jueves, 16 de septiembre de 2010

Madurez cerebral desde el escáner

Se publica en ‘Science’ una investigación según la cual es posible deducir la madurez de un cerebro humano a partir de un registro de resonancia magnética funcional (functional connectivity MRI, fcMRI). Ese registro, en estado de reposo, permite calcular las correlaciones en la actividad espontánea de distintas regiones cerebrales.

El registro conlleva un breve periodo de 5 minutos durante el cual la persona permanece en reposo. Se registró a casi 240 individuos entre siete y treinta años de edad.

Mediante análisis multivariados de las señales BOLD (mutivariate pattern analysis) se pretende extraer patrones que señalan el nivel de madurez alcanzado por el individuo durante el desarrollo.

Se hizo una predicción sobre la madurez cerebral de cada individuo a partir de un índice de maduración de conectividad funcional. Este índice debería ser sensible a los procesos de incremento de la mielina y de poda sináptica con el aumento de la edad.

Las curvas de desarrollo observadas alcanzan su pico máximo a los 22 años de edad. A partir de ese momento se llega al nivel de asíntota (es decir, se deja de crecer cerebralmente).

La señal BOLD se obtuvo en 160 regiones de interés (ROIs) y se calcularon casi 13.000 correlaciones entre esas regiones.

Se observa que al comienzo del desarrollo existe una mayor conectividad regional a nivel local. El proceso madurativo reduce esa clase de conexiones locales y aumenta la conectividad entre regiones más distantes promoviendo una mayor distribución.

El siguiente paso consistió en agrupar las 160 ROIs en seis redes. Aunque las seis redes presentaron relevancia para la predicción de madurez, la más relevante correspondía a la corteza prefrontal anterior derecha, seguida por el precuneo.

Los autores sugieren que esta clase de registros funcionales en reposo pueden llegar a ser útiles para el diagnóstico preventivo.

Nico U. F. Dosenbach, et al. Prediction of Individual Brain Maturity Using fMRI. Science 329, 1358 (2010); DOI: 10.1126/science.1194144

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