lunes, 17 de noviembre de 2014

¿Una licencia para ser padres?

De cuando en cuando escuchamos noticias aterradoras sobre seres humanos que tienen hijos y cometen actos deleznables. No solamente sucede en casos de adopción. El parentesco genético no evita su presencia.

El último ha sido el caso de un niño hallado muerto junto a las vías del tren en el norte del España. Los padres, de origen gallego y marroquí, reconocieron los hechos y están actualmente siendo procesados.

La negligencia familiar posee efectos sociales altamente negativos, más allá del maltrato, del crimen.

El psicólogo norteamericano David T.  Lykken, redactó una propuesta de ley poco antes de su muerte. Y tuvo los arrestos para someterla a los gobernantes del Estado en el que residió la mayor parte de su vida, Minnesota.

Vivía preocupado por el incremento de la violencia en su país y estuvo dispuesto a ignorar la evidencia empírica a la que él mismo contribuyó con tal de intentar atajar el problema. Pero, aún así, esperó pacientemente a jubilarse, a convertirse en profesor emérito.

¿De qué se trataba?

Una licencia para ser padres.

Los datos que manejaba le llevaban a pensar que la negligencia durante los procesos de crianza facilitaba la aparición de las que los psicólogos denominan ‘personalidades antisociales’.

Sostuvo que una crianza negligente era más probable –y más probable significa que hay excepciones—cuando los padres:

-. Tenían menos de 21 años de edad.
-. No estaban legalmente casados.
-. No disponían de suficientes recursos económicos para el sostenimiento de la familia.
-. No estaban en disposición de contratar los servicios de un médico competente.
-. Habían sido condenados legalmente por algún delito.


Él, que había dedicado su vida académica al estudio de lo que sucedía cuando se comparaba a familias estándar con familias adoptivas, no dejaba de sorprenderse de que los organismos oficiales estuvieran obsesionados con garantizar la calidad de las familias adoptivas, y de que, a la vez, fueran absolutamente permisivos con las familias ‘estándar’.

Pensando en los niños, creyó que merecía la pena que las autoridades fueran sensibles a lo que los psicólogos podían decir al respecto. Y mantuvo con firmeza que, igual que existe una licencia para conducir o para poseer y usar un arma, la sociedad debía articular algún mecanismo para conceder o denegar una licencia revisable para ser padres.

En una familia en la que no se cumplen los cinco requisitos señalados, las probabilidades de que los chavales se metan en líos se multiplican, sostuvo el psicólogo de Minnesota. No podemos ni debemos seguir ignorando esta realidad, sobre la que tenemos una ingente cantidad de evidencia. Seamos honestos y pongámonos a mejorar las cosas.


La verdad es que no.

Una abrumadora mayoría de familias se ajusta bastante bien a esos cinco requisitos. Sin embargo, existe un segmento de la población que se aleja, en todo o en parte, de ellos. Es sobre esas familias sobre las que se concentra la propuesta de ley preparada por Lykken.

Nadie puede negar que ciertas familias sí que pueden dejar una huella indeleble en sus retoños. Y es sobre esas familias sobre las que se deberían centrar los esfuerzos, en igual medida que los médicos revisan con mayor regularidad a las personas con antecedentes familiares en determinados trastornos como el cáncer.


1 comentario:

  1. SÍ, SÍ, SÍ. Genial el post. Soy de la misma opinión que este Dr. Me saca de quicio que personas que podrían ser excelentes padres no puedan adoptar por detalles como no tener una casa en propiedad mientras que la que a los 25 años tiene 7 hijos (desnutridos/sin escolarizar/drogadictos/mendicantes) de varios padres distintos (muertos/presos/golpeadores/drogadictos/emparentados) y malviven todos de okupas en una barraca sin agua corriente ni luz, a esa gente no se le exige ni cuestiona nada porque son familia biológica?! WTF?!

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