás que no han dicho dos verdades seguidas!!!!. Si nuestro Presidente fuese a un concurso de embusteros le descalificarían por mentiroso.
En lo que estamos de acuerdo es en que ellos no son los únicos responsables, el pueblo tiene buena parte de culpa. En una democracia real el poder lo debería tener el pueblo, y el pueblo debería exigir a sus representantes el cumplimiento integro de los programas electorales, y si no se cumplen, dimisiones y ceses….más que nada, se trata de una cuestión de ética y dignidad….pero ya sabes: España es diferente!
Un fuerte abrazo!
Sergio Escorial
Mi posición se sitúa asume lo que dice Roberto, pero también lo que dice Sergio. Tenemos en estos momentos unos políticos mediocres, excesivamente en connivencia con las élites económicas que dominan realmente el mundo. Han fallado estrepitosamente en sus tareas de control, y el ejemplo del derrumbe de las cajas, excesivamente politizadas, está claro.
ResponderEliminarSin embargo, hay una crítica generalizada e infundada que puede tener consecuencias muy negativas. Naci y fui educado bajo la dictadura franquista y recuerdo perfectamente que un eje del discurso político de Franco y su dictadura era atacar indiscriminadamente a la política y los políticos, intentando justificar de ese modo la figura del gobernante paternal, el dictador. Mal asunto, muy mal asunto. La foto de la película La Ola es muy pertinente en este momento.
En ningún caso debe interpretarse que quito responsabilidad a los políticos. Solamente la distribuyo entre ellos y nosotros. Concuerdo en que hay que lograr que las grandes fortunas hagan una contribución justa a las arcas estatales y que los impuestos sean realmente graduales. Pero ese es un equilibrio delicado. Vivimos ahora en un mundo algo más complicado que el basado en la clásica polaridad empresario-asalariado.
ResponderEliminarEn cuanto a si disfrutamos de una democracia real, ya se ha denunciado en este blog esta cuestión. Sin embargo, ¿por qué no se hizo antes? ¿por qué no se aprovecharon los buenos momentos sociales para solicitar, sosegadamente pero con contundencia, el cambio de paradigma?
Confiar en los representantes es fundamental. Eso no significa "en estos representantes". ¿Realmente piensas que están ahí para perjudicar a sus representados, para extorsionar al pueblo? Puede pasar que un cambio de acción, basado en la presión europea --que está siendo brutal-- sea interpretado como engaño. Dudo que a Rajoy le haga ilusión subir el IVA, bajar el sueldo a los funcionarios, etc. aunque solo sea por motivos electorales.
¿Qué significa exactamente que el pueblo tenga el poder? ¿Poder para qué? ¿Piensas que un grupo de ciudadanos que viaje a Bruselas lograría resultados diferentes a los que se trajo el actual Presidente en su última excursión?
España no es diferente. Simplemente se ha endeudado y ahora le exigen devolver lo gastado. Sergio, si tienes tiempo, échale un vistazo al caso de Holanda. Es una sociedad montada sobre unos supuestos económicos (incluso a nivel familiar) que es la antítesis de lo que viene ocurriendo en España desde hace años. Por ejemplo, jamás compran nada a crédito. Aquí lo hicimos hasta para pagar las vacaciones en exóticos destinos.
Finalmente, conviene tener presente lo que Félix pone encima de la mesa. Muchos de nosotros no recordamos qué es eso de una dictadura, pero me temo que se parece menos a una democracia que la situación en la que ahora vivimos.