Este ibero, nacido en Barcelona en 1912, se convirtió en el agente doble de mayor relevancia de la segunda guerra mundial.
Fue el único condecorado con la Cruz de Hierro, tanto por los nazis como por los aliados.
El servicio secreto británico, el MI5, le asignó el nombre en código de GARBO porque le consideraba el mejor actor del mundo. Basándose en una red de 24 agentes distribuidos por Europa y Estados Unidos --que solamente existieron en su imaginación-- logró engañar a los nazis --quienes le conocían con el nombre de ARABEL-- convenciéndoles de que el desembarco que supuso el comienzo del final de Hitler (D day) se produciría por el Paso de Calais en lugar de por Normandía.
De hecho, una vez comenzada la invasión consiguió frenar el traslado de tropas alemanas de refuerzo desde Calais a Normandía, salvando decenas de miles de vidas. Si el engaño de GARBO-ARABEL hubiera fracasado, el día D se habría convertido en una auténtica catástrofe militar.
Escribe Pujol en 1985: "mi mayor satisfacción, ahora que miro hacia atrás, es saber de mi contribución a reducir las bajas entre las decenas de miles de soldados que combatieron en Normandía".
España, como país, permaneció neutral durante esa guerra, pero, de hecho, hizo alguna contribución --la famosa división azul enviada por Franco es un ejemplo. La existencia de esa división permitió que ARABEL fuera condecorado por los alemanes.
Pujol publicó un libro en colaboración con Nigel West en 1985 (OPERATION GARBO. The personal story of the most successful double agent of World War II. New York, Random House). Aunque se le dió por muerto, West logró localizarle en Venezuela y convencerle de regresar a Europa para que los británicos pudieran rendirle los debidos honores. En su audiencia en Buckingham Palace, el Duque de Edimburgo le preguntó: "Why were you, a Spaniard, so keen to help the British during the second world war?" Pujol le dijo que la respuesta estaba en su convicción a luchar contra la opresión y la tiranía: "mis convicciones humanitarias me impidieron cerrar los ojos al sufrimiento provocado por el psicópata de Hitler y por sus secuaces".
Pujol García cuenta su pasado: "aunque mi familia era muy catalana, ni mis padres ni los demás miembros eran separatistas sino que, por encima de todo, nos sentíamos españoles (Spaniards)". Confiesa que nunca ingresó en ningún partido político y jamás tuvo tendencias definidas. Durante la guerra civil española estuvo en ambos bandos, pero no disparó ni un solo tiro.
Acabada la guerra civil, se traslada a Madrid para trabajar en un Hotel, y, poco después, los nazis desatan las hostilidades en Europa. Juan decide contactar con la embajada británica en la capital de España para ponerse a su servicio ("los alemanes se vieron forzados a abrazar unos dogmas diabólicos, igual que nosotros durante nuestra guerra civil"), pero le ignoran, así que se va a ver a los alemanes, quienes se muestran receptivos. Viaja a Lisboa y desde allí va informando a los nazis a través de la embajada de Madrid, pero engañándoles suponiendo que reside en Londres. Se inventa los hechos, acierta casualmente y los alemanes comienzan a confiar en él. Los ingleses interceptan algunos de esos mensajes y se preguntan quién diantre es ARABEL. Atan cabos y suponen que puede tratarse de quien acudió a su embajada de Madrid meses antes. Ante su éxito, deciden contactar con él y llevárselo a Londres para servirse de su red y convertirle en un agente doble.
En Londres trabaja en estrecha colaboración con Tommy Harris, cuya madre era española y que había sido educado en la península ibérica. Pujol asombra a los ingleses por el nivel de detalle de su red inventada de agentes. Cada uno posee su personalidad. Pujol y Harris usarán esa red para perseguir los tres objetivos de la famosa operación fortaleza:
(a) convencer al enemigo para ubicar sus fuerzas lo más lejos posible del lugar por el que se llevaría a cabo la invasión aliada
(b) confundir al enemigo sobre el momento preciso de la invasión
(c) convencer a los nazis de que los movimientos de fuerzas en lugares distintos al Paso de Calais estaban destinados a despistarles
El historiador Charles Cruikshank describió esta operación como "la mayor, más elaborada, más cuidadosamente planeada, más vital, y más exitosa de las operaciones aliadas de engaño". Aunque hubo otros agentes dobles, la mayor carga la tuvo GARBO, dada su alta estima en Berlín. Winston Churchill dijo: "su éxito fue admirable y tuvo una enorme repercusión en el resultado de la guerra". Sir John Masterman le consideró un genio del engaño.
Finalizada la guerra, Pujol comenzó a buscar un lugar para vivir de incógnito. Pero antes hizo una ruta por Europa y América con Harris. Estuvo en Washington porque el director del FBI, J. Edgar Hoover, deseaba conocerle personalmente. Su decisión final fue Venezuela, donde estuvo 36 años trabajando como profesor de español para una empresa norteamericana, hasta que en 1984 West pudo localizarle gracias a una esmerada investigación.
El Coronel R. F. Hesketh señala que "se puede encontrar a GARBO en todos los manuales de espionaje; nunca olvidaré el momento en que pude conocerle".
Si Juan Pujol García hubiera sido norteamericano (o británico) esta fascinante historia sería mundialmente conocida. Hollywood se habría encargado de ello con tesón. Pero fue un Spaniard y, desgraciadamente, ya sabemos lo que eso conlleva.
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