Vacaciones en el mar

Tuve recientemente una experiencia que me lleva a concluir que, en general, la gente que hace un crucero está más perdida que Tom Hanks en su isla.

Contraté los servicios de la compañía italiana MSC y quizá sean interesantes las siguientes recomendaciones y comentarios para quien se anime.

Olvídense de aceptar las excursiones organizadas. Son un horror --seguir la dichosa banderita del grupo puede provocar una psicosis-- y también carísimas.

El barco siempre pone a disposición de los clientes un servicio que traslada a quien lo desee al destino en tierra que corresponda para ese día. Es eficiente y gratuito.

En el caso concreto que conozco:

-. Olimpia: se atraca al lado de la villa de Katakolo y se puede alquilar un coche por 40 € para desplazarse a las ruinas de Olimpia. Existe la opción de moverse o de, simplemente, pasear por esa agradable villa costera.

Pude escuchar que las ruinas no son particularmente interesantes --demasiadas piedras...

Recomendación para fumadores: el Duty Free de Katakolo es magnífico. No se les ocurra comprar tabaco en Barajas, que es un atraco --más que en los estancos. Como orientación, en Katakolo se puede adquirir 3 cartones de Marlboro por 50 € (no es un error tipográfico). Incluso en el propio barco hay un Duty Free en el que esos mismos 3 cartones cuestan algo más de 60 € (también un chollo comparado con el aeropuerto).

-. Santorini: una serie de lanchas locales llevan al teleférico que sube a la capital (Fira) por 4 €.

Desde Fira se puede viajar en bus local, por 1,6 €, a la famosa villa de Oia. El servicio es bastante eficaz, aunque, igual que sucede con la excursión que ofrece la compañía, no se dispone de demasiado tiempo para visitarlo. No sean perezosos y vayan a Oia. Es un pueblo delicioso.

-. Mikonos: el barco usa sus propias lanchas para trasladar a los pasajeros.

Eviten quedarse en el barco porque la isla, de noche, mola. El ocaso es magnífico.

Y, por cierto, los servicios del crucero desaparecen. Es desolador. Al regresar encontramos a varios pasajeros intentado hacerse el sepuku con unas hamacas --parecía doloroso...

-. Atenas: desde el Pireo (el puerto) se puede ir paseando hasta el metro que lleva a los píes de la Acrópolis en 15-20 minutos (el precio del billete es de algo más de 1,5 €).

Después de la decepcionante visita --la zona está repleta de horribles grúas-- se puede bajar tranquilamente caminando al famoso barrio de Plaka. Es muy conocido, pero no posee un especial atractivo. Aprovechen para comprar una T-Shirt de Espartanos.

-. Corfu: se puede ir paseando hasta la ciudad desde el barco en 20 minutos, simplemente bordeando el puerto.

Conviene perderse por las calles y degustar un café helado en alguna de las numerosas terrazas de ese famoso lugar del mediterráneo.

-. Dubrovnik: es, sin duda, la sorpresa del viaje. Increíble ciudad amurallada.

Una vez se sale del puerto dando un breve paseo, se debe coger el bus local nº 1 que lleva, en pocos minutos, a las puertas de la histórica ciudad --no vayan caminando porque sería demasiado largo. Solamente necesitarán coronas --que pueden cambiar en la terminal de cruceros-- para coger ese bus (cuesta alrededor de 2 €). Para el resto se puede pagar en € sin problemas.

Disfruten de callejear por Dubrovnik. Suban y bajen sin reparo. Es realmente agradable.

-. Venecia: hay un bus gratuito desde el barco hasta la Plaza de Roma, desde la cual se llega callejeando hasta la Plaza de San Marcos o el puente de Rialto, según las preferencias. Las numerosas indicaciones impiden perderse, aunque no pasaría nada porque la ruta depara agradables sorpresas.

No se agobien que Venecia es muy fácil de dominar.

Alguien cometió el error de coger un taxi y por una carrera de 5 minutos le soplaron 70 €. A los venecianos les encanta 'ordeñar' a los turistas...

Por cierto, algunos pasajeros contratan bonos de bebidas en el barco porque no están incluidas en el precio de la agencia de viajes. Sin embargo, no compensa, a mi juicio. Las tarifas son razonables: cerveza 4-5 €, cóctel 6 €, agua de 1 litro 2 €, y así sucesivamente.

La evaluación general de la experiencia es magnífica. Recomendable.

Vivir durante una semana en un hotel móvil resulta chocante. Se disfruta esa combinación de turismo clásico visitando diferentes lugares, con las logradas veladas en el salón de espectáculos, los salones del crucero con variada música y los bastante conseguidos servicios gratuitos de restaurante a la carta.