lunes, 11 de abril de 2011

Elite intelectual en un Bachillerato de Excelencia

La meritocracia parece ganar algún terreno en la educación, al menos dentro de la Comunidad de Madrid. Se admite que no todos los estudiantes son iguales: los hay mejores y peores, como siempre.

Las diferencias entre esos estudiantes no se valorarán de acuerdo a su capacidad  intelectual --o su aptitud-- sino de acuerdo a sus calificaciones escolares --o su competencia demostrada.

Los chavales que hayan obtenido un mayor rendimiento en el periodo de enseñanza obligatoria, podrán optar a un bachillerato de excelencia en la CAM. Quienes obtengan el Premio Extraordinario de la ESO estarán, con seguridad, entre los primeros que se integrarán en este selecto grupo.

Estas son las palabras de la Presidenta de la Comunidad: "es absurdo continuar con un sistema que mantiene juntos hasta los 16 años a chicos capaces de asomarse al cálculo infinitesimal con otros para los que un quebrado es un problema insoluble".

Compárense estas palabras con las del sociólogo americano Charles Murray en su obra 'Real education': una de las tendencias más irresponsables de la educación moderna ha sido la reducción de la evaluación sistemática y rigurosa de las capacidades de los estudiantes. Exigirles a los estudiantes que se ajusten a un estándar establecido sin considerar su capacidad académica, es erróneo y cruel para quien es incapaz de satisfacer tal estándar (…) incluso aunque no aplicásemos ningún test, el 50% de los niños se situaría por debajo de la media, el 33% en el tercio inferior y el 10% en el decil inferior. No hay que darle más vueltas”.

El Ministerio de Educación muestra su desacuerdo con la postura de la CAM, pero Gabilondo se manifiesta en un tono diplomático: atención especial para los más inteligentes, pero en un espacio común. Algunos de sus colaboradores hablan de segregación o de creación de guetos.

López Rupérez, presidente del consejo escolar de Madrid, dice que no se trata de segregar sino de promover la meritocracia, igual que sucede en países como Francia.

Por cierto, el centro experimental para estos alumnos especialmente dotados carece todavía de director, del profesorado apropiado y de plan de estudios.

Hay, a mi juicio, una importante pega al planteamiento de la CAM que no tiene nada que ver con segregar --eso ya sucede espontáneamente sin que intervenga ninguna autoridad. Si las estadísticas disponibles son ciertas o precisas --de lo que puede dudarse por falta de trasparencia-- una proporción sustancial de los chicos superdotados intelectualmente no logran expresar su potencial, y por tanto, sus calificaciones escolares son más bien mediocres aunque son más aptos para la excelencia.

Una vez más Murray nos aclara las ideas: el atractivo por la excelencia no constituye una expresión piadosa de lo que un niño superdotado debería sentir, sino una realidad sobre lo que sentirían la mayor parte de esos niños si el ambiente que les rodease no se lo impidiera”.

Por tanto, la pregunta que personalmente me inquieta es si ese Bachillerato de Excelencia usa el criterio de selección óptimo, en el sentido de si logra captar la aptitud o si, por el contrario, se basa en la habilidad para ajustarse a los criterios educativos vigentes. La segunda conlleva dosis de la primera, pero ésta no necesariamente se asocia a aquella en unas condiciones educativas inapropiadas.

6 comentarios:

  1. Roberto,
    Interesante y polémica propuesta, pero que no es novedosa en nuestro país. En Andalucía funcionan desde hace más de una década bachilleratos para chicos y chicas con altas capacidades intelectuales. No recuerdo el título oficial de estos bachilleratos.

    Un saludo

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  2. Alfredo, ignoraba la existencia de ese tipo de bachillerato en Andalucía. Si te enteras de algo más, házmelo saber, por favor. Me despierta una sustancial curiosidad.

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  3. Hasta donde yo sé, no existe tal bachillerato así que me sumo a la petición.

    De hecho, el plan de ya mismo de atención a las Altas Capacidades Intelectuales (http://www.juntadeandalucia.es/educacion/nav/contenido.jsp?pag=/Contenidos/PSE/orientacionyatenciondiversidad/planaltascapacidades/plan) se fundamenta clarísimamente en la inclusividad.

    Y pese a que se insta a los centros a crear iniciativas, no parece que se hable de "bachilleratos" como tal específicos.

    Lo dicho: a la espera de esos datos!


    Y en cuanto a lo que se comenta: en efecto, muy distinto es un alumno brillante en lo académico que un alumno con altas capacidades intelectuales. Y totalmente de acuerdo con que es una auténtica malignidad no tener datos fiables sobre fracaso escolar entre estos alumnos.

    un saludo

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  4. Es posible que Alfredo recuerde algún proyecto que no se llevó a la práctica. Quizá pueda darnos alguna luz él que reside por aquellas tierras. Por otro lado, que podamos conocer los datos de los que se dispone sobre fracaso, a corto y a largo plazo, de los chavales intelectuales dotados será complicado porque, posiblemente, cuestiona seriamente lo que se está haciendo. Así que mejor no sabe-no contesta.

