jueves, 19 de abril de 2012

Sabino Fernández Campo

El Teniente General Sabino Fernández Campo fue Secretario General de la Casa Real entre 1977 y 1993.

En 2003 publicó 'Escritos morales y políticos', obra que contiene sus pensamientos y reflexiones sobre la monarquía, la política y el servicio público, las Fuerzas Armadas, o el humanismo y el progreso científico.

Comienza con su discurso de recepción como académico en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas en 1994. El tema elegido fue 'El Príncipe' de Maquiavelo. Recuerda que "el dictador (...) se mantiene sobre la aceptación, más o menos pasiva y resignada, de las propias víctimas del despotismo y del abuso". Y va todavía más allá: "las elecciones se convierten en la obsesión de los políticos y el deseo de ganarlas condiciona conductas, promueve promesas, sacrifica criterios y subordina lo que en rigor debe hacerse a lo que se supone que los votantes quieren que se haga". ¿Les suena de algo?

Se pregunta si las autoridades no aceptan pasivamente, y quizá interesadamente, que el país se maleduque a través del sensacionalismo y el mal gusto. Recuerda el consejo de Ortega y Gasset de abandonar la retórica y estudiar economía. También la máxima de Confucio sobre el hecho de que la educación atenúa la distinción de clases sociales.


Es realmente interesante la información que recoge sobre las fuerzas armadas. No comulga con la supresión del servicio militar obligatorio: "de vez en cuando deberíamos pensar en los deberes que los humanos tenemos con respecto a nuestros semejantes y a la nación a la que pertenecemos". Discute sobre qué sucedería ante una eventual desintegración de España:

"¿A quién correspondería constitucionalmente determinar la amenaza y ordenar a las Fuerzas Armadas que cumplan su misión constitucional [de mantener la integridad del territorio]?
Cuando el gobierno no actúa en este sentido, es él mismo el que procede (...)
No se trataría en absoluto de un golpe de Estado militar, sino de la forma de oponerse a que se diera por un gobierno legítimamente elegido, pero que se hubiera apartado de la Constitución, con el apoyo de otras fuerzas políticas separatistas, en lo que se refiere a la indisoluble unidad de la nación española".

Quizá deberíamos pensar seriamente en estas palabras de Fernández Campo.

Pide a los españoles que no se dejen seducir por las modas pasajeras, conservando la ponderación y el equilibrio. Hay que ser realistas, pero sin olvidar los ideales.

En la parte dedicada al humanismo escribe: "el mundo sería muy aburrido si todos tuviéramos el mismo nivel de inteligencia. Las diferencias individuales, que abarcan a tantos extremos, son muy notables en la esfera de la inteligencia". Como psicólogo ésta apreciación me sorprende muy positivamente. Reflexiona sobre el ADN para concluir que "la verdad estaba más próxima a la simplicidad que a lo complejo". Y subraya que, en esta vida, no todo vale.

Soy consciente de que un libro escrito por un militar puede resultar poco atractivo para el lector medio del modernísimo Siglo XXI. Pero las cosas que dice merecen ser tenidas en cuenta y resultan particularmente interesantes. Dan que pensar. Y solamente eso hace que merezca la pena dedicarle unas horas.

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