Prohibir y controlar, desde arriba, está de moda. La única salida pasa por la iniciativa ciudadana desde abajo. Las autoridades le han cogido gusto y no están dispuestas a deponer esa reconfortante práctica así como así. En nuestra insondable estupidez, las personas corrientes somos incapaces de coordinarnos, piensan ellos, esos que están más allá del bien y del mal.
Bueno, la verdad sea dicha, también se puede contar con algunos políticos –pocos, cada vez menos. Recientemente Esperanza Aguirre replicaba al representante del PSOE en la Comunidad de Madrid. ¿Respecto a qué? Los socialistas apoyaban la asignación de médico a los pacientes, mientras que Aguirre había logrado sacar adelante que el paciente pudiera elegir libremente a su médico. La Presidenta de la Comunidad invitaba al representante del PSOE a guardarse sus ansias de control sobre la población.
El que ya comienza a ser, aquí abajo, famoso ‘Club Fumadores por la Tolerancia’ presentó en el Congreso, hace poco más de un mes, medio millón de firmas en protesta por la prohibición total de fumar en espacios públicos. Intentaba contribuir así a atenuar lo que se nos viene encima esta misma semana.
Desde ese Club se matiza que las firmas son de fumadores y no-fumadores. Se persigue que los políticos alcancen una solución menos radical. Ambos ciudadanos pueden convivir perfectamente sin necesidad de regulaciones, sin que sea preciso ninguna clase de control estatal. Quizá no sea demasiado conocido, debido a lo unilateral de los mensajes mediáticos, pero en Europa únicamente hay dos países con prohibición total.
De acuerdo, los no-fumadores tienen derechos, pero ¿y los fumadores? ¿Por qué no puede existir un espacio en las empresas para quienes gustan de fumarse un pitillo de cuando en cuando sin necesidad de cogerse una pulmonía en la acera?
El gobierno vasco, como es sabido, quiere prohibir también el consumo de tabaco en los coches particulares. Interesante ramalazo de totalitarismo mediante el cual el Estado se cuela hasta la cocina de la intimidad de las personas—por cierto, esos mismos gobernantes se quejaban, no hace demasiado, por la conocida ley de la ‘patada en la puerta’ propuesta por un tal Corcuera.
Que Dios nos pille confesados y meaditos.
Para la portavoz del PSOE en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, Pilar Grande, la prohibición de los 'cubículos' es innegociable y retrasar la entrada en vigor de la norma al día 2 de enero sólo "una decisión de sentido común" basada en la experiencia de la ley anterior, que sí entró en vigor el 1 de enero.
ResponderEliminar"No es una moratoria ni nada parecido, es algo lógico para que la gente disfrute de la noche de fin de año y los hosteleros no se vuelvan locos a las doce de la noche poniendo carteles".
¿Está hablando en serio Grande?
"¿Para que la gente disfrute de la noche de fin de año?"
¿Cómo se puede tener tanta cara?
El daño ya está hecho. Muera la libertad de elección...
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