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  5. Creo que no entráis en las implicaciones de fondo de esa propuesta.Copio una parte de las reflexiones que he difundido al respecto:
    a) Es un brindis al sol: la ochenta alumnos no suponen ni el 1% de los estudiantes de bachillerato en los Centros Públicos de Madrid.
    b) Ya existe en funcionamiento un bachillerato de excelencia en Madrid. Es el Bachillerato Internacional que se imparte en dos institutos.
    c) La implantación de la secundaria "bilingüe" ya ha provocado algo parecido. Donde existe, se produce una división del alumnado: hay grupos de excelencia y grupos de deficiencia.
    d) La medida puede ser cara e ineficiente. Eso sí, el gasto en cifras absolutas es irrrelevante.
    e) Desvía la atención de los problemas graves de la eduación en Madrid: reducción radical de las condiciones laborales del profesorado de la pública y crecimiento del abandono escolar
    De todos modos, lo que me provoca mayor rechazo es la filosofía que subyace en esa propuesta. Nadie duda de que hay que dar más estímulo intelectual a los alumnos más capaces y también que hay que exigirles más. El problema es el modo de llevar esto a cabo. Esta propuesta fomenta un modelo de sociedad elitista en la que una minoría recibe un tratamiento claramente diferenciado, una especie de discriminación positiva para los mejores. Se corren serios riesgos de fomentar un gueto en el que se acumulen personas que terminen emocionalmente desestabilizadas de tanto cultivar su ego: sois los mejores y vamos a hacer una exhibición pública de vuestra condición de mejores, y sólo os vais a juntar con los mejores (Hume decía que la adulación constante lograba monstruos morales comoNerón; perdón por la cita). Con lo que hay ya a favor de la élite cognitiva, que es la única que termina accediendo a la Universidad, ya estábamos sobrados; y esto que ya hay, no acaba de gustarme pues obedece al modelo meritocrático que sustentan la legitimidad del sistema educativo, y la meritocracia es un pilar de esa misma ideología. Si recuerdas, en los viejos tiempos en los que había escuelas unitarias, el profesorado hacía que los alumnos más aventajados les ayudaran en el aprendizaje de los menos aventajados o simplemente más pequeños de edad. Era un modo de cultivar la excelencia pues se aprende más y mejor al intentar explicar lo que se sabe, pero de un modo que fomentaba los lazos de solidaridad con los que no estaban tan bien dotados. Eso es lo que en estos momentos ocurre en proyectos como las comunidades de aprendizaje o las tutorías entre iguales. Yo mismo puse en práctica lo segundo en el Instituto y no funcionaba mal, aunque desgraciadamente no conté con un apoyo serio del equipo directivo, que está más en la línea de la Consejería de Educación

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  6. Félix. Es obvio que la iniciativa no satisface la demanda, pero por algo que empieza. ¿Tú crees que un bachillerato internacional equivale a uno dirigido a alumnos intelectualmente dotados? No hay ninguna razón para que atender a los especialmente capacitados divida a la población de estudiantes en dos categorías, siendo la segunda deficientes. Tu postura me parece sofista. Invertir en ese subgrupo supone un coste, claro, pero ¿no pasa algo parecido con quienes presentan dificultades de aprendizaje? Por cierto, atender a este subgrupo con dificultades no convierte al resto en superdotados, ¿no?
    En cuanto al abandono escolar: a lo mejor debemos plantearnos que eso que llamamos 'abandono' --desde nuestra visión de los hechos-- es positivo para quien desea largarse del colegio y dedicarse a otras cosas. El uso de ese término resulta claramente peyorativo para un deseo que puede ser perfectamente legítimo.
    La sociedad que denominas elitista ya existe, pero se basa en factores dudosos, o, por lo menos, menos relevantes socialmente que la capacidad intelectual. Relevantes en el sentido de promover la ciencia, la tecnología o la cultura.
    ¿Dirías que los deportistas de elite son un gueto? Cuando escucho hablar a Contador, Xavi Hernández o Nadal no tengo la sensación de que lo hagan mirando por encima del hombro a nadie. ¿Por qué con los intelectualmente dotados debería suceder algo diferente?
    Dicho esto, concuerdo contigo en el posible interés de las comunidades de aprendizaje pero debería comprobarse, explícitamente, si lo que beneficia a ambos grupos de chavales equivale a lo que conlleva una atención especial a cada uno de ellos por separado. En tanto no se compruebe seremos presa de defender lo que nos parece subjetivamente mejor.

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