Se publica en ‘Nature Neuroscience’ un
informe en el que se concluye que las diferencias de ingresos que separan a
las familias se asocian a las diferencias de estructura cerebral de sus
chavales, especialmente en niños cuyas familias se encuentran en desventaja
económica. Para llegar a esa conclusión estudian mas de 1.000 niños y
adolescentes de entre 3 y 20 años de edad.
Aunque hay precedentes que han
explorado las relaciones entre el SES y la estructura cerebral, virtualmente
todos ellos han considerado el volumen cerebral. En el informe que estamos
comentando consideran por separado el grosor de la corteza y la superficie de
esa corteza, debido a que en un sentido evolucionista, genético y según su
desarrollo durante el ciclo vital, deben distinguirse.
Mientras el grosor de la corteza
declina rápidamente durante los primeros años de la vida (aunque a distintos
ritmos), la superficie aumenta en ese mismo periodo. Las influencias genéticas
y no-genéticas son relevantes para comprender estos cambios que producen,
finalmente, el cerebro maduro del adulto humano.
Los autores introducen en la ecuación
la variable ‘inteligencia’, señalando que se ha relacionado con las
trayectorias de desarrollo del grosor y de la superficie cortical. Por ejemplo,
a los diez años de edad, los chavales más inteligentes tienen menor grosor y
mayor superficie que los menos inteligentes.
Los efectos del nivel de ingresos y
del nivel educativo de los padres se consideran por separado porque expresan
variables que deben distinguirse. Los ingresos pueden representar los recursos
materiales de los que puede disponer el chaval, mientras que el nivel educativo
de la familia puede modelar las interacciones padres-hijos.
El primer resultado es que el nivel
educativo de los padres se asocia a las diferencias medias de superficie
cortical de los chavales (Beta = 0.14). Regionalmente se observan varias
asociaciones significativas distribuidas por toda la corteza, aunque se subraya
que esas regiones contribuyen al lenguaje y las funciones ejecutivas,
incluyendo la capacidad visoespacial.
El segundo resultado es que las
diferencias de ingresos también se asocian a las diferencias de superficie
cortical (Beta = 0.18). También en este caso se observan resultados regionales
ampliamente distribuidos por la corteza.
El tercer resultado es el más
interesante porque se introduce en la misma ecuación el nivel educativo y los
ingresos. Solamente sobrevive este último (Beta = 0.10). Reconocen los autores
que pudiera darse el caso de que los padres con mayor nivel educativo tuvieran
mayores ingresos y que éstos permitiesen disponer de más y mejores recursos
para promover el desarrollo cerebral de los chavales. Por tanto, el factor
distal serían las diferencias educativas que separan a los padres de los
chavales.
Por cierto, el grosor de la corteza
no presentó asociaciones significativas con el nivel educativo o los ingresos
de los padres.
Finalmente se estudiaron las
relaciones entre el SES y una serie de variables cognitivas (atención, memoria
operativa y lenguaje) considerando la contribución de las diferencias en
superficie cortical. Los resultados fueron muy débiles en todos los casos.
En suma, las diferencias de nivel
educativo que separan a los padres se asocian linealmente a las diferencias de
superficie cortical que separan a los chavales. Además, las diferencias de
ingresos de los padres se asocian logarítmicamente con las diferencias de
superficie cortical que separan a los chavales. Este último resultado subraya
un mayor impacto sobre los chavales ubicados en las partes más bajas del
espectro socioeconómico.
Más allá de la simpleza de estos resultados,
los autores reconocen su ignorancia sobre las causas de la conexión entre el
SES y la estructura cerebral.
Naturalmente, esta investigación es
bastante inútil para responder la pregunta verdaderamente interesante: si
comparamos dos chavales criados por los mismos padres (y, por tanto, con el
mismo SES), pero solamente uno de ellos comparte parentesco genético con esos
padres, ¿serán más similares en las medidas de grosor y corteza que dos
chavales elegidos al azar de la población?
Es decir, sin un diseño genéticamente
informativo, encontrar una asociación entre SES y estructura cerebral no
resulta iluminador, no añade nada realmente interesante a lo que ya sabemos.
Así, por ejemplo, los chavales se
parecen intelectualmente a sus padres biológicos por razones genéticas.
Los hermanos adoptivos (quienes, obviamente, carecen de parentesco genético)
que han crecido juntos desde su nacimiento, se parecen intelectualmente tanto
como dos personas elegidas al azar de la población (es decir, cero). Un padre y
su hijo biológico dado en adopción al nacer (y, por tanto, con un nivel de
contacto nulo) se parecen intelectualmente tanto como la semejanza observada en
una familia estándar (es decir, como cuando ese padre cría a su propio hijo).
Estas cosas que ya sabemos sobre la variable
inteligencia llevan a pensar que la asociación encontrada en este informe entre
SES y estructura cerebral, desaparecería de haber usado un diseño genéticamente
informativo.
Los chavales más inteligentes, como
reconocen los autores, poseen mayor superficie cortical. Los chavales que
crecen en familias con mayor SES presentan mayor superficie, como se observa en
este estudio. Pero esos chavales y sus padres son, además, parientes. Solamente
eliminando de la ecuación ese parentesco podríamos averiguar si la relación
SES-estructura cerebral es genuina.
Seguiremos esperando.
Muchas gracias por los enlaces Mike.
ResponderEliminarEchadle un vistazo a estos análisis:
ResponderEliminarhttp://emilkirkegaard.dk/en/?paged=2
Es generoso, da los códigos en R, comparte las fuentes y ha creado una revista de Psicología Diferencial con revisiones públicas, impresionante, y solo con 26 años!
Saludos
Muchas gracias MA. Sigo a este elemento en Twitter y es bastante hiperactivo. Pero también interesante.
ResponderEliminarHiperactivo hasta me parece poco. Yo creo que además no duerme dado su nivel de productividad. Este es el vínculo a la revista abierta de Psicologia Diferencial en la que los artículos los revisan los lectores, tal y como os mencioné ayer, ¿funcionará este nivel horizontal de decisión para los artículos científicos?
ResponderEliminarhttp://openpsych.net/ODP/